DE SOLDADO, YA VES
De soldado, ya ves,
yo que jamás tiré en las ferias
al blanco de los patos que corrían
silueteados con un telón de fondo.
Yo que jamás llevé
el fiel de mi mirada
por la uve en madera
de un grueso tirachinos.
Vestido de soldado, ya ves.
¿Qué patria salvaría
con aquel Cetme que pánico me daba
o con aquella bomba que te hacían tirar,
obligatoriamente,
contra un enemigo inexistente?
Soldado yo.
¿De qué causa,
de quién y para qué?
Yo, amante de las flores,
de los libros que mimo en los estantes,
del paisaje que endulza mi mirada.
Vestido de soldado, ya me ves.
Emilio Jiménez Díaz
Yo que jamás llevé
el fiel de mi mirada
por la uve en madera
de un grueso tirachinos.
Vestido de soldado, ya ves.
¿Qué patria salvaría
con aquel Cetme que pánico me daba
o con aquella bomba que te hacían tirar,
obligatoriamente,
contra un enemigo inexistente?
Soldado yo.
¿De qué causa,
de quién y para qué?
Yo, amante de las flores,
de los libros que mimo en los estantes,
del paisaje que endulza mi mirada.
Vestido de soldado, ya me ves.
Emilio Jiménez Díaz
Emilio, ¡como me acuerdo de aquella época!. Estoy viendo a mamá levantándote con el café preparado. Recuerdo cuando fuimos a la jura de bandera. Como ha pasado el tiempo....
ResponderEliminarQue gran verdad, soldado ¿de que causa, de quien y para que?.
Un beso.
Emilio, ¡como me acuerdo de aquella época!. Estoy viendo a mamá levantándote con el café preparado. Recuerdo cuando fuimos a la jura de bandera. Como ha pasado el tiempo....
ResponderEliminarQue gran verdad, soldado ¿de que causa, de quien y para que?.
Un beso.
Y eso digo yo. 18 meses, los mejores de mi vida, dándoselos a no sé quién, levantándome a las cinco de la mañana para estar en Morón a las siete, volviendo a media tarde, ir a mi empresa a ganar algo de dinero, y vuelta a empezar...
ResponderEliminar¡Joder!
Hombre, Emilio, no te quejes que en Morón había mucho arte. Además, para ir a la Base Aerea desde Sevilla podías parar en Utrera.
ResponderEliminarMala mili al que le tocaba en los Regulares en Melilla, ese si que se acordaba de la jura de bandera.
Estupenda ocasión para contar alguna batallita de la mili. ¿Emilio, tú me ves de cabo primero instruyendo a los reclutas en un campamento...? Sí, enseñándolos a desfilar, a disparar, a tirar bombitas... Era en Camposoto, San Fernando, donde se preparaban a los destinados a Ceuta, muchachos que no verían a su familia en muchos meses, pues llegaban de toda España. ¡Vaya papelito! Los oficiales casi todo el día perdidos y yo esperando la licencia... Y te aseguro que fui el único de la Cava de los civiles que nunca mató una salamanquesa en las tapias del Campillo. Me llevé años teniendo pesadillas, soñando que me llamaban otra vez. Cualquier cosa la mili...
ResponderEliminarNo, no, si me lo pasé muy bien, y tuve la suerte, además, de dar con unos compañeros extraordinarios y de vivir algo del contrabando de la base. Claro que parábamos en Utrera para tomar nuestra copa de aguardiente. Faltaría más.
ResponderEliminarPero, ¿No es mejor mili la de nuestros hijos que ya no tienen la obligatoriedad de hacerla?
¿Tú hiciste la mili?
