Hoy es fácil encontrarse por las calles y plazas con vendedores ambulantes que te ofrecen toda clase de artículos. La mayoría de ellos son senegaleses que llevan un auténtico almacén en lo alto, en sus manos y en sus mochilas. Hasta una motosierra me ofrecieron hace unos días en la Taberna del Moriles, en la que la mayoría de los sábados me uno a mi charpa de amigos para tomar unas copas. También es fácil encontrarse de nuevo a los chamarileros asentados en los espacios públicos peatonales con el ofrecimiento de un sin fin de objetos, desde libros más usados que los vasos de los bares, hasta monedas y quincallería varia. Poco ha variado este "comercio" libre que siempre ha existido en nuestro país, lo hayan realizado unos u otros.
La imagen de hoy tiene el interés de un vendedor que me ha recordado a los años cincuenta y sesenta de nuestra existencia: la del vendedor ambulante de corbatas. Estos hombres llevaban un mazo de todos los colores, estilos y calidades, aunque el precio, por aquello del regateo, casi siempre se quedaba a gusto de vendedor y comprador.
Los recuerdo en Sevilla, muy especialmente, en los alrededores de la antigua estación ferroviaria de Plaza de Armas, la llamada estación de Córdoba, frente por frente a ella, en las puertas de los muchos bares, casas de citas y pensiones que allí tenían asentamiento, lo que siempre me ha hecho pensar por qué en ese sitio y no en otro. Ese lugar es el que más recuerdo de estos típicos vendedores, aunque solían pulular también por las calles céntricas. Pero al ser ese un paso casi obligado para mí, en mis retinas se ha quedado fijada esa imagen para siempre. Lo que jamás he podido entender es por qué y para qué comprar una corbata, y en la calle, en años en los que apenas si había dinero para ponerle un cuello nuevo y unos puños a la gastada camisa.
La primera se trata de la calle Sierpes en la esquina de Calvillo, al fondo se puede apreciar la puerta de la capillita de San José, la sdegunda no se puede adivinar muy bien el sitio. Me parece curioso sitio para vender corbatas, con la cantidad de tiendas que debía tener el vendedor alrededor. De cualquier manera, y si este mansajellega, saludos, Emilio y gracias por sus impagables entradas.
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