domingo, 17 de febrero de 2013

MIS CRÓNICAS DE TRIANA (22)


TRIANA NO SE MERECE ESTE EXPOLIO

Movida ha estado la cosa por Triana desde que nos enteramos que, el fin de semana del 18 de noviembre, había desaparecido el hermoso retablo cerámico interior de la llamada “Casa de los Artesanos” de la calle Covadonga, número 9. El retablo, de excelente factura, representando a la Virgen de la Esperanza, era obra del pintor ceramista Antonio Morilla, quien lo hizo por encargo del propietario del entonces tejar, José Ruiz Flores “Joselito”, en la primera mitad del pasado siglo, para perpetuar el hecho histórico de que allí, en el mismo lugar donde se encontraba,  estuvo ocultada la imagen de la Virgen unos días en aquellos tiempos de revolución anticlerical.

Ésta, a grandes rasgos, es la historia de ese retablo, altamente significativo y sentimental, que desapareció de la noche a la mañana –ignoramos a qué hora y por manos de quién-, aprovechándose los expoliadores de que ningún artesano trabajaba entre el sábado y domingo. Se intuía que no era cosa de ladrones de tres al cuarto, sino que detrás, como inductor de lo que yo considero vandalismo, como propiciador de este expolio –por no decirle robo- de esta obra de Arte, había alguien cercano a la casa artesanal, lo que se aclaró pocos días después: el autor de la desaparición era tan cercano al inmueble como el propietario del mismo, Juan Silverio de la Chica, hermano de la Esperanza -como el legendario “Joselito”-, ex Hermano Mayor de la Estrella y, para mayor cabreo de los que nos sentimos trianeros que trabajan por su viejo arrabal, nombrado “Trianero de Honor” en la pasada Velá de 2011, aún en contra de opiniones de particulares y colectivos que se hicieron llegar a la Tenencia sin respuesta alguna.

La Hermandad de la Esperanza de Triana, por medio de un comunicado confuso en su página Web, se vanagloria de la donación, apostillando que “Joselito” estará contento desde el cielo con ver el retablo colocado en la puerta de remozada capilla marinera. ¿Está seguro de esto la citada Hermandad? ¿No estaría más feliz el antiguo tejarero con que el retablo permaneciera en su sitio como testimonio de fe de un hecho histórico?

Las quejas se dejaron sentir en recogida de firmas, en las voces de los propios artesanos, en las de trianeros como Ángel Vela, Ángel Bautista, José Luis Jiménez, y de quien esto escribe, en los blogs “Triana en la Red” y “Desde mi torre cobalto”. Ninguna respuesta desde la Tenencia, a la que se pedía responsabilidades; ninguna desde la Hermandad receptora; ninguna desde las oficinas del propio donante, Juan Silverio… En Triana se podría continuar el dicho antiguo de “Mátalo, y vete a Utrera”. El silencio por encima de todo. Y ya está bien de silencios en este arrabal que soporta la apatía de todos los políticos que pisan su solar. Ya está bien de aguantar el poder fáctico que detentan todas las hermandades, que llega hasta el de cambiar el nomenclátor del callejero tradicional de nuestro barrio. Ya está bien de guardarnos la lengua para no querer significarnos.

Lo que ha pasado sólo tiene tres protagonistas: Juan Silverio por expoliar un retablo de una casa donde viven inquilinos que pagan religiosamente; la citada hermandad trianera por aceptar una donación “en negro” sabiendo de su procedencia; y la Tenencia de Alcaldía, que rige Francisco Pérez Guerrero (PP), por no mediar entre los intereses de unos y de otros y de dar la callada como respuesta, a lo que nos tiene muy acostumbrados.

Los propietarios de la antigua Abacería “El Faro” podrían hacer lo mismo con el reloj del fielato del Altozano: regalarlo al mejor postor. Lo más sensato sería que la Tenencia se preocupase de que está más parado que un reloj de caramelo, arreglarlo y nos alegre las horas. Estas horas tan tristes que nos está dejando el expolio de la Esperanza y el desinterés de Francisco Pérez por los temas de Triana.


(Triana Crónica. Nº 22. Diciembre de 2012)


1 comentario:

  1. No conocía estos datos, me siento engañado o al menos no conocedor de toda la información. Gracias por su texto y lleva usted más razón que un santo.

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