domingo, 18 de febrero de 2018

DESDE MI TORRE: EL LÍO DE LA "MADRUGÁ"


Ya he comentado muchas veces en estas mismas páginas que no soy semanasantero, y de verdad que lo siento siendo sevillano por partida doble: por trianero y sevillano de fe, nacido a cincuenta metros de Santa Ana y a la misma equidistancia de la capilla de la Esperanza. He expresado mis motivos para que esto haya sido así: la demasiada religiosidad de mi padre, que me obligaba a asistir a triduos, quinarios, actos de Cuaresma, misas, rosarios eternos y un largo etcétera que me fue conformando en este estado de apatía hacia estas manifestaciones. Como artista que he sido -ya sólo soy ex de todo-, me encantan los oficios que han hecho grandes a las hermandades: plateros, bordadores, orfebres, tallistas, doradores, vestidores..., pero no toda la parafernalia que acompaña a las procesiones, no ya sólo en la Semana Santa -que sería lo lógico-, sino todos los días del año entre procesiones conmemorativas, viacrucis, traslados, coronaciones...

La "madrugá", que siempre ha sido un espectáculo de fe, también de apasionamiento y de borracheras múltiples -hay que seguir releyendo a Núñez de Herrera-, de siempre ha sido la gran noche de Sevilla en todos sus puntos cardinales, y los sevillanos siempre se han comportado con el señorío que siempre nos ha caracterizado: la fe, la seriedad y la devoción han estado durante siglos muy por encima del espectáculo.

En el 2000 las cosas se torcieron, y unos golfos, poniendo en marcha esa cosa, tan moderna como desagradable, de un juego de rol, la liaron parda. El pasado año volvió a ocurrir, aunque las autoridades salieron pronto a defenderse para aliviarse de sus responsabilidades. En los prolegómenos de esta nueva Semana Santa, el Consejo Superior de Hermandades y Cofradías se ha reunido unas cuantas veces, en jornadas interminables, para estudiar qué solución de le da a la "Madrugá": cambios de itinerarios, de horarios, inclusión de GPs, vallas antivandálicas, cierre de bares... Total, que lo mejor, a quienes les guste, es ver la "Madrugá" por Canal Sur. Es una tontería salir a la calle para que puedas llevarte un sofocón, cuando no un botellazo o un guantazo de estos niñatos.

No recuerdo si se lo leí al maestro Burgos hace un par de días que las hermandades (cofradías) deben poner un numerus clausus para los nazarenos. Lo apoyo en su idea. Pocas procesiones tienen menos de mil nazarenos y, las más famosas, llegan a cerca de tres mil. ¿Comprendéis ahora cómo me agobian estas cosas?

Pues nada, amigos, que antes, en mis tiempos de joven ir a la "Madrugá" era un gozo -lo que es la edad-, y ahora es un martirio para todos, hasta para los jóvenes.


2 comentarios:

  1. Hola Emilio, he subido a tu torre para decirte que en lo básico comparto tus criterios y eso no tiene ná de raro.
    La Semana Santa sevillana tiene un amplio abanico para disfrutarla, al margen si se es creyente o no.
    Tienes razón, hace dos décadas, (en mi caso), La Semana Mayor la podíamos vivir de otra manera, motivación y signiicado diferentes, a mis "taítantos" años hoy la veo similar como tú. Tenemos un "filtro" en la frente y eso quiere decir algo...

    Me honrro de ser comentarista de tu dignisímo blog en exclusiva, es un privilegio que usaré hasta que me eches, jeeeeeee...
    Enga, un abrazo con un cafelito y unos pestiños hechos por una menda.

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  2. Básicamente te tiene que gustar, y yo la he disfrutado mucho en mis tiempos jóvenes, ya que te daba una oportunidad para estar más tiempo con tu novia y con tus amigos. Yo no soporto las bullas ni la masificación y cada día la Semana Santa está más masificada.
    Te voy a tener que hacer una ficha como exclusivista del blog, lo cual te agradezco.
    Un abrazo.

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