Este gobierno, aún estando en "funciones" para lo que le interesa, se equivoca más que una pobre vieja tuerta haciendo punto. La que ha liado con lo de las banderas, prohibiendo la presencia de la llamada "estelada" en la final de la Copa del Rey del próximo domingo, es una barbaridad. Por supuesto que no sólo para mí, que entiendo poco o nada de derecho constitucional, sino para los más prestigiosos juristas sobre el tema, los mejores intelectuales y los más serios políticos, a los que he escuchado hoy en varias emisoras, algunas, todavía, muy partidarias del régimen anterior, que más o menos viene a ser lo mismo del que hoy tenemos "funcionando", aunque debería estar mejor callado.
Son ellos los que ponen el barril de pólvora y encienden la mecha. ¿Qué importa una bandera catalana -constitucional-, o una bandera andaluza -constitucional-, o la de este país de locos que es España? ¿Por qué no se ha metido jamás el PP cuando sus acólitos salen en multitudinarias manifestaciones con la bandera del águila franquista -inconstitucional-, de tan ingratos recuerdos?
Si el gobierno no tuviese esa inclinación constante de prohibir y prohibir y prohibir, nada hubiese pasado. Con el silbato del árbitro se acaban todas las ideologías. Pero nada, se empeña en meter la pata allí donde no existe problema alguno. Así les va a esta gente que aplauden al "pollo" mientras condenan a una bandera que, además, tiene los mismos colores de la de este país que cada día, por ellos, por sus intereses, se está enfrentando de nuevo.
Ante tantas meteduras de pata, siempre es mejor retirarse a tiempo.
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