AGUA DE CARABAÑA
Agua de Carabaña
y aceite de ricino.
Había que purgarse,
indefectiblemente,
con periodicidad.
Desde la noche antes
nos decían:
-“Mañana
te tienes que purgar.”
Nos robaban el sueño
mientras crecía y crecía
una anticipada repugnancia
hacia la Carabaña y el ricino.
Según fuera el purgante.
Apenas clareaba la mañana
nuestra madre gritaba:
“¡Es la hora, mi rey!”
Y allí estaba el vaso
del purgante
que había que apurar
hasta la gota última.
Luego, avanzado el día,
corríamos una vez y otra vez
rumbo al retrete.
Hoy parece mentira
todo aquello
y hablar de agua de Carabaña
o aceite de ricino
es algo, diría yo,
que no interesa a casi nadie,
por no decir que a nadie,
aunque a mí sí me importa
y me interesa,
pues me niego a borrar,
porque me da la gana,
mis recuerdos,
por pequeños y vacuos
que parezcan.
Octubre 2011. México D. F.
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