CRISTO DE LA SANGRE
Cómo, Señor, mi Dios, has permitido
que tu cuerpo haya sido maltratado,
y vilmente, mi Dios, crucificado
Tú, entre mofas maltrecho y ofendido.
Cuando te veo, Señor, tan malherido,
y pienso que al pecar yo te he clavado,
también en cruz de muerte, avergonzado,
quisiera en ella verme arrepentido.
Ni corona de espinas que ciñera,
ni clavos que en mi cuerpo yo clavara,
nunca por mucho y mucho que sufriera,
nunca, Señor, tu afrenta reparara,
a menos que yo en cruz también muriera,
y con mi sangre, ¡oh Dios! yo te enjugara.
Guillermo Buenestado León
"El Gólgota y Sevilla"
1969
No hay comentarios:
Publicar un comentario