Si sacudes con fuerza de la Verdad el árbol,
verás caer un fruto que te dirá: "Lo mismo
es el hoy que el ayer. Los días primero y último
serán para nosotros exactamente iguales."
Omar Kheyyam
No, no es que la copa del pueblo sea distinta a la copa del alba, a la del mediodía del Ángelus, a la copa tabernaria o a la copa de todas las copas unidas en una borrachera notable. La copa del pueblo es la copla refranera de la que tanto gustaron nuestros padres y abuelos. Copa para beber a cualquier hora y en cualquier lugar: solo, con amigos, en tertulia o en normal compadreo de camino. Hay mucho de cultura y de sabiduría de la buena por entre medio de los refranes.
Una línea, un puñal que asesina finamente; dos, la muerte súbita. Para todos los órdenes de cosas hay una respuesta contundente y sabia. Filosofía parda y sociología heredada de vivencias son los bastiones de tanta rotundidad sin posibles respuestas en contra. Sentencias son, que no decires tontos; verdades como puños; aldabonazos broncíneos sobre puertas nobles; voz de un pueblo maduro que no entiende de filología y está divorciado, por desconocimiento grato, de la preceptiva literaria. Voz señera que sigue llamando pan al pan y vino al vino; voz más importante, sin duda, que la de la Real Academia y sus pupilos; voz clara, moralizante y moralizadora, que debe escucharse seriamente en cada giro para sacar con sobresalientes el curso de la vida.
El refranero es la mayor y mejor obra literaria sin autor, la Biblia de un pueblo que con sólo mirar al cielo adivinaba las cabañuelas, los levantes y el pedrisco; encontraba agua con la vara del zahorí; y con sólo mirar a una mujer, adivinaba el talante, la condición y la cualidad del alma. Hermosa y muy fecunda fuente es la del refranero para que todos bebamos de ella. Hay chorros para todas las bocas sedientas: el amor, el desamor, la juventud y la vejez, la bondad y la malintención, la sequía y el diluvio, el padre y la madre, la guerra y la paz, las cuatro estaciones del año y la estación última de la muerte, los ciclos del campo y del hombre, los amigos y los enemigos, los dadivosos y los usureros, los abeles y los caínes, los judas y los cristos, la vid y la espiga, el almendro y el algarrobo, el río y el arroyo, el sobrio y el borracho.
Decía José Bergua algo muy notable para volver a repetir por todas las geografías: "¡El pueblo! Gran artífice y señor, seguro venero del que ha brotado lo más hondo, lo más precioso de cuanto el hombre puede enorgullecerse. Él ha sido el padre de la poesía, de la filosofía, del conocimiento de todas las cosas; esos luminares que la fama nos legó, símbolos que jalonan la Humanidad, aprendieron del pueblo y en el pueblo su ciencia inimitable." Finalizaba con esta pregunta: ¿Hay algo más genuinamente propio del pueblo que los refranes?
Yo, sinceramente, creo que no. En cada refrán se condensa un mensaje cierto, cabal y extremadamente universalista. Es la vivencia diaria del hombre aprendida de otros como hecho irrefutable.
En el tomo de miles y miles de decires, no podía faltar el mundo del vino como cultivo, como fruto, como pasión del bebedor y como filosofía, así como consejos muy sabios de su uso y abuso. Por orden alfabético, unas doscientas copas vamos a llenar de nuestra cañera comunal en torno al vino:
- A catarro gallego, tajada de vino.
- A cena de vino, desayuno de agua.
- A la mañana el blanco y el tinto al serano.
- A los niños, los locos y los beodos, Dios los guarda a todos.
- A mala cama, colchón de vino.
- A tres veces bebido, envaina tu cuchillo.
- A vendimia mojada, la cuba presto aliviada.
- A vino de mal parecer, cerrar los ojos al beber.
- Acaba con vino puro si tienes indigestión y duerme con el jubón.
- Aceite, vino y amigo, en lo antiguo.
- Agua al higo y pera al vino.
- Agua de agosto, azafrán, miel y mosto.
- Agua por San Juan, quita vino y no da pan; por agosto, ni pan ni mosto.
- Al asturiano, vino puro y lanza en mano.
- Al buen amigo, con tu pan y con tu vino; y al malo, con tu can y con tu palo.
- Al catarro, con el jarro.
- Al cortar el pan y el vino echar, se puede ver quién nos quiere bien y quién nos quiere mal.
- Al diente, pino y vino y lino.
- Al enemigo, comerle el pan y beberle el vino.
- Al higo, vino, y al agua higa.
- Al moro negro, capirote colorado.
