martes, 1 de enero de 2013

MI FOTO DE CADA DÍA: EL TRANVÍA DE LA GUASA


Que digo yo que la guasa sevillana de vez en cuando se convierte en mala leche. Para gracia singular y espontánea, Cádiz. Para matarte con el dardo del sarcasmo más profundo, Sevilla. Para poner los nombres a voleo, Córdoba. Cádiz es la enciclopedia de la gracia natural, más rápida que el AVE, picha, os lo juro. Se cuenta de aquel maestro de los antiguos que llegó destinado a la "Tacita de Plata". Entró en un bar para tomar algo y los parroquianos caditas, una vez conocidos, le indicaron que tuviese mucho cuidado porque en Cádiz se le pone un mote a cualquiera con más celeridad que se santigüa un cura loco. El viejo maestro le dijo que tomaba nota, aunque él era muy precavido. Al despedirse, les dijo: -¡Buenas noches, muchachos!, a lo que le contestaron al unísono: -¡Buenas noches, don Precavido! Gracia pura e inteligente de esta tierra hermana...

En Córdoba, tildada de senequista, cuando Séneca sólo se tomó aquí dos o tres biberones a lo más, la gracia, que se convierte en guasa filosofal, es más honda que un pozo y cuesta digerirla para los que no estén al tanto de cómo funciona el personal. Pero es ilógico que a la avenida donde se encuentra el gran edificio de la ONCE la hayan rotulado como "Vista Alegre", que el cementerio donde está enterrado "Manolete" se llame "Cementerio de la Salud", o que donde se encuentra el centro de desintoxicación de alcohólicos dieran en llamar "Barriada de los Olivos Borrachos". ¿Tela marinera, no? 

Bueno, pues en Sevilla, aparte de llamarle "Gordito de Triana" al cantaor más canijo del mundo, por poner sólo un ejemplo, o que un bailaor, y de los grandes, se llamase Enrique "El Cojo", la guasa es un puñal sibilino que puede matarte. Para nombrar a un maricón, mariquita o sarasa, sólo hay que decir que "borda para la calle"; para indicar que un individuo goza de la nariz más portentosa del mundo, se le llama "El Chato"; o para expresar que un hombre es jorobado, suele decirse que lleva una maceta escondida en la espalda. Guasa de muerte, de mucha muerte en su estilete. En Sevilla, tan infame con sus nacidos, un día puedes ser Cardenal y al día siguiente convertirte en monaguillo. Tan de muerte es esta ciudad, donde la mayor expresión de ella se recoge en los lienzos de Valdés Leal del Hospital de la Caridad, que algún ocurrente concejal, o miembro directivo de la Compañía, no tuvo otra más mala idea que asignar el número 13 a la tablilla de los tranvías que hacían el recorrido Macarena-Cementerio. ¿No es pa recordarle a sus muertos?

2 comentarios: