ANUNCIACIÓN DE MARÍA
Dios te salve, María, tan temprana
y tan llena de gracia. A pie desnudo
llegabas desde el sueño. ¿Qué ángel rudo
te despertó a las seis de la mañana?
Eras la Virgen niña en la ventana
del nuevo amanecer; el labio mudo,
la miel de una sonrisa por escudo
y los ojos del puente de Triana.
El escenario estaba ya dispuesto
para el drama de siempre, y con tu gesto
diste cuerda al reloj de la alegría.
Dios te salve, María. (En este punto,
recuerdo tu sonrisa y me pregunto
si no eres tú quien salva a Dios, María).
Joaquín Márquez
"Fábulas peregrinas"
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