- Al pan, pan, y al vino, vino.
- Al pan, pan, y al vino agua, como dicen los taberneros.
- Al pie de la cama, ni el vino ni el agua.
- Al que va a la bodega, por vez se le cuenta, beba o no beba.
- Al viejo, el vino otra vez le hace niño.
- Amigo por amigo, el buen pan y el buen vino.
- Amigo viejo: tocino y vino añejo.
- Amor de ramera y vino de frasco, a la mañana dulce y a la tarde amargo.
- Antes pan que vino, y antes vino que tocino, y antes tocino que lino.
- Aunque tengo malas piernas, bien visito las tabernas.
- Beba la picota de lo puro, que el tabernero medirá seguro.
- Bebe poco y come asaz; duerme en alto y vivirás.
- Beber con medida, alarga la vida.
- Beber de codo y cabalgar de poyo.
- Casa en que vivas, vino el que bebas, tierras cuantas veas.
- Cávame en polvo y bíname en lodo y darte he el vino hermoso.
- Come bien, bebe mejor, mea claro, pede fuerte y cágate en la muerte.
- Come leche y bebe vino y hacerte has de viejo niño.
- Come por vivir y bebe por comer.
- Comer poco y beber menos, a la lujuria se le pone freno.
- Comer y beber, echa la casa a perder.
- Con brevas, vino bebas, y con higos, agua y vino.
- Con buen vecino, casarás tu hija y venderás tu vino.
- Con el buen amigo venderás tu vino y cogerás tu trigo.
- Con la ayuda del vecino se acaba más pronto el vino.
- Con las peras vino bebas, y tanto que naden las peras.
- Con pan y vino se anda el camino.
- Condición de buen amigo, condición de buen vino.
- Cuando atruena en marzo, apareja las cubas y el mazo.
- Cuando el sol está en León, buen pollo con pichón y buen vino con melón.
- Cuando el tabernero vende la bota, o sabe a pez o está rota.
- Cuando el viejo no puede beber, la fosa le pueden hacer.
- Cuando lloviere en agosto, no eches tu dinero en mosto.
- Cuando llueve en agosto, llueve miel y mosto.
- Dámela beoda, dártela he puta y ladrona.
- De persona beoda no fíes tu bolsa.
- De puta vieja y de tabernero nuevo, guárdenos Dios.
- Debajo de una mala capa se esconde un buen bebedor.
- Después de beber, cada uno da su parecer.
- Día de San Martino, todo mosto es buen vino.
- Dice Salomón: "Da vino a los que tienen amargo el corazón."
- Dijo el mosquito a la rana: "Más vale morir en vino que morir en agua."
- Dijo el tocino al vino: "Bien vengáis, amigo."
- Dijo la leche al vino: "Seas bienvenido, amigo, pero no uséis mucho este camino."
- Do entra beber, sale saber.
- Donde ajos ha, vino habrá.
- El agua como buey y el vino como rey.
- El aldeano, darte ha una taza de vino y beberse ha cuatro.
- El arroz, el pez y el pepino, nacen en agua y mueren en vino.
- El buen vino, para catador fino.
- El día de San Martino, prueba tu vino.
- El día de San Lucas, mata tus puercos y tapa tus cubas.
- El jarro nuevo, primero bebe que sus dueños.
- El juego, la mujer y el vino sacan al hombre de tino.
- El pez y el cochino, la vida en agua y la muerte en vino.
- El que va a la bodega y no bebe, burro va y burro viene.
- El que va a la bodega y no bebe, buena vez se pierde.
- El tinto de Cuacos; de Jarandilla, el blanco; de Pasarón, el clarete; de Jaráiz, de toda suerte.
- El tocino, y el vino, y el queso, y el amigo, añejos.
- El viejo y el horno por la boca se calientan, el uno con vino y el otro con leña.
- El vino alegra el ojo, limpia el diente y sana el vientre.
- El vino anda sin bragas.
- El vino de la pera, para mí sea, y el de la castaña, para mi compaña.
- El vino dicen que era de las mujeres, y lo trocaron con los hombres por los afeites.
- El vino en el jarro y no en el casco.
- El vino es la teta del viejo.
- El vino por el color, y el pan por el olor, y todo por el sabor.
- El vino que es bueno no ha menester pregonero.
- El vino que tarde hierve, hasta otro se detiene.
- El vino tiene estas tres propiedades: hace dormir y reír y los colores al rostro salir.
- El vino tinto quiere estar apretado y el blanco holgado.
- El vino comido mejor que bebido.
- En venta y bodegón, paga a discreción.
