MI BRINDIS POR ANA Y DANIEL
Ellos de seguro que no se esperaban, cuando les envié
este artículo, que estas líneas a ellos fuesen dedicadas; y si se han visto en
la “obligación” de ser publicadas es
porque Ana y Daniel bien saben que en ellas va mi corazón de por medio y que no
soy hombre de lisonjas gratuitas, golpes en el hombro y ojanetas varias. Soy un
eterno admirador de la gente de buena voluntad, de la que se marca un norte en la
vida, una ilusión, una utopía: surrealismo puro que sólo suele lograrse con el
tesón en el trabajo y con las ideas muy claras, tan limpias y puras que jamás
llegarán a alcanzarlas los políticos, que solamente ven la vida por medio de la
lupa del lucro personal, de la ambición íntima y del deshonesto axioma de que
la caridad empieza por ellos mismos.
Por eso, siempre significa para mí una auténtica
alegría, emocionante en todas las ocasiones, poder vacilar de mis amigos, de
todos aquellos que hicieron posible aliarme a sus proyectos, involucrarme en
sus sueños, atarme a sus redes, y enseñarme mucho, pero que mucho, no sólo en
sus diversas materias y cometidos, sino en los senderos de la dadivosidad, la
amistad y el desprendimiento gratuito…, hoy que tanto valor y precio se ponen a
la mediocridad.
Fue un día cualquiera del casi finiquitado octubre de
2010 cuando recibí un correo de Ana, a la que no conocía, dándose a conocer con
el proyecto de “Triana Crónica”. Jamás se le pone cara a una mujer a través de
las modernidades electrónicas, pero me llevé una gran sorpresa cuando al sábado
siguiente, en el que yo llamo como Ateneo Apócrifo de “El Ancla”, en la Cava de
los Civiles, nos quedamos citados. Me encontré, así, de sopetón, con una pareja
hermosa: ella y Daniel. Sus ojos, los de ambos, cantaban ilusiones –como hacen
los gorriones en los árboles cuando la primavera va acercando sus soles-, y
proyectos hermosos, y líos, y la liria puesta para cazar adeptos a su causa… Y
yo caí rendido en redes bien tendidas, y Ángel Vela…, y después fueron cayendo
otros. ¡Qué hermosura cuando la juventud echa manos de unos viejos que ya sólo
podemos contar historias y revivir tiempos idos que muchos no conocieron…!
Y llegó el mes de enero del 2011 -cuando el frío
apuntaba sus perfiles-, calentándonos el cuerpo el primer ejemplar de esta
andadura; y lo acariciamos entre nuestros dedos, y buscamos nuestros artículos,
y nos quedamos sorprendidos con su portada, con su diagramación, con su
editorial y pensamientos de fondo, con su viñeta humorística…, pero, sobre las
16 páginas del ejemplar, con el alma que ellas llevaban por sus adentros,
impresas y sin verse; porque se había puesto en hora el cronómetro de una bella
temeridad que no sabíamos cuándo podría parar su latido; porque todos teníamos
miedo -en una época que ya empezaba a ensombrecerse de crisis-, de que todo el
andamiaje de este edificio de papel, pero con tan sólido hormigón humano,
pudiera venirse abajo muy a pesar de las fuertes venas trianeras que lo
sostenían…
Y llegó un número, y otro, y otro…, y, como un milagro
mensual, se iban sumando guarismos de esperanzas, sonrisas agradecidas, elogios
de lectores que palpaban en sus manos el latir del viejo y siempre nuevo
arrabal. Y todos los que creímos en este proyecto, esperando su parto, pero,
muy por encima de todo, su vivencia continua, nos sentimos fortalecidos, alter ego de muchas aspiraciones que en
cada número, en cada nuevo nacimiento, vemos crecer la alegría en nuestros
labios.
Nada de esto hubiese sido posible sin esa tremenda
energía vital de Ana y Daniel, pareja bien avenida que supo quitarnos las
legañas de los ojos, volver a soñar con Triana y creer en la juventud. Ellos,
tan jóvenes, pero tan esperanzados, fueron los grandes posibilitadores, los
serenos ecuménicos que lograron atarnos a todos a este temeroso proyecto que
hoy es una gran realidad.
¡Gracias a los dos! Sin vuestra juventud, sin vuestra
inteligencia, sin vuestro enorme trabajo, jamás hubiese sido posible. Triana ya
os ha levantado un sincero monumento en nuestros corazones, lo que jamás han
logrado los políticos de paso.
(Triana Crónica. Nº 23. Enero 2013)
Son ese ejemplo que alabas, Emilio; y era lógico sumarse a su proyecto. Triana Crónica es ya un acontecimiento mensual.
ResponderEliminar¡Claro que es una realidad, pero han sido tan humildes que cambiaron el titular que aquí aparece y se quitaron de la fotografía! Son, qué duda cabe, un ejemplo a seguir.
ResponderEliminarEmilio, perdona por el cambio, es la primera vez que lo hacemos. Comprenderás que es un trabajo colectivo, del que estamos muy orgullosos pero no podemos atribuirnos ni mucho menos todo el mérito. De todas formas, muchas gracias por tus palabras y a Ángel por las suyas. Estas son las cosas que nos ayudan a seguir adelante.
ResponderEliminarPues, queridos Ana y Daniel: más cartuchos al cañón.
ResponderEliminarMi tema de este mes será sobre Marifé. Os lo envío esta tarde o mañana a primera hora.
Hoy, que tantos caricatos de la política se arrogan tantos cosas y nombramientos, tenéis la obligación de ser menos humildes y no vacilar de lo que no sois, pero sí de lo que habéis realizado. "Triana Crónica" está viva por vosotros, nosotros, los que en ella colaboramos, tan sólo somos la circunstancia de vuestro esfuerzo, un engranaje menor, pero no la polea principal.
Un abrazo a los dos.
¿Cuántas Cruzcampos me debéis?
Creo que varios barriles... Vamos a tener que dosificar cuando nos veamos. Un abrazo
ResponderEliminarTendremos que ir tomándolas poco a poco, pero espero que algún día pueda ser verdad.
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