miércoles, 17 de septiembre de 2014

DESDE MI TORRE: CUANDO GRITAN LOS SILENCIOS


Nuestro presidente, el señor Mariano Rajoy, está más callado que una puta en Cuaresma en los horribles tiempos de la santa Inquisición, cuando te torturaban y te quitaban de en medio -la Iglesia ha sido siempre así de caritativa y tolerante- por cualquier tontería de desafección al régimen cristiano. Más o menos como ahora, pero con más mala leche. Pero no nos metamos con la Iglesia, que ya veladamente nos lo advirtió Cervantes en su obra cumbre. En este día que se nos ha presentado típicamente otoñal, a pesar de no haber empezado aún su ciclo, la ciudad en la que habito parece todavía más silenciosa que de costumbre, tan senequista ella, la Alemania del sur, como así la definiera mi amiga periodista Estela Zatania. Y cuando esto pasa también rebusco en mis silencios y me saltan los gritos detrás del pensamiento. Quizás sea la edad, esa falta de futuro que te vuelve quisquilloso y que sientes que no se arregló a lo largo y ancho de los días de tu vida. Siempre vivimos con un ¡ay! amargo en la boca, con un pellizco en el alma, con un trote de injusticia en los ríos del corazón. El hombre -no sé si alguien lo dijo- es el mayor y más fiero lobo contra el hombre. Es imposible, así parece, el entendimiento, la paz y la cordialidad, el amor y la entrega entre iguales. Sólo vale el Poder, la gloria que llegará a ser efímera, y el dinero que tampoco es eterno.

En España -todavía se llama así, gracias a quien sea-, los silencios del gobierno y de todos los que nos representan muerden y gritan pidiendo algo más que caridad. Queremos leyes que vayan en favor del pueblo y no al contrario; políticos honestos que no metan sus manos en las arcas del Estado; jueces que ejerzan como tales -ciega representan a la Justicia- y no como abanderados de siglas partidistas; queremos que la Iglesia pague todos sus impuestos de patrimonio dando ejemplo y sumándose a la Constitución en materia laica; queremos gobernantes progresistas y no carcamales que impiden el aborto aún sabiendo que el hijo que va a nacer lo hará lleno de taras; queremos que nos gobiernen gente con ideas claras y no los herederos de aquellos que ya gobernaron en tiempos de nuestros padres; queremos una España llena de trabajo y en la que el paro llegue al índice cero; sueldos dignos; cárcel para todos -y dinero devuelto- para los que quisieron estafar a esta única e indivisible Comunidad, pertenezca o no a la Casa Real, al PP, al PSOE o a cualquiera de los partidos; necesitamos y pedimos claridad, que no se nos tome por tontos un día sí y el otro también... ¿Es tan difícil?

Cataluña se sube a las barbas del Gobierno y de la propia Constitución. Rajoy guarda demasiado silencio sobre el tema, siempre diciendo, tímidamente, que no se celebrará la convocatoria. Mas nunca nos informa de qué hará. Y los silencios gritan y gritan cada vez con más fuerza. Se sabe que las autonomías han sido el cáncer de este país, un cáncer que avanza por día en una metástasis imparable, pero nadie toma buena cuenta de ello, nadie se atreve a meter el diente. Lo que importa es mantenerse en la poltrona. Se ocultan casos muy graves de corrupción -de una mano y de otra mano- dejando reposar el caso hasta que prescriba. Se afora a cualquier abogadillo de tercera que ha llegado a las minas de Salomón de la Política. Se desahucian a los desheredados por culpa de unas leyes nefastas. Se roba al pobre y se prima al rico. ¿No es para echarse a llorar?

Los silencios gritan, y fuerte, y mucho, aunque los políticos no quieran escucharlos. Algunas veces, y eso que el pueblo español es muy contenido, también los silencios pueden convertirse en revoluciones. Eso es lo peor. Y eso, tan próximo, me da miedo.

4 comentarios:

  1. Incisivo y justo y con estupenda literatura política. Comentario digno del mejor periódico.

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  2. Nos tienen acribillados, Ángel. Nos persiguen, nos acosan, quieren hacernos tontos de remate. Y yo, como tú, que ya tenemos menos futuro que pasado, no puedo callarme, ni debo callarme para educar a mis nietos en el baremo de las injusticias. Son unos cabroncetes que quieren amargarnos la vida. Antes de que lo consigan es justo de que yo se las amargue a ellos.

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  3. Gran exposición del panorama político actual. Retrotraer las competencias de las comunidades y suprimir las Diputaciones debe hacerse un hecho para evitar las corruptelas y los amiguismos

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  4. Gracias a los dos, por lo menos ya sé que no estoy solo en este tema.

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