domingo, 20 de octubre de 2013

DESDE MI TORRE: UN DÍA MUY FELIZ CON LOS MÍOS


Ayer, muy de mañana, cogí el AVE para estar en mi barrio de Triana, disfrutar andando sus calles, las de mis memorias de siempre, y asistir a la boda de mi guapísima sobrina Irene, celebrada en la recoleta capilla de la Hermandad de la Estrella, en pleno corazón de la espina dorsal del arrabal. Así de feliz estaba ella -con rostro símbolo de la "casa"- y mi cuñado José Antonio, una de las personas más buenas y sensatas con las que he podido encontrarme en la vida. Lástima que su hermana, mi mujer, ya no viva para disfrutar de estos actos familiares que a ella tanto le gustaban. Pero viendo el rostro de mis hijos, de mis nietos, y las huellas de mis muchos sobrinos, su bonita imagen siempre aparecía en el perfil de los ojos y en la sincera y franca sonrisa que todos ellos han destilado y que llega hasta nuestra actual generación.

El día amenazaba con mucha lluvia, según todos los pronósticos, pero no pasó del susto que reflejaban los de los hombres dedicados a la ciencia o estudio de la meteorología. Se equivocaron todos en este día que se hubiese convertido desdibujado. "La Valiente", Nuestra Señora de la Estrella, que tanto sabe de vendavales a los largo de 500 años, no quiso que el día se desluciera y nos regaló el premio de un día feliz sin enojantes chaparrones.

Mi amigo Ángel Vela acudió a la puerta del templo a llevarme unos libros: el suyo "Triana, la otra orilla del Flamenco (1740-1931)" y el del Pregón de la Velá de Santa Ana que ofreció este año la poeta sevillana Rosa Díaz. Yo también llevaba libros -mis regalos de siempre- para mis dos nietos mayores. A mi Daniel, el mayor, uno que me había pedido de Gerónimo Stilton; y a mi Irene -la segunda de la saga-, la "Suite Iberia" de Albéniz para que empiece a practicarla en el piano. Nunca hay que desaprovechar una visita al barrio.


La celebración no pudo ser más hermosa, con música inicial de "La Primavera" de Vivaldi y el "Aleluya" de Händel para la ceremonia nupcial. Tras la celebración, y a las puertas de la capilla, el arroz y los pétalos de rosas, las sonrisas de pequeños y mayores y la alegría de estar todos compartiendo un día feliz. En una hacienda señorial de la cercana localidad aljarafeña de Espartinas se celebró el ágape, al que no faltó ni sobró nada, y que se selló con bailes y más bailes por parte de los marchosos. A esa hora ya volvíamos nosotros para Córdoba con la pequeña Lola, comentando el hermoso día que habíamos pasado. ¡Felicidades a mis sobrinos Irene y José Daniel!


6 comentarios:

  1. Qué elegantes los novios. Lástima que apenas pudieras salir de San Jacinto. Te esperamos con tiempo para el recreo amistoso.

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  2. El próximo sábado, como te dije, me gustaría volver a Triana, pero para estar con vosotros y charlar. Me hace falta. Y es probable que pase unos días en casa de Myriam para ponerme a tono con mis otros nietos.
    Mañana llevo tu libro a Juan Peña. Sé que le gustará una enormidad. Gracias por tu atención, Ángel.
    Me he empapado del pregón de Rosa Díaz, aunque en la publicación no se recoge su parte política. Los poemas son una delicia, aunque algunos de ellos, no sabría decirte...

    Un abrazo.

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  3. Espero que tangamos tiempo de charlar de todo; también de Rosa Diaz y su singular pregón. Ha sido un placer hacerle llegar, por tu mediación, el libro a Juan Peña.

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  4. Este mediodía le he llevado tu libro a nuestro amigo Juan. Le ha encantado la presentación, las fotografías y las ilustraciones. Me ha dicho que empezará a leerlo tan pronto como pueda. Gracias por el detalle.

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  5. ¡Preciosas palabras para un día maravilloso e inolvidable! Muchas gracias tito, es el mejor regalo que me podías haber hecho.

    Besos de tu sobrina Irene

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  6. Estábais guapísimos. Lo pasé muy bien con vosotros. Que seáis muy felices.

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