Esta viñeta de "Puebla", publicada en el diario ABC de hace apenas tres días, vale por mil artículos. Mi aplauso sincero para el dibujante por la genialidad de esta crítica gráfica que casi me deja sin palabras para fabricar la mía a este "desgobierno" nuestro que intenta gobernar a la gente sensata que no pasa por ninguna aprobación de la tortura gratuita sea de la etnia que sea. No se puede mantener el señor Jorge Fernández Díaz en el ejercicio como Ministro del Interior con sarcasmo tan tétrico como que las concertinas -que así se llaman a estas cuchillas criminales- sólo causan heridas de carácter superficial. ¡De auténtica vergüenza!
Este PP-como antes el PSOE, para igualar la balanza, porque lo mismo me da un partido que otro- jamás dará al brazo a torcer para admitir que todas las políticas que está ejercitando -desde la jocosa de las aceiteras de bares y restaurantes, hasta esta criminal de la valla de Melilla- actúa con un auténtico despropósito y un acercamiento a un fascismo, puro y duro, llamado "dictablanda" en la época de Primo, que ya, por fortuna, creíamos finiquitado. Estimo que el tener que poner estas vallas "disuasorias" sólo obedece a un fracaso de inteligencia política. No hacen falta vallas, y menos con concertinas sangrantes, hace falta diálogo serio y contundente entre los dos países. Marruecos -el país hermano, según don Juan Carlos-, como Gibraltar -es decir, la Corona inglesa-, se están riendo de España cada vez que les viene en ganas, y todo porque somos, y debemos admitirlo, un país frágil gracias a nuestros políticos, más atareados en sus riquezas personales que en convertirlo en un lugar serio y con prestigio a nivel europeo y, por supuesto, a escala internacional, un país en el que pudieran haber gobernado los cántabros Hermanos Tonetti con más seriedad que nuestros mandamases actuales.
Como no sabemos gobernar, como nuestros embajadores se dan contra un muro, porque no saben cómo se puede poner a Marruecos en su sitio, este rey vitalicio que es Mohámed VI -como siempre han hecho sus antecesores- no sólo nos envía por miles a sus vasallos camino de la muerte en barcazas y pateras, sino que se ríe a mandíbula batiente de una Comunidad Europea que no existe para estos problemas, y de un Rajoy que, tras sus lentes, siempre mira para otro sitio. Querer cortar el paso de la frontera de Melilla, es legítimo, como legítimo es poner todas las garantías posibles para que los presos no se escapen de un penal. Pero cuando el problema es de que a este señor le da igual ocho que ochenta, el gobierno español debe solucionar el tema con las leyes internacionales en la mano, si es que existen, que lo dudo, pero jamás poniendo concertinas en las vallas en las que mueren, para vergüenza de la humanidad, o en las orillas de las costas andaluzas, cientos y cientos de personas todos los años, aunque el ministro de turno diga lo contrario.
Ante la indignación general de lo que ha dicho el Ministro del Interior, él mismo ha confesado que para tranquilidad de España, y para demostrar que estos elementos de aluminio y acero sólo causan "heridas de carácter superficial", porque es que, al parecer, están fabricados de goma, por aquello de disimular, trepará la valla el próximo 28 de diciembre. ¡Lástima que ese día sea el de los llamados Inocentes, como inocente es el pueblo español y, aún más, penosamente inocentes estos hermanos nuestros que prefieren jugarse la vida antes de vivir en la esclavitud de un rey sin orgullo de su pueblo!
A pesar de que los partidos actúen como Pedro por su casa, la ideología de verdad difiere de manera sustancial. Esto que han hecho es una cabronada la haga quien la haga.
ResponderEliminarCreo que no es demasiado bueno la lectura previa. Coarta un pelín, aunque a mí me trae al fresco.
ResponderEliminarSi existiese la verdadera diplomacia, si se la currasen a fondo, esta canallada no existiría.
ResponderEliminarPor supuesto, se trata de Humanidad, no de ideología. Un fuerte abrazo, JMP
ResponderEliminarClareo que se trata de Humanidad, de auténtica Humanidad, no de ideología. Genial una viñeta a la que sobran todas las palabras.
ResponderEliminarGracias, amigo. Otro fuerte abrazo para ti.