DESPERTABA
Despertaba, lentamente,
la palabra sol, dormida
en una hamaca de agua
tejida de suaves brisas.
Amanecía en la selva
y en el mar amanecía.
El ruiseñor de la noche
quería ser aurora niña.
Una nubecilla blanca,
con ojos color de endrina,
daba voz al cielo azul
y color a mis retinas.
Resucitaban de súbito
mis muertos llenos de vida
y las ancianas acacias
de nuevo reverdecían.
La palabra sol jugaba
con el aire de una sílaba
y en la llama de tu lengua
se endulzaba mi saliva.
MÉXICO D. F. 2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario