Con este título y esta fotografía se publicó el 28 de marzo de 1977 este comentario en el diario "Nueva Andalucía":
De fortaleza no hay gran cosa en esa calle Fortaleza de Triana, porque, para empezar, el inmueble que soporta, ufano, el rótulo de la calle está que se cae de puro decrépito. Y hace tiempo, además, que admitió esa degeneración de la mampostería cegando la nobleza de unos arcos que, en su tiempo, tuvieron, sin duda, altos arrestos de armonía en el conjunto de una arquitectura que, a golpes de cemento y aluminio, está feneciendo.
(Texto y foto: Emilio Jiménez Díaz)
De fortaleza no hay gran cosa en esa calle Fortaleza de Triana, porque, para empezar, el inmueble que soporta, ufano, el rótulo de la calle está que se cae de puro decrépito. Y hace tiempo, además, que admitió esa degeneración de la mampostería cegando la nobleza de unos arcos que, en su tiempo, tuvieron, sin duda, altos arrestos de armonía en el conjunto de una arquitectura que, a golpes de cemento y aluminio, está feneciendo.
(Texto y foto: Emilio Jiménez Díaz)
Son las huellas del Arquillo; el último rincón de la Triana del XVIII. Su derribo fue un ataque frontal a la historia, una verdadera estupidez porque ni siquiera estorbaba a Sus Majestades los coches. Tirar por tirar. Qué pena...
ResponderEliminarNo estorbaba para nada y le daba cierto empaque a la calle. Pero la piqueta, como hoy, funcionaba a sus anchas. Tengo que poner algunas fotografías de cuando aún estaba en pie.
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