DESDE MI TORRE: ELECCIONES

Esto de las elecciones tiene su morbo. Cuando llegan te enteras de que todos estos politicos te quieren y se preocupan por ti de una manera especial, se desviven por tus cuitas, por quererte hacer feliz la vida, por quitarte de tantos impuestos, por bajarte el precio de la gasolina, por darte casa, porque tengas una sanidad de lujo... Para vivir ellos como reyes, quieren que tengas una vida de esclavo con ciertas garantías.

Se ha muerto mi mujer, pero no me han escrito para darme el pésame. Estoy luchando con los bancos, pero no se han preocupado de mis problemas financieros. Se ha pasado mi santo sin una llamada o una postal de felicitación. He ido al médico y me han dado cita para una radiografía a treinta días, buscaba a mi alrededor, pero no estaban ninguno: ni los del PSOE, ni los del PP, ni los de IU, nadie. Pero ahora que están en juego su pan y sus prebendas, sus sueldos y sus comisiones, me llenan el buzón de basura con propuestas de cambios, me dejan mensajes en el móvil, me fastidian con esa furgonetas que pasan a cada instante por mi calle, me hieren desde las vallas publicitarias, y me prometen el oro y el moro en unas cartitas más trucadas que las de Juan Tamariz...

Me encantaría recibir cartas personalizadas cada semana del año que me digan que van a arreglar mis problemas, en las que juren no robar más, que la burocracia se va a terminar de una vez por todas, que España va a ser un país ejemplar y decente... Pero no, nadie escribe esas cartas si no es en vísperas de elecciones, en cuyas misivas me juran y perjuran que todo va a cambiar, que los brotes verdes ya están aquí, que esto es Jauja...

Que el señor Arenas, el señor Griñán y el señor Valderas le escriban a otros. A mí ya no vuelven a engañarme. A mí no tienen que ofenderme mandándome cartas que van directamente a la papelera. La única carta en la que creo es en la del paso de los días. Rajoy me ha roto el corazón con su reforma laboral, Griñán con los robos sistemáticos de Andalucía, y Arenas... ¿qué va a hacer si sale? ¿Van a convencerme a mi edad? A estas alturas, sólo puedo pensar que era honesta la carta que yo le escribía de niño a los Reyes Magos.