lunes, 12 de marzo de 2012

DESDE MI TORRE: 40 AÑOS DE CASADOS


Hace cuarenta años de esta imagen, cuarenta años. Nos habíamos prometido amor eterno ante la Señora Santa Ana, tal como hicieron mis padres y mis tíos delante del mismo altar y, como ellos, en ese día especial, nos rebosaba la felicidad por todos los poros. Por fin, después de más de siete años de novios, ya éramos marido y mujer. Yo tenía 22 años y un mundo por delante. Ella una ilusión sin límites. Era la mayor y única hembra de una familia de cuatro hermanos. Éramos niños cuando nos conocimos a través de unos ventanales que se enfrentaban en la barriada de El Tardón. Ella no paraba de limpiarlos a cada instante para mirar hacia mi ventana, y yo no paraba de asomarme a la mía para verla. Así empiezan las cosas. Y hasta ayer, hasta casi anteayer, hasta ese fatídico 30 del pasado mes de Enero en que Dios quiso robármela para siempre dejándome en la más infinita de las soledades. ¡Cuarenta años...! Cuarenta años de sacrificios para ir pagando poco a poco el piso, los muebles, la alimentación; para ver el nacimiento y la crianza de tres hijos hermosos de cuerpos y de alma; para recoger la cosecha de cuatro nietos; para contemplar que la vida, hasta mediados de Octubre de 1995, en el que le detectaron un cáncer de mama, había sido buena y generosa con nosotros. Cuando fríamente el doctor nos dijo el dictamen y que había que operar con urgencia, la única frase que se me ocurrió decirle a mi mujer fue: -¡Lola, esta batalla la vamos a ganar! Y la ganamos durante diez años... hasta el 2005, en que el enemigo agazapado en su cuerpo volvió a salir de sus trincheras para destrozarnos la vida. Estos últimos han sido siete largos años de decadencia física para ella y de agonía moral para mí. La veía decaer poco a poco y yo quería quitarle importancia dándole las mismas bromas de siempre y teniendo las mismas peleíllas nimias -Lupo y Chiara-. ¡La vida!

Hoy, cuando ya me falta, sólo quiero quedarme con lo mejor de ella, que fue todo, con su vitalidad y alegría, su ánimo y su esperanza, su esfuerzo mayúsculo ante las adversidades, y su sonrisa, su entrañable y comunicadora sonrisa. Ya no debo pensar en nada más. Cada día me trae en su afán los más entrañables recuerdos que vivimos juntos, los viajes, las muchas noches bailando boleros hasta el amanecer, las gloriosas navidades, las fechas señaladas... Cada día me trae su perfume, su voz mandona y sus sensibles besos. Ya nada es posible si no es en sueños.

Tal día como hoy de hace cuarenta años yo era un tío feliz esperando a mi novia, para hacerla mujer, ante la puerta alfonsina de Santa Ana. Hoy, cuando atravieso sus jambas, sólo su recuerdo me acompaña; un recuerdo que está tan metido en mí como la resina en la piel del pino, tan pegado como el corcho al cuerpo de la encina.  Hace cuarenta años yo era el hombre más feliz del mundo, y hoy, sin embargo, no puede comprender mi pena ni la métrica de una copla por seguiriya de mi barrio.

Por eso ayer, como a ella le hubiese gustado, cité a mis hijos con sus respectivas parejas y con mis nietos, y nos fuimos a almorzar todos juntos celebrando ese aniversario que, por poco, no hemos podido cumplir. Ni una lágrima y sólo risas entre nosotros, porque ella no quería tener a nadie apenado a su vera. Ella era nuestra fuerza, y por eso ayer supimos homenajearla de la mejor manera posible: estando toda la familia unida, aunque el luto vaya por dentro en cada uno de nosotros.


7 comentarios:

  1. Emilio, estos días que a cada instante vendrán los recuerdos, las ilusiones, las alegrías y las penas que vivisteis juntos...

    He decidido que te enviaba un video para que mires. Me inspira y me hace pensar en algo que tenemos en la infancia: Ilusión por hacer cosas, pasión para vivir...algo que aunque nos golpee la vida siempre tenemos que volver a buscar.

    Es el video de un gran pequeño inventor. Su imaginación, sus ideas, y aunque espere 20 errores de sus fallos, espera que alguna vez algo funcione.

    No viene hoy esto al caso, pero pienso que va bien recordar que hay muchas cosas aún por hacer, e ilusionarse.

    Un abrazo,

    cuidaros todos mucho.

    http://www.youtube.com/watch?v=0uDDEEHDf1Y&feature=youtu.be

    Ia

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  2. Gracias, Ia, por tus palabras de aliento y por el envío del vídeo. Sé que me quedan muchas cosas por hacer y que tengo que ilusionarme de nuevo. Me imagino que con el tiempo se irá suavizando este gran impacto.

    Un abrazo.

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  3. Tus tres preciosos hijos y tus cuatro muñequitos de carne, alma y besos te darán la felicidad que necesitas y que mereces. Luego, tienes hermosos recuerdos y mucho aún que regalarnos.
    Un fuerte abrazo.

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  4. Ya para regalar no estoy, Ángel. Se me han roto muchos esquemas con este desastre, aunque no tengo más remedio que apoyarme en mis hijos y en el deseo de ver crecer a mis cuatro nietos.
    Siempre lo he dejado todo a los designios de Dios.

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  5. ¿Y no es acaso un regalo este blog?
    Dos cosas más: Una: ¿Quién es el autor del dibujo? Y otra: ¿Eres tú o es el Emilito el de la foto...?

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  6. El autor del dibujo de la invitación fue Manuel Gandul, un excelente dibujante que fue compañero mío.
    La verdad es que Emilito y yo somos dos gotas de agua.

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  7. ...y si los hijos no se parecen un poquito a sus padres, mira que líos...

    http://www.taringa.net/posts/info/6436091/Vecinos_-hijos_-padres-y-viceversa.html

    Ia

    Aparecen más hijos.

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