Y mañana, queridos amigos, otras cuantas copas más de refranes para abrir el apetito.
verás caer un fruto que te dirá: "Lo mismo
es el hoy que el ayer. Los días primero y último
serán para nosotros exactamente iguales."
Omar Kheyyam
No, no es que la copa del pueblo sea distinta a la copa del alba, a la del mediodía del Ángelus, a la copa tabernaria o a la copa de todas las copas unidas en una borrachera notable. La copa del pueblo es la copla refranera de la que tanto gustaron nuestros padres y abuelos. Copa para beber a cualquier hora y en cualquier lugar: solo, con amigos, en tertulia o en normal compadreo de camino. Hay mucho de cultura y de sabiduría de la buena por entre medio de los refranes.
Una línea, un puñal que asesina finamente; dos, la muerte súbita. Para todos los órdenes de cosas hay una respuesta contundente y sabia. Filosofía parda y sociología heredada de vivencias son los bastiones de tanta rotundidad sin posibles respuestas en contra. Sentencias son, que no decires tontos; verdades como puños; aldabonazos broncíneos sobre puertas nobles; voz de un pueblo maduro que no entiende de filología y está divorciado, por desconocimiento grato, de la preceptiva literaria. Voz señera que sigue llamando pan al pan y vino al vino; voz más importante, sin duda, que la de la Real Academia y sus pupilos; voz clara, moralizante y moralizadora, que debe escucharse seriamente en cada giro para sacar con sobresalientes el curso de la vida.
El refranero es la mayor y mejor obra literaria sin autor, la Biblia de un pueblo que con sólo mirar al cielo adivinaba las cabañuelas, los levantes y el pedrisco; encontraba agua con la vara del zahorí; y con sólo mirar a una mujer, adivinaba el talante, la condición y la cualidad del alma. Hermosa y muy fecunda fuente es la del refranero para que todos bebamos de ella. Hay chorros para todas las bocas sedientas: el amor, el desamor, la juventud y la vejez, la bondad y la malintención, la sequía y el diluvio, el padre y la madre, la guerra y la paz, las cuatro estaciones del año y la estación última de la muerte, los ciclos del campo y del hombre, los amigos y los enemigos, los dadivosos y los usureros, los abeles y los caínes, los judas y los cristos, la vid y la espiga, el almendro y el algarrobo, el río y el arroyo, el sobrio y el borracho.
Decía José Bergua algo muy notable para volver a repetir por todas las geografías: "¡El pueblo! Gran artífice y señor, seguro venero del que ha brotado lo más hondo, lo más precioso de cuanto el hombre puede enorgullecerse. Él ha sido el padre de la poesía, de la filosofía, del conocimiento de todas las cosas; esos luminares que la fama nos legó, símbolos que jalonan la Humanidad, aprendieron del pueblo y en el pueblo su ciencia inimitable." Finalizaba con esta pregunta: ¿Hay algo más genuinamente propio del pueblo que los refranes?
Yo, sinceramente, creo que no. En cada refrán se condensa un mensaje cierto, cabal y extremadamente universalista. Es la vivencia diaria del hombre aprendida de otros como hecho irrefutable.
En el tomo de miles y miles de decires, no podía faltar el mundo del vino como cultivo, como fruto, como pasión del bebedor y como filosofía, así como consejos muy sabios de su uso y abuso. Por orden alfabético, unas doscientas copas vamos a llenar de nuestra cañera comunal en torno al vino:
- A catarro gallego, tajada de vino.
- A cena de vino, desayuno de agua.
- A la mañana el blanco y el tinto al serano.
- A los niños, los locos y los beodos, Dios los guarda a todos.
- A mala cama, colchón de vino.
- A tres veces bebido, envaina tu cuchillo.
- A vendimia mojada, la cuba presto aliviada.
- A vino de mal parecer, cerrar los ojos al beber.
- Acaba con vino puro si tienes indigestión y duerme con el jubón.
- Aceite, vino y amigo, en lo antiguo.
- Agua al higo y pera al vino.
- Agua de agosto, azafrán, miel y mosto.
- Agua por San Juan, quita vino y no da pan; por agosto, ni pan ni mosto.
- Al asturiano, vino puro y lanza en mano.
- Al buen amigo, con tu pan y con tu vino; y al malo, con tu can y con tu palo.
- Al catarro, con el jarro.
- Al cortar el pan y el vino echar, se puede ver quién nos quiere bien y quién nos quiere mal.
- Al diente, pino y vino y lino.
- Al enemigo, comerle el pan y beberle el vino.
- Al higo, vino, y al agua higa.
- Al moro negro, capirote colorado.
- Al pan, pan, y al vino, vino.
