martes, 15 de marzo de 2011

EL POETA DE LA SEMANA: JUAN REJANO (4)



COMPENSACIÓN

Niebla fija, arboleda
de fundidos ramajes,
vegetal nebulosa
que en su vientre guardara
la jubilada imagen
de todo el universo.
Así tu forma vana,
tu firme incertidumbre,
medusa de mil sierpes
flotando en las orillas
donde la nada empieza.

Nos robas, nos ocultas, 
te llevas lo soñado, 
la sangre y su ceniza 
quemada entre delirios, 
el esfuerzo, el milagro. 
Te llevas y devoras 
los soles que se apagan 
detrás de cada frente 
y luego les das vida 
de nuevo en tu regazo, 
secreta vida inútil 
que a nadie pertenece, 
tal si se derramara 
sobre un mundo de arena 
la estremecida savia 
de cada ser creado.

Como una ciudad triste, 
como una derribada 
ciudad que perdurase 
en lo más hondo y yerto 
de un mar siempre enlutado, 
tu negra fortaleza 
se esparce, presentida 
en cada sien, por valles 
de soledad perpetua.

Por ti dejan de oírse 
los himnos matinales 
que a plenitud convocan, 
y ciegan tus pupilas 
los encendidos mármoles 
donde el deseo rige; 
se arrastran los inviernos, 
la espiga se calcina 
y los racimos trémulos 
en que el amor palpita 
se secan como ubres 
que la aridez maldice.

Pero por ti podemos 
también unir las horas 
que bajan al abismo 
y suben a lo inmenso. 
Por ti, de cada llanto 
brota una rosa niña 
y del laurel deshecho 
un fulgor de esperanzas.

Por ti puede esta llama 
que en las entrañas llevo, 
crecer o fatigarse, 
morir por un momento 
para nacer más alta, 
sin agotar el ritmo 
en que vacila y cree.

—Ven, acércate, llega...
No, no, huye ...
Te amo
y te odio, lo mismo 
que tú alientas y escondes 
el pensamiento mío, 
sus ceñidas creaciones 
que al fin sólo son tuyas.


Juan Rejano

"El oscuro límite" (1948)

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