CRISTALES EN EL ALTOZANO
Los trianeros lo conocen como El Faro. Es el edificio exento que hay a la verita misma del puente, casi sobre las zapatas, por el Altozano, junto a la escalerilla de Tagua, frente a la Capillita del Carmen. Que Angel Vela Nieto nos corrija, pero nos parece recordar que los viejos del arrabal decían por la Cerca Hermosa que allí estaban las oficinas de los vapores de Sanlúcar. Luego fue la Abacería El Faro, que era como la frontera comercial de Sevilla con Triana. Ahora hay allí un restaurante. Bueno, pues miren ese restaurante desde la banda sevillana del río, desde el Paseo Colón. Parece que hubiera aterrizado un platillo volante sobre El Faro, de las horrendas cristaleras con carpintería metálica que le han plantificado encima al armónico edificio en las azoteíllas. Muy bien (o muy mal) que hayan derribado los cristales del Puesto de las Flores. Pero puestos a quitar cristalerías del Altozano, ¿por qué no quitar estos horrendos añadidos de El Faro, en esta ciudad que oficialmente vive del turismo y que debería cuidar más estas imágenes de sus paisajes? ¿Que los turistas no pueden almorzar en invierno en el paisaje único de la azoteílla de El Faro? ¿Y qué? Cubra usted su azotea sin permiso y haga una salita de estar, que verá la que le lía Urbanismo...
(Diario El Mundo de Andalucía. 20 de marzo de 2001)
No he olvidado este recuadro de Antonio Burgos; menos mal que desapareció aquel horrible añadido sobre la terraza de lo que fuera la estación de la compañía de vapores Sevilla-Sanlúcar-Mar. Era entonces El Faro un restaurante vasco. Y creo recordar que, milagrosamente, funcionaba su reloj público.
ResponderEliminarSí, sí, Ángel. Menos mal que desapareció aquella terraza acristalada de la que nos habla Antonio.
ResponderEliminarLo del reloj es un tema que debería tomar como propio la Tenencia. ya lo denuncié hace algunos días, pero ni caso. ¿No debería ser nuestro próximo proyecto, como aquel de la Capillita del Carmen?
No hemos olvidado el daño que le hace a Triana un reloj público con dos esferas y en sitio clave marcando distinta hora y las dos "locas". Y es lo primero que ve el que nos visita. "Pues así estará el barrio", dirán... Me consta que desde la Tenencia -por iniciativa de Manolo Alés- ya se ha dado el primer paso: fueron a verlo y la maquinaria estaba echa polvo. Nunca le interesó al arrendatario del edificio que funcionara, porque -dicen- molesta con sus campanas a los clientes y porque no les duele absolutamente nada (esto no hace falta que lo digan). La última vez que conseguimos -y digo bien- fue por una visita a la entonces delegada, Isabel Guerra, la cual, a pesar de que ni sabía dónde estaba situado, puso el interés necesario para que se recuperara. Ella se hizo la foto oficial, pero no duró demasiado tiempo dando la hora como Dios manda. Todo producto de falta de interés de los extraños delegados que nos envían, Emilio.
ResponderEliminarHay una lista de problemas graves en Triana; éste es uno de ellos.
Se ha denunciado varias veces, pero parece que el reloj no le interesa nada más que a nosotros. Aunque no le pongan música, que sería lo deseable, al menos que funcionen sus esferas como Dios manda. Hace unos días hice un buen reportaje fotográfico sobre él.
ResponderEliminarEs conveniente insistir en este dilema, que como tantos otros en Triana, es absolutamente increíble.
ResponderEliminarPues iré poniendo mi reportaje con algún que otro comentario. Debemos hacer lo posible para que ese reloj de nuestro fielato sea, al menos, fidedigno en su hora. Si las da por Soleá... ¡Qué encanto!
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