miércoles, 4 de abril de 2012

DESDE MI TORRE: ¡ADIÓS A ANTONIO MINGOTE!


Como soy un amante de la radio y la tengo encendida por todas los rincones de la casa durante todo el día, me he enterado, nada más producirse, de la inevitable muerte del genial dibujante, académico y hasta marqués, Antonio Mingote. Hasta donde me alcanza la memoria, sé que he crecido con sus viñetas diarias en ABC, diario con el que ha colaborado, ininterrumpidamente, desde 1953, cuando yo tenía sólo cuatro años. Después, ya de mayor, me interesé por algunos de sus libros que son verdaderas joyas del humor y la ilustración, como "Historia de la gente", "Historia del traje", "Hombre solo" e "Historia del mus", aparte de deleitarme con muchos de los libros que ilustró, entre ellos uno de tema taurino, de Miguel Pérez Calderón, que es una auténtica delicia.

"Mingote" no hacía chistes: retrataba a la perfección a una sociedad tan variopinta como la española, tan dada al chiste oral, pero tan difícil de retratar con lápiz y rotulador por los muchos y discordantes perfiles que siempre ofrece. Más de un disgustillo le costó su independencia y, curiosamente, unas veces por personal de la derecha más conservadora, y otras por la izquierda más encanallada. Nadie como él supo meterse en la piel de sus paisanos para dar en la yema suave donde más duele a esta sociedad tan sensiblemente hipócrita.

No hace falta numerar aquí sus muchísimos e importantes premios, pero sí convendría apuntar que fue nombrado miembro de la Real Academia Española el año 1987, que recibió la Medalla de Oro del Trabajo en 1996, y que en el año 2010 la Comunidad de Madrid hizo lo propio con este catalán de Sitges que adoraba Madrid.

Siempre me parece que se produce una doble muerte cuando muere un artista. Tal vez tenga ese sentimiento por los pocos que nos quedan de su talla. Era, además, según dicen sus compañeros, y según se desprendía de su participación en el debate "El estado de la nación" del programa de Luis del Olmo, un hombre bueno, sereno, dadivoso y amigo de sus amigos.

Dios ha querido que viviera muchos años con una gran clarividencia y sin faltar ni un solo día a la cita con sus muchos lectores. A partir de hoy, cuando vayamos buscando su viñeta diaria, siempre nos acordaremos que ya no está con nosotros porque Dios ha querido llevarlo a su lado para que goce de la merecida eternidad.

¡Descanse en paz el gran hombre y artista que nos hizo pasar años tan felices con sus trazos cuajados de pura filosofía!


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