Cuando en las conversaciones cotidianas con los amigos surge el tema de esta época de vacas flacas que estamos viviendo por culpa de estos aprendices de políticos que tenemos, siempre me acuerdo del chiste aquel en el que un hombre apunta a otro por la espalda y le dice: -¡Manos arriba, dame todo lo que llevas! A lo que el atracado responde: -Hombre no me robe usted, que no tengo nada, que llevo dos años en el paro, que la vida está muy mala... Contestando el atracador: -Hijo de tu madre, me lo vas a decir a mí que te estoy apuntando con un casco de Coca-Cola.
Nos están dejando escuálidos, y estamos adelgazando sin dietas para el colesterol, sin carreras por nuestras avenidas, sin paseos en bicicletas, sin gimnasios. No hay mejor dieta que la que nos pone esa Hacienda Pública omnívora que todo se lo engulle: más de diez días de tu salario mensual, el uso de tu vehículo, la posesión de tu casa con un IBI abusivo, la descarada subida de la luz, el alto precio del agua aunque llueva más que cuando aquello del Arca, gran parte de los premios de ese cuponcito que con suerte te ha salido premiado... De todo te trinca algo un Estado que está más pendiente de ti que los bandoleros de Sierra Morena de las diligencias que bajaban de Despeñaperros. A Montoro no se le escapa ni una, y cualquier día es capaz de dejarte sin piso sacándose una ley de su manga "tamarizlera" arguyendo que toda propiedad es sólo del Gobierno.
En este punto, bueno es que tan odiado como nefasto aprendiz de ministro escuche este poema que el pueblo dedicó por la década de los cincuenta a personajillos como él, y que recoge el desaparecido escritor amigo Manuel Barrios en su delicioso libro "Rimas de la oposición popular" (Plaza y Janés. Barcelona-1979)
Mi vaca la colorada
ya no da leche, ay dolor;
se me ha quedado amarilla,
que igual me he quedado yo.
Que está enferma mi vaquita,
mi vaquita colorada,
y no hay médico que diga
que su mal es mal de España.
Cese usted, señor ministro,
no continúe ordeñando,
que las tetas de mi vaca,
¡rediez!, se le están secando.
Mírelas cómo le cuelgan,
¿no le dan a usted sudores?
¡Ay, hermano, aquí nos sobran
ministros ordeñadores...!
Niño, ésto es increíble, no soy capaz ni de oir las noticias, me pongo enferma. Cuánto despropósito, cuánto sinvergüenza y aquí no pasa nada, bueno sí, pasa lo de siempre y eso es grave. Y encima el otro día oí que si hubiese elecciones ahora volverían a ganarlas. ¿Qué nos está pasando?. Supongo que entre todos han conseguido que no creamos a ninguno.
ResponderEliminarEsto es lo de siempre, Esperanza: muy poca vergüenza, aunque estos del PP han sido campeones en muy poco tiempo. Récord olímpico del robo más descarado. También yo oí lo que tú. Creo que al pueblo le han dado una droga que activa el masoquismo. De otra forma, no se entiende.
ResponderEliminarPues Emilio: Si hubiera ocurrido una regeneración profunda en el pesoe, desapareciendo todas las caras conocidas del partido y que en verdad sea lo que pregonan sus siglas, no habría dudas respecto al futuro. Pero son tan torpes y tan egoístas que les da igual mandar que estar en la oposición, lo que quieren es "estar"; lo demás son cosas secundarias. Y si los otros lo hacen tan mal que les votan -sabiendo lo que hay- pues allá ellos, dirán encogiéndose de hombros.
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