Buscando en mi biblioteca un libro que me hacía falta para rematar un trabajillo, me encontré de paso con el libro "Pregones de la Velá 1988-1998", cuya portada, con algunas levísimas modificaciones, es el cartel de este año, ni más ni menos, evidentemente del mismo dibujante, Vicente Flores Luque, y está fechada en enero de 1998.
Como trianero, la verdad es que me he llevado una sorpresa morrocotuda. ¿Qué necesidad tiene un artista de hacer un cartel repitiendo casi punto por punto la portada de un libro de hace 14 años? ¿Dónde el encargo con presentación tan rimbombante en el Abades? ¿Estamos en crisis de imaginación, aparte de la del euro? No he visto un comentario sobre el cartel -que a simple vista parecía de mi maestro Antonio Badía-. ¿Tan poca imaginación tienen nuestros cartelistas nombrados por la Tenencia para hacer un cartel original? En fin, creo que las recientes ordenanzas -esa que prohíben los globos por el recinto festivo- deben sacar un apéndice para someter el cartel a concurso. Al menos, para no repetirnos. Si a este cartel le pones cuatro flores y le quitas los nombres de los cuatro puntalitos de la antigua letra de soleá, le endiñas una luna-lunera, como hacían los poetas del cuarenta, y le das un repaso a las mismas orlas, te sale lo que te venden en los mercadillos: dos por uno. Y creo que Triana tiene la clase suficiente para haber estrenado cartel en esta Velá del cambio... y Comisión.
En la presentación del libro 'Triana y su Vela en tiempos modernos' con la compra del libro nos dieron un cartel que resultaba familiar. Al llegar a casa Comprobamos esto mismo que tu señalas hoy.
ResponderEliminarNo se si la comisión de la vela debiera haberse dado cuenta o no de ello, puesto que puedo entender que no todo el mundo posea como me consta que posees tu, todo aquello que se escribe de Triana. Lo que si creo es que si un artista no puede no debería asumir un encargo como este. Y si lo asume esto no es de recibo.
Creo que el artista le ha colado un gol por la escuadra a la Comisión. Claro que no es de recibo, Elisa, pero así son las cosas. Ya falta hasta imaginación.
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