TOREROS DE TRIANA
JUAN BELMONTE
No fue posible un aire de bonanza
que le arrancara al corazón la pena
de saberse elegido. La serena
luz de la luna a un trapo rojo alcanza
que cuelga de sus manos. La esperanza
de dar un natural al toro llena
su trágica existencia. Una azucena
es su cara en la noche. ¡Maestranza!
¿Cuándo te alcanzaré? Desde Tablada
el fulgor de la aurora ya presiente
y se aleja furtiva a su mirada
con la fiebre ciñéndole la frente.
Juan espera una nueva madrugada
y se pierde en Triana tristemente.
Manuel Pacheco Segura
***
ENTRE SEVILLA Y TRIANA
1
La sangre sobre el albero
es bandera roja y gualda;
desde aquí veo la Giralda
"molde de fundir toreros".
El cantar de un alfarero
se oye en la Torre del Oro
y el Guadalquivir sonoro,
bailando por sevillanas,
va corneando Triana
como un gran celeste toro.
2
Adivina, adivinanza,
qué plaza en Paseo Colón,
es maestra en añoranza,
tiene a Triana un balcón,
puerta grande a la ilusión,
un arte que se hace danza
y forma de corazón.
¡Anda, adivínamelo!
Antonio Murciano
***
CURRO PUYA / GITANILLO DE TRIANA
1
Lanceaba por olivas.
(O, mejor, por aceitunas).
O por soles. O por lunas.
Eran lámparas votivas
sus manos verdes, cautivas
de cantes y de sonantas.
Un pleamar de gargantas
milenarias y morenas,
derramaba en las arenas
olas de olés a sus plantas.
2
Destronó al Clavel. Tenían
duendes morenos sus manos.
Guadalquivires gitanos
le bajaban, ¡o subían!,
por la sangre, y descendían
a su Verónica grana.
Y una tarde, Santa Ana,
alfarerita y torera,
se lo llevó a la barrera
de su celeste Triana.
3
Y está, ayayay de la noria
del cante siguiriyero,
tallado por "Fandanguero"
en el frontis de la gloria.
Hizo inmortal la memoria
del hondo temple que mana
la pura esencia gitana,
de esa seda lanceadora
que se llama, a toda hora,
Gitanillo de Triana.
Francisco Montero Galvache
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