Estoy más nervioso que si yo fuese el padre, y eso que he tenido tres hijos y ya son cuatro los nietos que tengo, pero la pequeña Lola nos tiene locos a todos: a sus padres, que muestran la cara de felicidad en esta fotografía realizada ayer en mi casa, a la familia al completo, a sus primos y, por supuesto al que de un día a otro va a subir a "Quintiyayo" en el escalafón, que no es otro que este viejo al que se le cae la baba esperando que pase pronto el reloj para ver y acariciar a la nueva princesa.
Siempre se tiene una ilusión tremenda cuando se es abuelo por primera vez, lo que me ocurrió hace ya casi once años, y en cada uno de los nuevos natalicios a uno se le ilumina la sonrisa; pero en esta ocasión tan especial -lo que hubiese dado mi mujer por ver a su hijo pequeño como padre-, todos tenemos la ilusión a flor de piel y la autoestima al máximo. El más pequeño, mi Pablete, va a cumplir siete años, y ahora esta niña va a revolucionar de nuevo a toda la familia. Me parece que el melón va a tardar poco en calarse. No se puede estar más gorda, más feliz, ni más guapa.
¡Bendito es, y bendito será en la vida que a todos nos va a alegrar, el fruto bendito de su vientre!
¡Qué cosa esa de ser abuelo!.Como todas las cosas grandes de la vida no se comprende bien sino exprerimentándolo.
ResponderEliminar¡Ehorabuena!.Me vas a ganar,de momento , por 5 a 4.
Bueno, pues ya ha estallado la cosa, hoy a las dos y treinta de la tarde. ¡Guapísima! Ya la veréis mañana.
ResponderEliminarUn abrazo.
Enhorabuena por tu Lola. Salud para ella y para ti.
ResponderEliminarGracias, Caty. Ya la conocerás cuando ponga las fotografías mañana.
ResponderEliminarUn abrazo.
Enhorabuena para ti y para Emilito. ¡Cómo nos abuelamos, Emilio!
ResponderEliminarYa puedes ver las fotografías en el blog. Yo estoy tela de "abuelado". Menos mal que me encantan los niños.
ResponderEliminarUn abrazo.