- Al pan, pan, y al vino agua, como dicen los taberneros.
- Al pie de la cama, ni el vino ni el agua.
- Al que va a la bodega, por vez se le cuenta, beba o no beba.
- Al viejo, el vino otra vez le hace niño.
- Amigo por amigo, el buen pan y el buen vino.
- Amigo viejo: tocino y vino añejo.
- Amor de ramera y vino de frasco, a la mañana dulce y a la tarde amargo.
- Antes pan que vino, y antes vino que tocino, y antes tocino que lino.
- Aunque tengo malas piernas, bien visito las tabernas.
- Beba la picota de lo puro, que el tabernero medirá seguro.
- Bebe poco y come asaz; duerme en alto y vivirás.
- Beber con medida, alarga la vida.
- Beber de codo y cabalgar de poyo.
- Casa en que vivas, vino el que bebas, tierras cuantas veas.
- Cávame en polvo y bíname en lodo y darte he el vino hermoso.
- Come bien, bebe mejor, mea claro, pede fuerte y cágate en la muerte.
- Come leche y bebe vino y hacerte has de viejo niño.
- Come por vivir y bebe por comer.
- Comer poco y beber menos, a la lujuria se le pone freno.
- Comer y beber, echa la casa a perder.
- Con brevas, vino bebas, y con higos, agua y vino.
- Con buen vecino, casarás tu hija y venderás tu vino.
- Con el buen amigo venderás tu vino y cogerás tu trigo.
- Con la ayuda del vecino se acaba más pronto el vino.
- Con las peras vino bebas, y tanto que naden las peras.
- Con pan y vino se anda el camino.
- Condición de buen amigo, condición de buen vino.
- Cuando atruena en marzo, apareja las cubas y el mazo.
- Cuando el sol está en León, buen pollo con pichón y buen vino con melón.
- Cuando el tabernero vende la bota, o sabe a pez o está rota.
- Cuando el viejo no puede beber, la fosa le pueden hacer.
- Cuando lloviere en agosto, no eches tu dinero en mosto.
- Cuando llueve en agosto, llueve miel y mosto.
- Dámela beoda, dártela he puta y ladrona.
- De persona beoda no fíes tu bolsa.
- De puta vieja y de tabernero nuevo, guárdenos Dios.
- Debajo de una mala capa se esconde un buen bebedor.
- Después de beber, cada uno da su parecer.
- Día de San Martino, todo mosto es buen vino.
- Dice Salomón: "Da vino a los que tienen amargo el corazón."
- Dijo el mosquito a la rana: "Más vale morir en vino que morir en agua."
- Dijo el tocino al vino: "Bien vengáis, amigo."
- Dijo la leche al vino: "Seas bienvenido, amigo, pero no uséis mucho este camino."
- Do entra beber, sale saber.
- Donde ajos ha, vino habrá.
- El agua como buey y el vino como rey.
- El aldeano, darte ha una taza de vino y beberse ha cuatro.
- El arroz, el pez y el pepino, nacen en agua y mueren en vino.
- El buen vino, para catador fino.
- El día de San Martino, prueba tu vino.
- El día de San Lucas, mata tus puercos y tapa tus cubas.
- El jarro nuevo, primero bebe que sus dueños.
- El juego, la mujer y el vino sacan al hombre de tino.
- El pez y el cochino, la vida en agua y la muerte en vino.
- El que va a la bodega y no bebe, burro va y burro viene.
- El que va a la bodega y no bebe, buena vez se pierde.
- El tinto de Cuacos; de Jarandilla, el blanco; de Pasarón, el clarete; de Jaráiz, de toda suerte.
- El tocino, y el vino, y el queso, y el amigo, añejos.
- El viejo y el horno por la boca se calientan, el uno con vino y el otro con leña.
- El vino alegra el ojo, limpia el diente y sana el vientre.
- El vino anda sin bragas.
- El vino de la pera, para mí sea, y el de la castaña, para mi compaña.
- El vino dicen que era de las mujeres, y lo trocaron con los hombres por los afeites.
- El vino en el jarro y no en el casco.
- El vino es la teta del viejo.
- El vino por el color, y el pan por el olor, y todo por el sabor.
- El vino que es bueno no ha menester pregonero.
- El vino que tarde hierve, hasta otro se detiene.
- El vino tiene estas tres propiedades: hace dormir y reír y los colores al rostro salir.
- El vino tinto quiere estar apretado y el blanco holgado.
- El vino comido mejor que bebido.
- En venta y bodegón, paga a discreción.
Y mañana, queridos amigos, otras cuantas copas más de refranes para abrir el apetito.
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