RELOJ DE LA VEJEZ
Qué gran marrajo de la vida es este
reloj que tan aprisa gira y gira
mientras uno medita, piensa y mira
que camina su vida hacia el Oeste.
Mas no hay reloj que en esta vida preste
un segundo siquiera. No respira,
no para, no descansa, no retira
su marcado compás, aunque le cueste.
Se teme su latido en esta hora
en que la vida corre hacia el Poniente
y más pasado existe que futuro.
Pero el reloj su marcha no aminora,
y el viejo que lo mira ya presiente
que ha llegado el momento cruel y duro.
Emilio Jiménez Díaz
Al mamón ese lo tengo a diario,perenne, delante de mí en la figura de mi bata.
ResponderEliminarTodos, desgraciadamente, tenemos su esfera marcándonos un día, pero se nota más en la vejez.
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