sábado, 7 de julio de 2012

DESDE MI TORRE: UNOS DÍAS REPLETOS DE COSAS


Con gente como esta sólo se puede pasar de bien para arriba. Ha sido una semana maravillosa llena de risas, de juegos, bromas y mucha diversión. Si los niños se lo han pasado de lo lindo, al abuelo aún se le cae la baba al recordar uno por uno los minutos compartidos con ellos. Se han portado maravillosamente bien y no han dado lata ninguna a la hora de recoger la habitación, de comer, de las atracciones y del aseo diario. Son unos chavales excepcionales. Muchos clientes del hotel se llevaban las manos a la cabeza al saber que iba yo solo con los tres niños. En muchos casos, puede parecer imposible, pero no en éste. No querían ni monitores, ni los juegos comunitarios, ni el Club Infantil..., nada de nada. Decían que se lo pasaban "chupi" con el abuelo, que les contaba chistes y con el que siempre estaban divertidos. Me hacía falta una semana así, aunque no me haya podido fumar un cigarro tranquilo porque me lo hacían apagar al instante. Ha sido una gloria gozarlos aunque sólo haya sido una semana. El año que viene, si Dios quiere, volveremos a repetir la aventura en otro lugar, pero siempre con el mismo encanto. ¡Ay, mis niños!

Desde el hotel, donde cada día trasteaba por internet para estar informado, supe de la triste noticia de la muerte, a los 98 años, de un gran trianero: Alfonso Jaramillo, buen amigo de mi padre, socio número 2 del Real Betis Balompié, incansable luchador por las mejoras del viejo arrabal y extraordinaria persona. Desde aquí quiero enviar mi abrazo de condolencia a toda su familia, una de las más queridas del barrio.


Estando en esos días de asueto, se presentó en el Castillo de San Jorge la exposición "Desvelando Triana", con fotografías que recogen gran parte de la historia de la "Velá", y que estará abierta hasta el próximo 26 de Agosto. En el maravilloso libro-catálogo, que me tenía reservado mi amigo Ángel Vela, han intervenido, aparte de él, Luis Baras, Alfonso de Miguel, Esteban Romera, Marco Fernández Gómez, Elena Hormigo León, Alberto García Reyes, José María Rubio Rubio, José María Rubio Murillo, Eugenio Hernández, Rafael Martín Holgado y Aurelio Verde. Es una joya de edición con imágenes inéditas en su mayoría. Parece que la Tenencia de Alcaldía está despertando de ese sopor que se estaba haciendo crónico.


El viernes, de vuelta de la playa, y tras dejar a los niños sanos y salvos con sus padres, me alojé en el Hotel Abba de la Plaza de Chapina, porque a las nueve de la noche se presentaba en uno de sus salones el libro de Ángel Vela "Triana y su Velá en tiempos modernos", continuación del que presentó por estas fechas el pasado año. Tuve el tiempo justo para darme una vuelta por el barrio, visitar a la Virgen de la O, hacer fotos desde el puente con el horrible telón de fondo de la torre Pelli, rezar algo delante de la Virgen del Carmen, hacer lo propio en la Estrella, tomarme un par de cervezas en Mariscos Emilio..., trianear, en fin, en solitario, cosa que tanto me gusta. Por cierto: le han dado tan poca publicidad a la exposición de la Velá, por no decir ninguna, que no vi ni un sólo cartel que indicara a los visitantes del arrabal que allí había algo meritorio que ver.


Tras callejear por mi arrabal, encaminé mis pasos hacia "El Ancla". Allí nos dimos cita Juan Cembrano, José Luis Jiménez y Rafael Martín Holgado. Después de unas copillas en ese "Ateneo" apócrifo, Juan tuvo el detalle de invitarnos a almorzar en un restaurante cercano llamado "Amarras", una excelente marisquería en la que pudimos degustar algunas raciones exquisitas. La mayor de las sorpresas fue cuando aparecieron por el local Ana Díaz y Daniel Martínez, los responsables del periódico "Triana Crónica", que en este número último viene cargado con pólvora sobre esa torre que nadie ha podido tumbar. Hablamos de lo humano y lo divino y pasamos un rato inolvidable, de esos que dejan clara huella de amistad de la buena. Gracias a todos desde esta página por hacerme olvidar durante un buen rato las cosas que me afligen.