Ángel, yo también llegué a cabo, pero de segunda. La juventud nos salvaba de aquella quema del ejército. Yo no lo pasé mal: le daba clases de decoración a la hija del Coronel, con lo cual conseguía varios permisos, y trabajé 12 meses en las pistas como "taxista", el encargado de llevar a los F-5 a las toberas de pruebas, cargarlos de combustible y remolcarlos a los hangares, y "desvalijar" los jueves a la estafeta que venía de Estados Unidos. ¡Mi gran negocio! Vendía por aquel tiempo las revistas "Play Boys" a mis compañeros, el tabaco y el "guisqui". Total, que aquello me dio para pagar la entrada del piso de Santa Ana, donde tú aún sigues viviendo. Pero jamás hubiese cambiado mi libertad por aquel año y medio privado de ella.
ResponderEliminarBatallitas, Emilio... tú con tus "negocios" y tus aviones y yo formando o mandando formar, y de la cantina a las letrinas. Y los domingos a los cines de Cádiz haciendo huir a las muchachas con nuestra pinta. ¿Sabes? En Ovejo (¿era con b o con v?), donde hice el campamento, me gané buenos platos de huevos fritos con papas, servidos en los ventorrillos vecinos, arreglando la ropa de los reclutas; ya sabes que la entregaban "a ojo" y algunos estaban con el uniforme que de ir así a la guerra hubieran matado al enemigo de risa... Mis años de aprendiz en la sastrería Astoria, de la calle Pureza, los puse al servicio de la Patria y de mi pobre estómago. Ahora a ver la batallita que cuenta Jiménezjb...
ResponderEliminarLo que están dando de si tus versos de mili.
Espero que José Luis nos cuente sus batallitas, si es que realizó la mili, que no lo sé. Obejo es con "b", al igual que Fuente Obejuna. Está cerca de Cerro Muriano, en la sierra cordobesa que conduce a Badajoz.
ResponderEliminarIgnoraba que tú también "cosías para la calle", como se suele decir con guasa de los "mariquitas". Es broma, como bien sabes. En la mili cada uno nos buscábamos la vida.
Pues eran estos unos poemas olvidados en el cajón que, de tan malos, nunca los saqué a la luz.
Bueno, yo cosía "para las chabolas" y para que mi estómago, como digo, pudiera huir de aquellas horrendas perola comunitarias de "cucharón y paso atrás". Lavábamos los cacharros de la comida con tierra, imagínate. Y estábamos al filo de los años setenta.
ResponderEliminarA ver si una "diana" despierta a José Luis...
Pues sí, desgraciadamente, hice la mili. Campamento en Cerro Muriano y destino en el Hospital Militar de Sevilla. Muy cerquita de donde tengo mi trabajo ahora. Durante una época me dedicaba a llevar a los "locos" que se libraban por hacerse el idem. Algunos, por librarse de la mili, hacían cualquier cosa y tras pasar un periodo de observación en el hospital militar si lograban engañar al tribunal los terminaban dando por locos y se libraban. Después lo montábamos en una ambulancia y para casa; algunos había que llevarlos al norte, otros a Ceuta... Lo más entretenido era averiguar en qué kilómetro a la salida de Sevilla les entraba, repentinamente, la cordura.
ResponderEliminarAl menos me paseé por aquella España donde encontrar una autopista era un milagro. Lo mejor de todo las típicas "ventas" de carretera.
¿Lo ves, Ángel, cada loco con su tema, como decía Serrat?
ResponderEliminarTú con tus trajes al estilo caso "Astoria", yo con mi contrabando, y José Luis con sus locos viajeros...
Tiempo perdido en aquellos años y tiempos ganados en experiencia, en amistad, en responsabilidad...
Hermosas batallitas.
... "historias de la puta mili", ¿os acordáis de aquella serie? No vi ni un capítulo, ya tenía bastante con las mías. Pero hay que reconocer que a estas alturas son un curioso tema de conversación. Ya lo hemos comprobado.
ResponderEliminarYo tampoco vi aquella serie, aunque tendría que estar interesante. La "mili" da para mucho, y a medida que nos vamos haciendo abuelos, más.
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