martes, 31 de mayo de 2011

PÁRESE, POR FAVOR, A PENSAR (4)


José Manuel tiene a veces estas veleidades humorísticas, o esta cierta mala leche filosofal. De cualquier forma ¿quién no tiene un capricho de cuando en cuando? La fotografía que hoy ha robado a la realidad cotidiana, tiene varias lecturas y encierra diversos pensamientos. La crisis, por ejemplo, soldó la persiana, hoy llena de graffitis, de un capricho efímero con imagen de moda. Pocos se han salvado de la hoz globalizadora de los ricos de turno que nos retrata Estulin en su "Club Bilderberg". ¿Será el propio dueño del establecimiento quien mira indiferente a Holgado, intentando vender las pocas pertenencias fashion que tenía?

Otra lectura bien pudiera ser la siguiente. Un hombre, porque hay un hombre, aunque la protagonista sea la persiana decorada de sprays, tiene el capricho de sentarse ahí, mirando la vida con la indiferencia y la poca fe con la que algunos la observamos después de tantos latigazos de engaños y promesas. Pide una ayuda para poder comer, como ocurría a diario a partir de 1936 y muy especialmente en la larga posguerra. Para comer, sólo para comer. O sobra la Constitución o sobra el cartel de la angustia, o de nada vale el socialismo de la Bruja Pirula que han querido vendernos. Falta algo en esta fotografía. Y no es la caridad, precisamente. Algo nos dice que el sistema falla, y que hay un temblor inmenso en las estructuras de las almas. El cartel nos indicaba un futuro de gloria. El hombre, que no sabemos cómo se llama, es un aldabón que golpea fuerte en nuestras conciencias.

A José Manuel Holgado habría que quitarle la cámara de vez en cuando para que no nos martillee el corazón. Pero, claro, también él, el primer dolido, tiene sus caprichos.


Fotografía: José Manuel Holgado Brenes
Texto: Emilio Jiménez Díaz

2 comentarios:

  1. José Manuel Holgado Brenes3 de junio de 2011, 23:51

    Emilio exprime mis fotos hasta sacarles un jugo que el autor nunca podría imaginarse... ¡Bendito tandem que formamos un día! Pero, por favor que no me quiten la cámara que creo ya es una prolongación directa de mis miradas mas entrañables. Ya en agosto de 1986 me quitaron, me robaron una cámara de las de antes, formato universal 24x36 y fué en mi propia casa, aunque parezca mentira... la vivienda en obras... la puerta del piso abierta y... voló. Frío me da recordarlo.

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  2. ¡Es que la fotografía tiene tela, José Manuel!
    Pero que no te vayan a robar ninguna cámara más ni te metas más en obras.

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