Hoy no me molesten, dilectos amigos. Os lo pido por favor. Hoy me he sumado al carnaval de esta huelga general y ya hasta me he vestido para no desentonar en esa vorágine de pobrecitos paniaguados que buscan parar el país, como si no estuviese parado desde que un iluminado, de ancha es Castilla por Valladolid, llegase al poder para cargarse lo poquito que de bueno había.
Hoy no puedo estar al pie del ordenador, porque eso sería una forma de trabajar. Tengo que estar con el extremeño Cándido -aunque no será tan cándido cuando lleva 40 años sin doblarla- y con el gallego Fernández Toxo, que ha prometido que cuando muera va a donar la columna vertebral porque está níquel, totalmente nueva, como la de su compañero. No debo trabajar hoy. Debo asistir a la huelga, a esta comitiva ciudadana que han montado en memoria de las clásicas cabalgatas del Price. Hoy estoy hasta en huelga de pensamiento y no quiero que trabaje mi cerebro, porque eso sería como estar en contra del sistema, que ya quisiera Franco haber hecho un sistema tan férreo como éste.
Que nadie se quede en casa hoy, y si alguien se queda por algún impedimento grave, que dedique el día a leer las obras completas de fray Luis de León, que sabía mucho de estas cosas. Más que Carlos Marx, que era un alemán con barbas, como Cándido, pero más cándido que el de Badajoz. Yo tengo que estar en la calle, junto a las banderas de la hoz (oxidada) y el martillo (obsoleto, porque ya todos son neumáticos), junto a las siglas de Comisiones Obedientes y de la Unión General de Trincadores. Mi sangre trabajadora me lo pide, me convoca a unirme a los que me defienden, en connivencia con el gobierno, congelando las pensiones, haciendo más rico al rico y más pobre al pobre, quitándome de fumar, ensombreciéndome la vida, matando a miles de inocentes con unas leyes super avanzadas, subiéndome el Impuesto de Valor Atracador (que simulan como IVA), robándome a cara descubierta, interfiriéndose en cualquier opción particular que me asiste... No, no tengo más remedio que estar con ellos entorpeciendo el tráfico, poniendo silicona en las cerraduras de los comercios de los pequeños industriales, formando piquetes, al más puro estilo dictatorial, para que los imbéciles que quieran ejercer su derecho al trabajo no puedan hacerlo y, además, les cueste el dinero por gilipollas.
¿Nadie se da cuenta de que ésto es lo correcto? ¿Se van a equivocar el Méndez y el Toxo, que viven de puta madre a costa de todos? Hoy, amigos, todos a secundar la huelga, a pintar paredes y cristales de escaparates, a increpar a los grandes almacenes, a violentar los polígonos de honradas empresas, a joder la marrana, a gritar consignas pareadas que parecen el estribillo de unas "sevillanas", pero sin "ángel".
A mí, por favor, que nadie me moleste hoy, porque repito que estoy de huelga y me ha costado un dinero el disfraz. Hoy no es día de huelga general. Febrero, tan loco, se ha adelantado unos meses en España y hoy es el día grande de Carnaval, ese carnaval tan chapucero que lo forman dos locos para que los demás compongan la comparsa.
Hoy no puedo estar al pie del ordenador, porque eso sería una forma de trabajar. Tengo que estar con el extremeño Cándido -aunque no será tan cándido cuando lleva 40 años sin doblarla- y con el gallego Fernández Toxo, que ha prometido que cuando muera va a donar la columna vertebral porque está níquel, totalmente nueva, como la de su compañero. No debo trabajar hoy. Debo asistir a la huelga, a esta comitiva ciudadana que han montado en memoria de las clásicas cabalgatas del Price. Hoy estoy hasta en huelga de pensamiento y no quiero que trabaje mi cerebro, porque eso sería como estar en contra del sistema, que ya quisiera Franco haber hecho un sistema tan férreo como éste.
Que nadie se quede en casa hoy, y si alguien se queda por algún impedimento grave, que dedique el día a leer las obras completas de fray Luis de León, que sabía mucho de estas cosas. Más que Carlos Marx, que era un alemán con barbas, como Cándido, pero más cándido que el de Badajoz. Yo tengo que estar en la calle, junto a las banderas de la hoz (oxidada) y el martillo (obsoleto, porque ya todos son neumáticos), junto a las siglas de Comisiones Obedientes y de la Unión General de Trincadores. Mi sangre trabajadora me lo pide, me convoca a unirme a los que me defienden, en connivencia con el gobierno, congelando las pensiones, haciendo más rico al rico y más pobre al pobre, quitándome de fumar, ensombreciéndome la vida, matando a miles de inocentes con unas leyes super avanzadas, subiéndome el Impuesto de Valor Atracador (que simulan como IVA), robándome a cara descubierta, interfiriéndose en cualquier opción particular que me asiste... No, no tengo más remedio que estar con ellos entorpeciendo el tráfico, poniendo silicona en las cerraduras de los comercios de los pequeños industriales, formando piquetes, al más puro estilo dictatorial, para que los imbéciles que quieran ejercer su derecho al trabajo no puedan hacerlo y, además, les cueste el dinero por gilipollas.
