Las noticias de hoy sobre el paro han sido desastrosas: cerca de 5 millones de parados, y el 30% -no podía ser de otra forma-, en la Andalucía gobernada por el PSOE y capitaneada por el señor José Antonio Griñán, aquel que dijo en su día que nuestra región sería ejemplo para España y para el mundo, el mismo al que, por su incompetencia manifiesta, su propio partido le ha quitado la gestión sobre nuestro río grande.
Lo de la Junta de Andalucía, desde los "Treinta años de nada" que dijo Rosell en su libro en relación a Manuel Chaves, ha sido un absoluto despropósito en todo, un despilfarro que habría que pagar con cárcel, un robo a mano armada a una región de una calidad humana, trabajadora y cultural que para sí quisieran otras. Y esta gente, desde el Alfonso Guerra que amparó a su hermano, pasando por todos los que han habitado los despachos del Poder, la han esquilmado hasta sus últimos estertores. Parece mentira que la mayor comunidad de España, y la que tiene mayores recursos naturales, se muera de inanición con estos nuevos contrabandistas que han dejado en simples caricaturas las hazañas de El Tempranillo, El Pernales, Curro Guillén y los Siete niños de Écija. La Junta de Andalucía ha vuelto a ser aquella Sierra Morena con la que no pudo acabar ni Zugasti.
46.677.772 euros costó la remodelación del Palacio de San Telmo para sentar allí sus reales la Presidencia del Gobierno Andaluz, las posaderas del nefasto Griñán y las orondas de Mar Moreno, y, por supuesto, las de todos sus directores, subdirectores, secretarias y secretarios, recogecosas, abrepuertas, cuñados, primas, hermanos, amantes, vecinos y amigos varios. Este espacio suntuoso de cerca de 22.000 metros cuadrados, más unos 18.000 de jardines, que bien pudiera haber albergado el Museo Romántico de Sevilla, está ahí para un Presidente que sólo sabe presidir la cabeza del paro del país, que se destaca por tener la flota de automóviles de alta gama más grande de Europa, de más número de teléfonos de última generación, de más cantidad de funcionarios y de más prebendados por el crimen del ERE. Un Presidente que niega a la justicia los papeles que le reclama una juez, Mercedes Alaya, que le ha echado más bemoles que el que él tenía que haberle echado para atajar la corrupción. Esta es Andalucía. Aquí, como dice el maestro Burgos, no passsssa naaaaada. Juan Guerra se fue de rositas, y en taco, como dicen Los Morancos, y todos se van con los bolsillos llenos en nombre del Partido Socialista Obrero Español. ¡Viva Cartagena!
Y ahora siguen teniendo la poca vergüenza de pedirle a los españoles el voto para seguir gobernando (mangando) el país. Si Pablo Iglesias levantase la cabeza, seguro que se volvería a su tumba del pavor de ver a la clase obrera vejada, maltratada, humillada y pasando más hambre que en la propia posguerra. Y ahora, cuando el barco de su partido se va a pique, los ministros salen corriendo como las ratas, forrados de millones, pero como las ratas: Bono, Alonso..., nadie quiere conocer a nadie. Y en el armario, por si acaso, aún guardan, mimadas en naftalina, las chaquetas y camisas con el yugo y las flechas.
¿Me equivoco si voto en blanco?
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