Como si fuese poca la tristeza del país por aquello de la economía desastrosa, cada paso que da el gobierno es para restar libertades a los ciudadanos, para poner mordazas a sus pensamientos y puntos en la lengua del pueblo, para fustigar a quienes no tienen nada -sólo la protesta- y a los que piden justicia. El último paso retrógrado de este PP, incansable en hacernos la puñeta, es la de llevar adelante un nuevo proyecto de represión propia de aquel régimen que conocimos los que tienen mi edad. Anteayer lo dijo Rajoy textualmente: que "promete traer de vuelta la España que todos queremos". Posiblemente lo traicionó el subconsciente, porque la España que queremos todos es la del progreso, la del trabajo bien remunerado, la de las libertades de expresión y asociación, la España democrática por la que votamos cuando aquel fraude de una Constitución que sólo habita en los papeles, que no se cumple, y que dictaron los llamados "padres de la patria", cuya denominación ya nos atufa y nos lleva a tiempos afortunadamente idos. Esa es la España que queremos todos: la de la libertad que hace dos siglos se instauró para toda España desde Cádiz, pero no la de la patada a la puerta que dictó el electricista Corcuera, no la de una ley para ganar la seguridad de la calle -como si todos fuésemos unos vándalos-, no la de la prohibición de fotografiar a la policía cuando se pasa de gordo aún en tiempos democráticos (?), no la de prohibir manifestaciones, más que merecidas, ante las puertas del Congreso de los Desahogados o ante las del Senado, desayunado y almorzado a costa del erario, ni la que quiere multar a la juventud botellonera con multas que van de 30.000 a 600.000 euros, teniendo que abonar los padres los desperfectos que ocasionen sus hijos, unos hijos que están en el paro, que no ven salida a sus aspiraciones, que están abocados a ser unos desgraciados hoy, mañana y siempre. ¿Por qué no se puede multar al Estado por tanta dejación de responsabilidades con la referida Constitución en la mano?
Mal están los tiempos para esa nueva ley orgánica de Seguridad Ciudadana, y muy mal le va a venir al ecuador de ese partido la aprobación de la misma cuando sabe por la voz del pueblo que está más cuesta abajo que la de Castilleja viniendo de Huelva.
Prohibido fumar, prohibidas las aceiteras en los bares, prohibido... Ya mismo tenemos una nueva Brigada Político-Social , una nueva Gavidia, unos nuevos sótanos en la Puerta del Sol, unas nuevas dependencias de tortura en Vía Layetana..., y, por decir lo que escribo en estas páginas, ya mismo me encuentro sentado en el banquillo del, hasta ahora extinto, Tribunal de Orden Público, el terrorífico T.O.P. del Palacio de las Salesas de Madrid (1963-1977), por el que pasaron importantes amigos escritores sevillanos.
Ricky Martin cantaba que un pasito p'alante y un pasito p'atrás. En nuestro país, tan especial, como es totalmente diferente a los demás, y de tantos contrastes, damos uno al frente y dos, o tres, o quinientos atrás, pasamos del blanco al negro de la noche a la mañana, bailamos a trompicones, trastabillamos, nos caemos, pisamos al contrario..., y así nos va. ¿No aprendieron nuestros políticos -que eran tan jóvenes o más que yo en aquel maravilloso 1968 francés- que estaba prohibido prohibir? ¡Que espabilen si no quieren verse en las urnas sólo con las papeletas de las rifas de cestas de Navidad, y sin ningún voto!
Emilio, comparto cuanto dices. La "marcha atrás" que esta gente le han puesto a locomotora del progreso no hay quien la pare. Lo peor: la generación de nuestros hijos, que muchos alcanzarán la edad de jubilación sin haber podido trabajar. En fin, "nos queda la palabra" (no sé por cuanto tiempo) y, a nosotros, nos queda nuestro cante. Un abrazo
ResponderEliminarDe nuevo, don Emilio, gracias por expresar con tanta claridad esos sentimientos que tantos compartimos.
ResponderEliminarAsi nos vamos a ver como no espabilemos. Estupenda reflexión como siempre, fiel retrato de la realidad que tenemos. Una vuelta atrás que nos lleva a tiempos que parecían superados. Lástima. Un abrazo.
ResponderEliminarQuerido Andrés: Ni tú ni yo podíamos pensar en aquellos años que vivimos estos recortes de libertades en plena Democracia (?). O lo peor es lo que dices: que esta locomotora neofascista no hay quien la pare. En vez de reflejarse en la velocidad moderna del AVE caminan hacia las locomotoras del mineral de Nerva, la tierra de mi abuelo paterno.
ResponderEliminarNuestros hijos, nuestros nietos... ¡qué pena! Pero nos quedan las palabras y las ideas, las únicas que no pueden arrebatarnos a no ser en el triste paredón de un cementerio. No creo que llegue el caso, Jamás aprendió esta gente de la voz libertadora y liberadora de los poetas. A nosotros, al final siempre nos quedará el cante, aunque sea una carcelera en el penal del Dueso.
Estimado Juan: no me llames de don que me hace muy viejo y, además, no me merezco tal título. El pueblo se lo puso a don Antonio Chacón y a don Antonio Mairena, y todo lo que venga del pueblo es sabiduría en estado neto.
ResponderEliminarGracias a ti, y a amigos como tú, que tenéis la paciencia de leer estas inconformidades de hoy, subo cada día a nuestra "torre" para vocear desde ella las cosas que nos lastiman.
Un cordial saludo.
Cada día será peor si no se unen las voces. Hoy ya han dado marcha atrás al proyecto de esta ley que quieren hacer orgánica, aunque de todo punto es sólo administrativa. La dejan para el próximo "Viernes de Dolores", es decir, para el viernes que viene. Tienen miedo de que el pueblo les pueda hacer algo. ¿Cómo se contrarresta este medio? Pues como saben hacerlo, metiendo por ley miedo al personal, ni más ni menos que lo que hizo Franco, aunque en ella no se hable de ejecuciones sumariales. ¿Dónde está esa unidad, dónde las voces...? Es lo que hace falta. Cuando uno pierde el miedo impuesto, el miedo no existe.
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