¿Nadie se da cuenta de que ésto es lo correcto? ¿Se van a equivocar el Méndez y el Toxo, que viven de puta madre a costa de todos? Hoy, amigos, todos a secundar la huelga, a pintar paredes y cristales de escaparates, a increpar a los grandes almacenes, a violentar los polígonos de honradas empresas, a joder la marrana, a gritar consignas pareadas que parecen el estribillo de unas "sevillanas", pero sin "ángel".
A mí, por favor, que nadie me moleste hoy, porque repito que estoy de huelga y me ha costado un dinero el disfraz. Hoy no es día de huelga general. Febrero, tan loco, se ha adelantado unos meses en España y hoy es el día grande de Carnaval, ese carnaval tan chapucero que lo forman dos locos para que los demás compongan la comparsa.
¿Quién va a hacer huelga de trabajo si España entera está en el paro?
Lo más dramático de todo esto es que los derechos de los que no queremos hacer huelga se ven pisoteados por esos mal llamados piquetes informativos. Las entradas a las grandes obras -de las que cada vez quedan menos en España-, las entradas a los poligonos industriales y las técnicas mafiosas enpleadas en las grandes ciudades con el sector de transporte público, harán que las cifras de paro sean considerables.
ResponderEliminarEsto es Carnaval, como yo digo. ¿Pero qué huelga con unos sindicatos que están subsidiados por el propio gobierno? A eso le llamo yo "paripé", como puede leerse también hoy en la columna de Paco Robles y en la de muchos periodistas más.
ResponderEliminarEl país está como para una huelga general...
Chapó, Emilio. Una pluma que no tiene nada que envidiar a ningún articulista del momento.
ResponderEliminarMuy bueno lo de Comisiones Obedientes y de la Unión General de Trincadores.
A pesar del corte de carretera a la altura de Torreblanca he conseguido llegar al trabajo.
Durante la hora que nos han tenido esperando reflexionaba, de nuevo, sobre mi juventud, sobre la ruina de mi carrera y mi trabajo en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y sobre los siete meses de carcel (En dos veces) por delitos exclusivamente de libertad de expresión, y concluyo diciendo como algunos que apoyaron inicialmente la república "no es esto".
Habrá que decir como unamuno a Millán Astray: Vencereis pero no convencereis".
Sigo creyendo, como Cervantes en el Quijote, que el bien más preciado del hombre es su libertad, entendida no precisamente como libertad física de movimiento.
José Muñoz Entrena
Aquellos que nos hemos jugado parte de nuestra vida por las libertades, ahora las tenemos más coartadas que nunca. A este país no hay quien lo entienda. No me extraña que lo mejorcito nuestro se exiliase.
ResponderEliminarGracias por la lectura.
Amigo Pepe, qué alegría leerte en este blog del que eres lector habitual. Hoy, de nuevo, es un día triste para los que sentimos y amamos la Libertad y como cantaba La Lupe un "Puro Teatro".
ResponderEliminarYo me quedo con Fray Luis de León del que os dejos estos versos de su conocida oda "Vida Retirada":
"Un no rompido sueño,
un día puro, alegre, libre quiero;
no quiero ver el ceño
vanamente severo
de a quien la sangre ensalza o el dinero"
¡Qué tengáis un buen día!
Hoy he estado comprando unos zapatos en El Corte Inglés, con dos cojones. En mi cara se podía ver que era imposible pararme para que no entrara. El capitán Alatriste de Reverte sería demasiado blando ante mi expresión de dureza a esta comparsa de niñatos, a los que me he enterado que pagaban hoy 8.000 pesetas más el bocata. No tenían más de 17 años. Si este es el sindicalismo obrero español, lo menos que tienen que hacer el Cándido Méndez y el Fernández Toxo es irse a la mierda, aunque me temo que se irán forrados de millones. ¿Dónde quedó la serenidad y hombría de Marcelino Camacho?
ResponderEliminarEsta noche, seguro que cenan los dos con el Presidente en la Moncloa o en "Lucio". ¡¡Carnaval, carnaval!!
¡Qué pena da todo...! ¿Qué camino es el que hay que tomar para no hacerle el juego a los que tienen la culpa de todo...?
ResponderEliminarPues participar, Ángel, mojarse hasta salir embarrado de la refriega. Hablar criticar, no callarse. La palabra es el único arma que tenemos los hombres de buen corazòn y de mirada cierta. Lo demás, por muchas vueltas interiores que queramos darle, sólo se define como cobardía ante los acontecimientos.
ResponderEliminar¿Quién ha puesto en mi blog -que es el vuestro- una palabra discordante a la huelga?
No nos quejemos cuando no tenemos el valor de quejarnos.
Es que yo estoy de acuerdo con la huelga, porque no son de partido de izquierda las medidas tomadas para enmendar el mal camino de la economía; camino en el que nos han metido los poderes financieros. Ahí está la madre del cordero, no en la huelga. ¿Y quien le mete mano al cuello de tal cordero? A esa huelga sí me apunto. Cuando se organice una contra la Banca ahí estaremos: Zapatero=Rajoy, monigotes de los grandes poderes. Hay que cambiar el mundo y hay que empezar manifestarse ya...
ResponderEliminar¿Es esto mojarse...?
Esta huelga ha tendio de seria lo que yo con estos abalorios que me he puesto en la fotografía.
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