sábado, 10 de marzo de 2012

DESDE MI TORRE: UNA MÁS DE LO MISMO


Por mucho que se empeñen en eliminar de nuestro vocabulario común dos políticas entrepuestas, encontradas, o desafiantes la una con la otra, en nuestro país siempre se le ha llamado a esto la izquierda o la derecha, por aquello de las tristes secuelas que dejaron para siempre, al menos hasta que se termine nuestra generación, un bando y otro, así tildados de por siempre y para siempre.

De nuevo la lucha de clases vuelve a las urnas y, antes de depositar el voto, a las calles, a las emisoras de radio, a la prensa y a las televisiones, cada una dejando su mensaje dependiendo, evidentemente, del medio en que se lea la campaña, se vea, o se escuche.

Hoy, los sindicatos de clase han propuesto una huelga general, y tal como está el patio no me parece lo más oportuno, ya que sus dirigentes son unos de los mejores vividores del país: tanto Méndez como Fernández Toxo, ricos por y del sindicato que representan con tanta humildad, pero con tan desorbitada avaricia. Manuel Torre, el genial cantaor, cuando le preguntaban de cante solía decir una frase que debería clavarse para la historia: ¡En esto, lo que hay que sabé es intinguí!. Y he cogido la práctica del maestro jerezano que desarrolló toda su vida cantaora en Sevilla y, muy concretamente, en los mesones trianeros: ¡En España, lo que hay que sabé es intingui! Lo que pasa, es que hay hay tantos golfos y ladrones de un lado y de otro, de la derecha y de la izquierda, que hay que ser un expertísimo Sherolck Holmes para saber quiénes son los buenos y quiénes son los malos, aunque en otra página de este mismo blog he dicho, en alguna que otra ocasión, que tan malo es fray Pablo como fray Pedro.

El PSOE ha dejado a Andalucía en la más deplorable de las miserias. Las cifras de lo índices marcan esta situación día a día. Somos, sencillamente, la última comunidad del país -siendo la más rica- y la que soporta la mayor cantidad de parados y de familias enteras que no tienen con qué alimentarse. Griñán dice lo contrario: ¡Esto es Jauja!, y lo peor es que a pesar de los EREs, de Ivercaria, etc., se lo cree. Javier Arenas -aún meritorio en esta plaza maestrante andaluza-, sabe lo que puede ganar y lo que puede perder. Si pierde, ya no se presentará jamás y, según él dice, tendrá que emigrar a Australia. Griñán, si no gana -lo que viendo lo subsidiado del voto del pueblo andaluz no lo tengo muy claro-, al fin y al cabo son sus primeras elecciones, pierde poco, aunque mucho el partido al que representa: el de los vividores y la mangoleta.

Los cajones de Palacio están vacíos. Se lo han llevado todo, y en eso está la jueza Alaya, a la que parece que de tanto trinca se le frena la faena. Yo lo comprendo. ¡Es que son tantos los ladrones que la labor de Zugasti fue un pasacalles ante lo que se ha tenido que enfrentar esta mujer!

Y, una más de lo mismo, todos tienen la llave para la felicidad y prosperidad de Andalucía, de esta tierra perforada por los ocho puñales de sus provincias. Vienen en busca del voto, pero no van a Valverde para convocar en los mítines a aquel alcalde que se gastaba lo habido y por haber, de las arcas públicas, en las excelentes señoritas (putas) de "Los Daneses" y en champán, Y no sacan a Viera ni a Guerrero, ni al propio Chaves. ¡Maricón quien no sea mudo!

Y los otros, los otros, los otros, los que nos queda: una rueda de repuesto con más pinchazos que las bicicletas de Luis Sandrini... Los otros, los que acaban de salir en el Poder central y ya han rebajado las pensiones, se meten con el tema del aborto -¿para cuándo va a ser la mujer totalmente libre?- y han hecho una reforma laboral para que los grandes empresarios se forren aún más.

Gatos y tigres se enfrentan para seguir viviendo como dioses a partir del día 25 de este mes. Nos van a inundar los oídos de bazofia, los buzones de basura propagandística, los cerebros de falsos mensajes y, una vez más -¿hasta cuándo?- el alma y el corazón de pena, el vientre de hambre, y el horizonte de negras tormentas sin futuro.

¿Y estos son nuestros políticos? ¿Merece la pena que nos desplacemos hasta nuestro próximo colegio electoral para llenarles sus ollas, comprarles sus coches de alta gama, vestirlos como los señoritos que son, y dejarlos que nos escupan durante cuatro años más, que nos arruinen nuevamente... y, cuando pase el ciclo político, una más de lo mismo?

Conmigo -con muchísimos palos ya en el lomo- que no cuenten.

2 comentarios:

  1. El meritorio la sensación que nos da a mi y a mis amigos y opiniones de alrededor es que no quiere tomar la alternativa. Que está asustado. Que no quiere responsabilidades. Que el paseillo si le gusta hacerlo, asomarse a la puertacuadrilla y sonreir a los foteros, pero una vez cambiada la seda por el percal meterse en el burladero, pasar desapercibido y desde allí dirigir la cuadrilla sin quitarse la montera. Ya en el hotel atender a todas las alcachofas campechanamente simpático y triunfador.

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  2. Querido Antonio: Lo has dibujado: ni más ni menos. Lo vi salir en un mitin de Falange Española del Teatro Lope de Vega hace muchos años, pero no tantos como para no acordarme. ¡Ya no sé que prefiero! ¿Hacemos un partido y vamos a por la Junta? Al menos, a nosotros, que siempre hemos puesto nuestras manos al servicio de los demás, no nos podrán poner de mangantes!
    ¡Vamos a por esta gentuza!
    Mi hijo -funcionario de prisiones en Sevilla- hoy tiene un cliente más. Me gustaría que llegasen al ciento.

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