
SÚPLICA A LA VÍRGEN DE LOS REYES
Llego a la Ciudad bendita
y el alma entera me vuela.
Sin Giraldillo,
sigue la Giralda esbelta.
Sin campanas,
igual de alegre que en fiestas.
Toco sus sillares nobles
y mi cuerpo se cimbrea
como un junco de nostalgia
anclado siempre a sus piedras.
Por la Puerta de los Palos,
lentamente, voy a Ella:
a la que es Reina de Reyes
mi alma en silencios le reza.
-¡Si volviera, Madre mía,
ay, Madre, si yo volviera
de nuevo a esta luz azul,
a pisar un día mi tierra
para no dejarla nunca...!
¡Ay, Madre, si Tú quisieras!
Emilio Jíménez Díaz
21 de Noviembre de 1997
No hay comentarios:
Publicar un comentario