miércoles, 2 de enero de 2013

MI FOTO DE CADA DÍA: REGALOS A LOS GUARDIAS


Eran otros tiempos, y sin duda peores que los que estamos viviendo, ya que estábamos saliendo como podíamos de los efectos desastrosos de una contienda civil y el personal no estaba tan boyante como para hacer regalos, y menos aún al guardia de tráfico, que en verdad no tenía mucho trabajo para controlar a cuatro coches, tres motos, cien bicicletas y una turba de ciudadanos que todavía no sabían qué era un semáforo. Pero, por las fechas navideñas, en los cruces de Plaza de Armas, Plaza de la Magdalena o, como en esta ocasión, en la Avenida, entre la Plaza Nueva y la de San Francisco, normalmente taxistas, y algún alma caritativa a título particular, dejaban su óbolo ante el guardia urbano, vestido de esta guisa por aquel entonces, es decir, bastante mejor abrigado que ahora.

Lo recuerdo, cuando yo era un chaval, subido en una especie de plataforma circular circense, pintada a bandas rojas y blancas, en la intersección de la calle San Pablo con Méndez Núñez y Magdalena, es plaza en la que aún estaba el Hotel Madrid, el edificio de la Secretaría Provincial del Movimiento (más tarde, Galerías Preciados), y uno de los palacios de la familia Sánchez-Dalp, edificios que cayeron bajo la piqueta del derribista "Pavón", tristemente, en la década de los años 60. No entendía aquella dadivosidad, aunque mi padre era la tabla de salvación de aquellas inocentes preguntas. Y lo recuerdo tal como el que aparece en esta fotografía: rodeado de botellas del coñac "Centenario", de botellas de ponche, de cajas de mantecados, y de un sinfín de obsequios, en esta ocasión hasta un pequeño marrano al que el dador decoró con algo, una ristra de ajos y ropa.

Ya no veremos esta estampa por las calles de nuestras ciudades. Lo primero, es que no hay guardias, y los que existen, dando más vueltas que un maricón en una playa, es para multarte por haber dejado el coche en un sitio prohibido -en Sevilla, todos lo son-, para echarte una bronca de mucho cuidado con una mala educación más que evidente, y, como te pongas un poco chulo, para empapelarte y llevarte a Jefatura. ¿Cómo quieren que se les regalen botellas, cerdos, mantecados y alfajores...?

Fue una imagen que pasó y que ya no volverá, pero la cámara de un fotógrafo la dejó fijada para siempre con el objeto de que nunca se olvidase y de que alguien, en algún momento, como yo ahora, volviese al jardín de su infancia para darla a recordar a otras generaciones.

12 comentarios:

  1. Veo que es fácil, muy fácil, decir desde aquí, que los "guardias, hoy policias locales, tienen una mala educación más que evidente". Yo, estimado Emilio, me encuentro entre sus filas, no de los que tienen mala educación, sino entre los que portan con orgullo el citado uniforme. No descarto que entre un cuerpo de más de 1200 agentes, los haya que necesiten pasar un reciclaje de educación, pero esto también debe de pasar en cualquier fábrica, gremio de periodistas, abogados, taxistas, médicos, etc. No necesito decir que los otros "servicios" que damos a los ciudadanos: Asistencia a enfermos, parturientas, indigentes, pisos en llamas, detenciones de rateros, etc. No son todos multas ni decomisar fruta a los vendedores ambulantes. Yo, que estoy dentro del Cuerpo, te puedo decir que la mayoría son personas de bien, de los que comentan con orgullo los servicios dados al ciudadano. En fin Emilio, los hay de todo género, igual que en botica. Feliz año 2013

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  2. Pues asumo mi torpe generalización. Claro que hay agentes como usted, aunque no debería ser la excepción sino la regla. Usted tiene que saber, al estar con un colectivo tan amplio, que no todos son educados. Pero deberían denunciarlos. No es el ciudadano quien debe sentirse bloqueado por algunos agentes que, desgraciadamente, no tienen la educación suya. Tengo una suprema estima a los cuerpos de nuestra Policía, aunque también le digo que debería unificarse en un solo Cuerpo: Guardia Civil, Policía Nacional y Policía Local. No sé si cada Cuerpo tiene unas reglas diferentes. Los únicos agentes que se han dirigido a mí con absoluta corrección ha sido la Guardia Civil: -¿Sabe usted que iba a tanta velocidad...? La Nacional: -¡Es usted un imbécil...! La Local -que no sé por qué tiene que dirigirse a ti con el tuteo-: -¡Es pa hostiarte tío, es pa hostiarte!... y tú tienes 64 años y el niñato, que no tiene otro nombre, está recién salido de la Academia. ¿Miento?
    ¡Ojalá, Rafael, hubiese muchos agentes como usted! Lo que debería ser. El hábito, decían, no hace al monje. La buena educación siempre califica a los hombres.
    Yo tenía el deber de mi oficio, y lo cumplí a la perfección hasta los 44 años de trabajo. Ustedes tienen otros deberes que no se me olvidan, y que son, ciertamente, difíciles. Pero si la Policía Local -no lo tome usted personalmente- tuviese un poco más de educación: ¿no sería mejor? ¿no estaría cumpliendo lo que dice la Constitución?
    No lo conozco, pero claro que a usted lo considero como persona de bien, y a la mayoría. Sois personas muy necesarias para la comunidad. ¡Un poquito de lija para esos malos compañeros, sólo pido eso! Y gracias a Dios que jamás he tenido un incidente grave en mi historial.

