jueves, 17 de octubre de 2013

DESDE MI TORRE: UN ABRAZO PARA JUAN PEÑA


Mi hermano Juan Peña ha pasado uno de esos malos ratillos que la vida te ofrece, aunque menos mal que de tarde en tarde, y del que algunas veces se sale bien, como afortunadamente le ha ocurrido a él. Un susto, un paso de unos días por la ITV de La Cruz Roja, y vuelta a empezar para seguir viviendo y poder divertirnos juntos el tiempo que Dios tenga apuntado en su almanaque particular. Ya he hablado de él este blog en algunas páginas en las que su nombre debía estar presente. Amigo de sus amigos, profundo filósofo de la vida diaria, gran cocinero y chanelaor del cante y el baile flamenco, a Juan lo conocí recién llegado yo a Córdoba para mi nuevo destino laboral. Yo me hospedaba en el Meliá y él tenía, y tiene, su mesón a sólo dos pasos de ese hotel que ya no existe, al que ha sustituido uno de lujo de otra cadena. Pregunté en recepción dónde se comía bien y me indicaron a su casa, un mesón de lujo decorado con diez mil antigüedades y con una carta variadísima que te levantaba la moral. Lo veía trajinar tras la barra y me apunté en mi interior que debía ser un hombre muy serio y algo hosco. Por motivos de otra índole, yo llevaba muchos años vinculado a Córdoba a través del Flamenco, de haber ofrecido muchas conferencias en la ciudad, y de haber sido pregonero de su Exaltación de la Saeta en el recinto de su Gran Teatro, y de su Feria Taurina en el Salón Liceo del Círculo de la Amistad. Coincidí en el mesón aquella noche de noviembre de 1995 con el doctor Manuel Concha, querido amigo de antiguo y uno de los más afamados cirujanos dedicados a los transplantes de corazón. Él fue quien nos presentó..., y hasta hoy. Compartiamos las mismas aficiones y los mismos sueños, así que nuestros contactos comenzaron a ser diarios y cada día más íntimos y fraternales.

Hemos pasado juntos, y con nuestras familias, momentos inolvidables, ratos imborrables que cada uno de nosotros tiene apuntados en las agendas de sus vidas.


Esta gran amistad, y con el paso del tiempo, se ha ido extendiendo a mis paisanos trianeros: Ángel Vela, José Luis Jiménez, Juan Cembrano, Manuel Melado..., a los que en varias ocasiones ha invitado Juan en su mesón, terminando la tarde en auténtica fiesta, y al que también hemos invitado en nuestro barrio para demostrarle con un almuerzo su amistad y dadivosidad. Su amor sentido por nuestro viejo arrabal se hizo patente al nombrarlo, en el transcurso de un almuerzo, como Cónsul Honorario de Triana en Córdoba, cuya cerámica luce en su mesón desde el 3 de diciembre del pasado año.


El día 22 de enero le ofrecimos a él y a su hermano Pepe, maestro internacional de magia, una comida en nuestro barrio agradeciéndole todas sus atenciones para con este grupo de amigos a los que ha tenido la suerte de ir conociendo en estos años felices en los que sólo ha existido el tropiezo de una operación que el doctor Sánchez de Puerta ha rematado con un gran éxito. Gracias, Juan, por seguir con el mismo ánimo entre nosotros; de seguro que el que te falte te lo van a insuflar estos amigos que sabemos corresponder a la llamada de la amistad, tan distinta de la de algunos que sólo quieren poner a sus amigos, para beneficio propio, al pie de los caballos. ¡Ánimo, campeón!


3 comentarios:

  1. Dale un fuerte abrazo al bueno de Juan Peña y dile que estas navidades, o en Córdoba, en Triana o en Rute tendremos la comida.

    ResponderEliminar
  2. Magnífica noticia que nuestro Cónsul ocupe de nuevo su puesto en la ciudad cercana y nuestra (nada de "lejana y sola"). Nos debe una visita, así que la vaya señalando en la agenda. Enhorabuena y mi abrazo.

    ResponderEliminar