sábado, 4 de junio de 2011

TRIANA EN LABIOS DE LA COPLA (1)


A partir de hoy, y hasta que vosotros tengáis la paciencia de aguantarme, vamos a ir poniendo diariamente unas páginas de mi libro "Triana en labios de la copla", que, andando el tiempo, ya ha cumplido la mayoría de edad de 19 años, ya que salió al mercado el mes de julio de 1992 en Ediciones Giralda, pero que por culpa de su alto precio -16.000 pesetas de aquellos años- no llegó, desgraciadamente, a todos los trianeros, ni ha tenido la suerte en nuestro tiempo de verse impreso en edición de bolsillo, como sería de mi gusto. 

Aparte de mis propias fotografías y archivo, le debí y le sigo debiendo mucho a los amigos que pusieron sus excelentes fondos para lograr este libro de lujo. Por eso, quiero que quede constancia también aquí de los nombres de Ángel Vela Nieto, Juan Carlos Gallardo, Gabriel Pou y Manuel Rodríguez, así como a quienes me animaron a la tarea, muy especialmente a mi mujer y mis tres hijos. Esta "Aproximación a una antología de versos y cantares", estuvo prologada por mi buen amigo y excelente poeta Manuel Lauriño Cobos, y la dedicatoria del volumen fue la siguiente: "A mi padre, porque me enseñó a amarla y la llevó siempre en el corazón de sus coplas. A mis hijos, Myriam, Pablo y Emilio, para que sigan el ejemplo de su abuelo. A cuantos, por los surcos del mundo, dejaron una copla en el aire con el bendito nombre de TRIANA". En esta ocasión, mi dedicatoria también va para todos vosotros, para cuantos amáis a este arrabal con la pasión con la que un hijo ama a su madre, para cuantos lleváis el nombre hermoso de Triana en el alma y en el corazón.


A MANERA DE INTRODUCCIÓN (I)

No le importe, amigo lector, perder un rato de su preciado tiempo antes de adentrarse por los terrenos de un puñado de coplas que habrá de releer muchas veces.
En sus manos tiene la labor de un manojo de años, de algunos sinsabores y muchas duermevelas. También, para que mentirle, de inolvidables alegrías, de mágicas sorpresas, increíbles emociones y profundos recuerdos.
Si me impuse la obligación de recopilar parte del cancionero general del arrabal al que llaman Triana, tan sólo el amor por el barrio en el que nací tuvo la culpa. Barrio en el que tomé las aguas del bautismo en su célebre Pila de los Gitanos; que me vio crecer y corretear por Torrijos, Pureza, Betis y la Plazuela; dar la palabra de amor a una mujer al pie mismo de Señá Santa Ana, y que dio regazo a mis tres hijos, trianeros hasta el tuétano, que hoy pronuncian su nombre con la misma veneración que sus anteriores generaciones.
Si le sirve como consejo, no busque en este libro la rigurosidad del analista ni la metodología del licenciado. "Triana en labios de la copla" es el esqueje de un árbol frondoso, vivo y palpitante, al que cada día le crecen nuevas hojas, en una milagrosa y eterna primavera, por mor de autores, poetas, copleros o anónimos cantores.
Desde la A a la Z, desde sus Almonas al Zurraque, tendrá la oportunidad de repasar parte de su cancionero, sus esquinas, sus perfiles, sus hombres y mujeres, su laboriosidad, su cante y su ambiente, que ninguna arista de Triana se ha quedado jamás sin una copla que supiera fijarla. Para cantar a Triana en todas sus vertientes, siempre sobraron voces y plumas, donaire y gracia, ritmo y compás, amor y señorío.
Será, tal vez, por el caracoleo hermoso que ofrece su nombre para la rima, que no hubo juglar o trovador, clérigo o místico, poeta o escribano que se resistiese a llevar su nombre de sonoras claridades en las alforjas del camino.
Triana es Santa Ana, y campana, mañana, filigrana, soberana, sobrehumana, gitana, ventana, haragana, jarana, mejorana, porcelana, sultana, paisana, lejana, semana... Y es Triana río, y escalofrío, amorío, caserío, desafío, gentío, señorío, desvarío, navío, Rocío -¿he dicho Rocío?... Y es Triana orilla con Sevilla, arcilla, banderilla, barquilla, toquilla, rejilla, maravilla, manzanilla, Castilla, cuadrilla, buganvilla, quilla, capilla... Y Triana es puente y corriente, ardiente, clemente, ausente, decente, poniente, relente..., y sigan poniendo adverbios y adjetivos para esas rimas consonantes que, de seguro, no se agotan los veneros para el verso pronto y la copla fácil.
¿Será tan cantada por ser el frente amoroso de Sevilla, como reza la copla anotada por Rodríguez Marín?

Entre Sebiya y Triana
hay un río caudaloso;
entre dos que bien se quieren
no hay nada dificurtoso.

Quizás, quién sabe, por ser ella misma razón y ser de la copla, surco para el cancionero y fértil tierra para la semilla de los cantes. Pudiera ser que de tan solitaria en su arrabal, tuviera la imperiosa necesidad de cantarse antes de que arribaran en su historia conquistadores y prófugos, mareantes y mercachifles, barraganas y busconas, pícaros y aventureros, herejes e inquisidores, tratantes y gitanos. Tanto se cantó y tanto la cantaron en el trajinar de los siglos que basta con nombrarla para que, al amparo de su abierto sonido, los labios se conviertan en coplas.
"Acaso ni exista de verdad", nos decía el poeta José María Requena. Y en ese titubeo, en esa leve duda de creer o no creer en su presencia, aún machacaba el temblor de su posible verdad:

Todos la nombran
con voz de conocerla
hasta el cimiento mismo de su gracia.
Dicen Triana y ya no dicen más,
igual que si no fuera
otra cosa que nombre
de grandeza dormida junto al río
o recuerdo de alguien
que perdió la memoria
en el justo momento
de empezar a cantarla.


2 comentarios:

  1. Siempre es buen momento para dar a conocer una obra que es todo un canto de amor a Triana, por el empeño de tantos autores y por quien se atrevió -por el mismo amor- a hacer un monumento de coplas. A los autores hay que añadir, también, la pasión del editor.

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  2. Emilio Jiménez Díaz5 de junio de 2011, 9:26

    La única pena es que el libro no haya tenido una reedición de bolsillo que, además, se hubiera vendido muy bien.
    En este libro se esmeró el editor, nuestro amigo Paco Sosa.

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