RELOJ CRIMINAL DE VIDA
(A la memoria inolvidable del compositor mexicano Roberto Cantoral)
¿Quieres hundirme? Pasa las manillas
del segundero y ahógame entre ellas,
que cuando quieres estrellarme estrellas
mi vida entre tus vivas ruedecillas
que me muelen el alma, y hace astillas
de mi cuerpo, que con placer degüellas
sin ni pensar que en él dejé mis huellas
en cosas cotidianas y sencillas.
Nací, crecí y amé. Ese es el tiempo
tan breve que me has dado. Y ahora pido,
te ruego, por favor, sólo un segundo.
Jamás me he arrepentido ni arrepiento
de lo hecho o no hecho, mas te digo
que eres el criminal mayor del mundo.
Emilio Jiménez Díaz
Emilio Jiménez Díaz
¿Es producto nuevo este soneto, Emilio?
ResponderEliminarQué ajustado en lirismo e intención al "reloj" desesperado de Cantoral, el más bailado y llorado...
Sí, Ángel, son nuevos. Los hago y los tiro al cajón de siempre. Se iba a llamar, precisamente, "Reloj, no marques las horas", pero existe un libro que se llama igual que el hermoso bolero de Cantoral, quiero recordar -por no buscarlo ahora- que de Antonio Burgos.
ResponderEliminarEspero que te sigan gustando.
Este título tuyo es más rotundo y verdadero. Duele más.
ResponderEliminarSeguimos atentos. Un día ha de llegar, y estoy seguro de que no ha de faltar mucho, en que se aireará ese riquísimo cajón y su contenido será de todos.
Lo más rotundo, Ángel, es la pérdida de la juventud, cuando ves que el reloj corre igual de prisa que siempre, pero que a uno le parece más acelerado su latir. En la juventud todo es ilusión y búsqueda de un porvenir, pero en la senectud -desilucionado uno de demasiadas cosas- todo es negro, al menos para mí. O quizás sea que estoy en horas bajas.
ResponderEliminarPero, Emilio, deja algo de esa pesadumbre para cuando realmente seas viejo. Te llevo cinco años y, aunque algo gastaíllo, no siento la senectud, porque no es tiempo aún. Ya llegará. Fíjate lo que te queda por hacer hasta que tengas mi edad...
ResponderEliminarNo cabe duda de que estás en horas baja. Ánimo, porque tienes mucho bagaje, cámara y recámara para seguir por tu senda productiva y generosa de siempre. Estás en tu mejor momento; no hay más que leer tu nueva producción. Así que de viejo, nada.
Estoy más parado, como decía mi padre, que el caballo de un retratista. Yo diría que más parado que el reloj del Altozano.
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