    Un abrazo.

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  3. Recuerdo en mi pandilla a un amigo que se disgustaba cada vez que decíamos aquello de "eso no se lo cree ni el guardia de La Campana". Ya un día nos explicó que era su padre. Y recuerdo perfectamente esa estampa, subidos en aquella plataforma.

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  4. Sí, sí, el guardia de La Campana era el más famoso de los dichos. -Lo que tú me mandas lo va a hacer el guardia de La Campana. Pues tu amigo estaba apañado. Su padre era el más nombrado de Sevilla.

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  5. Ah, Maricarmen García Franconetti tiene un blog estupendo, con su nombre. Es muy interesante. Le ha gustado mucho el tuyo.

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  6. Por aquel entonces era casi una cría, pero recuerdo muy bien la entrañable estampa de nuestro cercano-guardia de tráfico-. En diversas ocasiones, puedo asegurar que mi experiencia de la época era de buen servicio, educación y muy atentos. En los tiempos actuales he experimentado una baja de lo anteriormente manifestado, siempre sin generalizar, por supuesto, y añado: puede que se deba a la coincidencia, que también se da en ocasiones, pero coincido en lo básico con Emilio. Soy una defensora visceral de lo nuestro: tradiciones, jerarquías, policía, de los mayores, siempre que se sujeten a las normas rigurosas de la ética establecidas y claro, tengo que admitir que eso no se cumple tal como debería ser aceptado.
    Emilio, tienes todo mi apoyo y admiración por tu magnifico blog que descubrí ayer. ¡Ojalá hubieran muchos más así!

    ¡Viva Sevilla y sus gente!
    Un saludín.

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  7. Para nada he querido desairar a Rafael. Ojalá todos los agentes fuesen así, como él. Quizás es que he tenido la mala suerte de haber visto algunas cosas de la Policía Local que no me han gustado en absoluto. De todas formas, mi escrito no iba por ahí. Sólo intentaba comentar el cambio de los tiempos.

    Un cordial saludo.

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    1. Por supuesto, en su escrito no se desprende la menor intención de desairar a Rafael, ni al colectivo. Simplemente entiendo que ha manifestado unas vivencias que al igual han podido tener otros, yo por ejemplo. Eso no significa que sea todo negativo en modo alguno, afortunadamente, lo que predomina son los guardias de tráfico atentos y eficaces. Ojalá todos sean como Rafael, que se ha expresado con toda educación y precisión.
      El blog es para expresar y compartir vivencias, siempre dentro de la más exquisita ética. Invito a echar una miradilla a mi blog para el que quiera comprobarlo.

      Saludos.

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  8. ¿Tiene que ver algo Mari Carmen con el gran Silverio Franconetti?
    Me meteré en su blog. Os comentaré mi opinión.

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  9. Siempre me gusta ser cuidadoso con mis comentarios, Mari Carmen.

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  10. Eso se sobreentiende leyendo tu blog, para mí, de forma inequívoca.

    ¿Me permites que te tutee? El "usted" o "Tú", no creo que signifique que se respete más o menos a la persona que van dirijidos. Yo lo encuentro acorde con los tiempos actuales y me resulta más cercano. Pero es una opción personal y muy respetable cualquiera de las dos que elijas, naturalmente, Emilio.
    Saludos.

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  11. ¡Claro que sí!
    No me gusta meterme con nadie específicamente, porque jamás he permitido, en ninguna ocasión, que se metan en mi vida.
    Recuerdo un dicho popular: Más sabe el loco en su casa que el cuerdo en ajena. Y lo que decía mi abuelo Ramón: Que no se meta naide en casa de naide, porque naide sabe cómo está naide en casa ajena de naide.
    Frases que siempre me dejaron marcado.
    Me puedo meter con la instituciones políticas y con nuestros gobernantes, pero no me gusta, jamás, meterme con un colectivo que, en general, hace las cosas bien, aunque, como en todos los gremios, hay ciertos sinvergüenzas.

    Un cordial saludo.

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