Hoy estoy donde debo de estar, donde nunca debí salir: en mi barrio, en Triana, gozando mis labios resbalándose por el tobogán de sus seis letras inmensamente sonoras. Dos acontecimientos me convocan, dos citas agradables: la presentación, por la mañana, en el Castillo de San Jorge, del programa de actos de la Velá de Santa Ana, y la de la revista "Triana", tan viva, o más, que cuando la soñó Manuel Gandía el impresor a finales de los 40, y por la noche, en el hotel Zenit, el acontecimiento principal: la del nuevo libro de mi amigo Ángel Vela Nieto "Triana, la otra orilla del Flamenco". Se me apetecía estar hoy entre los míos, compartir emociones y pulsar el latido de mi arrabal. Para ello, hasta he reservado habitación en el mismo lugar donde Ángel dará a conocer libro tan interesante. Quiero pegarme una vuelta por "Casa Manolo" para tomar la inconfundible tapa de calamares a la riojana, cuyo sabor siempre aspiro en Córdoba desde la lejanía, ir por la noche a la freiduría de Rodrigo de Triana para no olvidar las buenas costumbres, enterarme de los cotilleos de mi barrio, sentirlo, mojarme en él... La ausencia me arrastra al vientre materno. ¡Quién pudiera volver para no despegarme nunca de su cordón umbilical! Pero la vida marca, la economía está por los suelos y no tengo el suficiente poder adquisitivo para regresar a mi terruño de nacencia. Muchos me dicen: -¿Cuándo vuelves a Triana? -Pues hijo, cuando me regales un piso.
Por ahora, me conformo con este regalo de ir cada dos por tres a visitar mi tierra, a tocar los sillares nobles de la Giralda, a rezar ante la Virgen de los Reyes y hacer lo propio ante la Señá Sant'Ana; a pasear como un cateto, sin perder ningún perfil, por las calles que recorrí de niño; a cumplir la liturgia de visitar los bares que hacía con mi Lola; a vivir, a llenarme de cosas, de caserío y de río, de sitios y de hombres...
Espero que hoy, cumpliendo con el protocolo de la vieja amistad, mi día sea tan feliz como el de Ángel Vela. Sacar una nueva obra a la opinión pública, no deja de ser un parto que, aparte de los miedos, siempre resulta de una increíble hermosura. Mañana os contaré.
¡Qué sea una velada maravillosa! Felicidades a Ángel Vela por su nuevo libro. Me encantaría leerlo...ya lo buscaré luego por internet.
ResponderEliminarSaludos,
con cariño,
Ia
El día de ayer fue maravilloso, y al presentación del libro de Ángel genial, hasta con la presencia del alcalde de Sevilla. Hace 45 minutos que he regresado.
ResponderEliminarGracias por todo, Emilio. Aprovecho también para dárselas a tu incondicional Ia. Buena gente a la sombra de tu torre...
ResponderEliminarQué bonito :)
ResponderEliminarEstimada Betsy: cuando vuelvo a mi barrio, cuando me acerco a Triana es que me transformo en todo, soy una persona distinta, la alegría me llega hasta lo más hondo de mi corazón.
ResponderEliminarVoy a ella con mucha frecuencia desde esta Córdoba en la que habito, ciudad hermosa y monumental. Pero ¿y mi gente? Necesito de ella cada dos por tres. El próximo domingo vuelvo a estar en mi arrabal. ¡Un auténtico lujo!
Gracias, y un abrazo.
No tengo la suerte de conocer a Ia ni a su marido, aunque tendré la oportunidad cualquier día cuando suba a Barcelona. Pero sí, es verdad que está a la sombra de esta torre que ha conseguido agrupar a tantos amigos desde distintas vertientes geográficas.
ResponderEliminarFelicidades de nuevo por la presentación de tu libro.