Sentí algunas ausencias importantes en ese almuerzo, pero comprendo que los amigos también tienen muchas obligaciones que atender. Después del cafelito y la copa de rigor, caí rendido en una breve siesta para estar a punto en la presentación del libro de mi amigo, que fue dado a conocer por el delegado del Distrito, Francisco L. Pérez Guerrero, tras el cual, en una especie nueva de presentación-entrevista, el editor de Guadalturia, José Mª Toro, fue entresacando a Ángel Vela parte de su contenido. El acto estuvo muy bien, y creo que el libro será tan interesante como la primera parte, en la que al autor, año por año desde la implantación de esta fiesta singular, nos ofrece pelos y señales de todo lo vivido en estos "días señalaítos".



Ayer, a las nueve de la mañana, vuelta a casa un tanto molido por el mucho ajetreo. Vuelta a la vida normal, que también se echa de menos cuando uno está tan andarrío. Tu cama, tu casa, tus cosas cotidianas. ¡Una bendición! Ya mismo llega la Velá, a la que espero asistir algún día si me coge con ánimo. Espero que se cumplan las nuevas ordenanzas, que la imposición de la música "generalizada" salga bien -aunque nunca suelen salir bien las imposiciones-, y tanto hablar de alicatado sí o no del malecón y llegan las fiestas sin que el ayuntamiento haya hecho nada para ponerlo vistoso con una manita de cal. ¿Cuándo llegará la imaginación al Poder?


8 comentarios:

  1. Espero que lo ánimos te acompañen y pasemos algún día-noche "desvelando" por Triana.

    Bienvenido.

    ResponderEliminar
  2. Espero animarme para ir algún día a la Velá.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo pasamos en grande con vosotros. Se nos pasó el tiempo volando, fuimos para una cerveza y nos quedamos hasta el café. Y confieso que nos quedamos con las ganas de la copa. Gracias a todos por las invitaciones. José Luis nos avisó un par de días antes, y no quisimos decirte nada para darte la sorpresa si el trabajo nos permitía hacer un receso. De verdad, hay que repetir, que aún te seguimos debiendo no sé cuántas cervezas!! Y sobre todo, tenemos que conseguir con vosotros llegar a pagar alguna vez. Mil gracias por todo. Un fuerte abrazo

      Eliminar
  3. La verdad es que me llevé una sorpresa super agradable. No os esperaba. José Luis no me había dicho nada de nada y cuando os vi aparecer se iluminó mi corazón. Gracias siempre por todas vuestras atenciones y por vuestro ánimo.
    Espero poder ir a la Velá algún día para repetir la historia.

    Un fuerte abrazo para los dos.

    ResponderEliminar
  4. No pude asistir, como sabes, a esa reunión por haber estado en una emisora de radio hablando del libro.
    Me alegró mucho verte en la presentación la misma tarde; sabía que estarías allí y, al menos, pudimos compartir una cerveza nocturna en la Sonanta.
    He sentido la muerte de Jaramillo, uno de mis "personajes relevantes" del libro de artículos en el Correo. Hoy ha entrado un recuerdo al también desaparecido, dos semanas antes, José María Busto, artículo que tenía escrito de antes del fallecimiento del gran bético.

    ResponderEliminar
  5. ... la entrada ha sido en Triana en la red; me faltó decirlo.

    ResponderEliminar
  6. Comprendo tus compromisos de ese día. La reunión la convocaste tú y yo me organicé, como bien sabes, antes de irme con mis nietos a la playa el día 28 de junio, habiendo reservado el hotel Abba para la presentación de tu libro. Y así lo hice. Te eché de menos, aunque algunos amigos me acompañaron y Juan Cembrano tuvo la gentileza de invitarnos a almorzar en un sitio que desconocía. No te tienes que sentir culpable por no haber estado en él. Otra vez será. Sí me dió mucha pena, aparte de tu lógica ausencia, de no haberme traído el libro, al que le hubiese dedicado con cariño una página en este humilde blog.

    Pasé un buen rato, aunque te eché de menos.

    ResponderEliminar
  7. Emilio: Sólo tenía uno que me enviaron por mensajero en la misma mañana. Al día siguiente el editor me mandó diez, según contrato, pero como te fuiste tan temprano no te lo pude entregar... Sabes bien que tienes un ejemplar. Cuando acabé la firma, que me retuvo un buen rato, los de la editorial ya habían recogido todo el tinglado... Fue, tú lo entiendes, una de esas noches en las que no puedes estar en todo, pero claro que tengo tu libro.
    No se me olvidó el catálogo de la exposición, que adquirí para ti. Y todavía no he conseguido otro, el que me corresponde como colaborador. Vaya una cosa por otra. Y lo siento de veras.

    ResponderEliminar