martes, 1 de marzo de 2011

CANCIONES POR NUESTRAS VIDAS: UN POQUITO DE PICANTE (93)

JOSEPHINE BAKER

Dentro del cancionero general no podemos obviar aquellas canciones que pasaron por nuestras vidas, sobre todo por las de nuestros abuelos y padres, por medio de las célebres compañías de revistas y zarzuelas del género frívolo, aunque algunos meapilas llegaron a titularlo como género ínfimo. Todo el libreto picante estaba saturado de palabras de doble sentido que hacían las delicias del personal, dejando adivinar las claras intenciones de los protagonistas, cuajando entre risas de un público ciertamente receptivo.

Tal vez la cumbre erótica-cachonda de estas piezas teatrales, se encuentre en la zarzuela festiva "La corte del faraón" (1910, con libreto de Guillermo Perrín y Miguel de los Palacios, y música de Vicente Lleó, zarzuela llena con escenas de comicidad y picardía que hacían las delicias de los espectadores. Las situaciones y el doble lenguaje fueron, sin duda, la gran base de éxito tan clamoroso, hasta el punto de que aún suele ponerse en escena en nuestros días. Inolvidable es el dúo de Lota y el casto José:

José.- Yo soy el casto José, / yo soy el casto, casto José. / Pastor he sido y entre rebaños / desde pequeño pastoreé.
Lota.- ¿Y en la montaña como en el prado / no turbó nunca tu soledad / ni un pensamiento de enamorado / que te dijera debes amar?
José.- Yo tocaba la flauta y el caramillo / a mi lado triscaban los cabritillos. / No pensaba en amores por ser pecado, / y además porque estaba muy ocupado / en que no se me fuera ni un corderito / y no se me perdiera el pobrecito.
Lota.- ¡Qué inocencia tan hermosa, / no se encuentra un hombre así! / un mancebo tan honesto / yo quisiera para mí.
José.- ¿Para ti?
Lota.- ¡Para mí! / Porque yo, como tú, soy así. / Ven, José. Ven acá./ Qué es amor yo te voy a explicar. / Porque creo / que el amor debe ser cosa rica. / ¡Ay! ¡Hebreo! / debe ser un bichito que pica. / Un bichito que da un hormigueo / sin saber en el sitio que está / y que enciende en el alma un deseo / que fatigas de muerte nos da.
José.- Yo no sé qué será, / de estas cosas estoy en la a. / Por favor, si señor. / No te acerques porque hace calor.
Lota.- Déjame que te diga dulces palabras. / Déjame que te ciña con dulces lazos. / Déjame que en tus ojos mis ojos mire / y de amor la cadena formen mis brazos.
José.- Déjame por Osiris, porque me azoras, / déjame por el Ibis y por Anubis, / el amor que me pides en vano imploras. / Déjame y no me hagas entrar por uvis.
Lota.- Ven, José, quiero yo.
José.- No me cojas la capa, que no.
Lota.- Ven José, ven acá / que la flor misteriosa del loto / para ti será.
José.- Quítate, déjame, / no me cojas la capa otra vez.
Lota.- Mírame, quiéreme, / que el amor es ventura y placer.
José.- Déjame, suéltame, / que la capa me vas a romper.
Lota.- ¡Pepito!
José.- ¡Chitito! Déjame, déjame, déjame.
Lota.- ¿Por qué?
José.- Porque yo soy el casto, yo soy el casto, / yo soy el casto, casto José.

No tiene desperdicio esta letra "Yo soy el casto José" de la zarzuela "La corte del faraón", que se nos asemeja mucho, por las ocurrencias del texto, a "La venganza de don Mendo" de Muñoz Seca. Eso de "entrar por uvis" y la "flor misteriosa del loto" es de lo más jocoso que pueda escribirse. De principio a fin, esta zarzuela nos hace reír una y otra vez. Otro de sus apartados sublimes es el de "El consejo de la viudas" que cantaba el coro femenino. Veamos qué consejos le dan las tres viudas de Tebas a Lota preparándola para su noche de boda:

"¡Salud a la doncella / hermosa como el día. / Que Anubis te proteja / y Osiris te bendiga! / Al pasar de soltera a casada / necesitas de preparación; / óyenos, porque somos viudas / y sabemos nuestra obligación. / Es muy duro / y molesto, yo te lo aseguro, / y muy pronto, / y muy pronto lo vas a saber, / el derecho, el derecho, / el derecho que tiene el marido / sobre su mujer. / Al marido después de la boda, / nada, nada se debe negar, / pues con él en la casa entra toda, / pero toda su autoridad. / Y aunque llanto, / aunque llanto al principio te cueste, / que él te trate, / que él te trate con mucha dureza, / si le sabes seguir la corriente, / pues al fin bajará la cabeza. / Sé hacendosa, / primorosa, / dale gusto / siempre cariñosa. / Muévete / para que / lo que pida  / dispuesto ya esté. / Cuídalo, / mímalo, / no le digas a nada / que no. / Y con estas ligeras nociones / de moral que te damos aquí, / tú verás cómo te las compones / para hacer a tu esposo feliz. / Sé hacendosa, / primorosa, / dale gusto / siempre cariñosa. / Muévete / para que / lo que pida / dispuesto ya esté. / Cuídalo, / mímalo, / no le digas a nada / que no. / ¿No? / No.

El desparjo y la gracia de las intérpretes aún ponían un mayor acento de erotismo a estas divertidas estrofas, como se demuestra en esta habanera de la misma zarzuela, titulada "Ay, ba":

Son las mujeres de Babilonia / las más ardientes que el amor crea. / Tienen el alma samaritana, / son por su fuego de Galilea. / Cuando suspiran voluptuosas / el babilonio muere de amor, / y cuando cantan ponen sus besos / en cada nota de su canción: / ¡Ay, Ba! ... ¡Ay, Ba! ... / Ay, babilonio que marea ... / ¡Ay, Ba! ... ¡Ay, Ba! ... / Ay, vámonos pronto a Judea! / ¡Ay, Ba! ... ¡Ay, Ba! ... ¡Ay, vámonos allá! / Como las hembras de Babilonia / no hay otras hembras tan incitantes. / Arde en sus ojos de amor la llama, / Buscan sus labios besos amantes. / Como palmeras que el viento agita, / doblan - si danzan - sus cuerpos bellos, / dando en sus giros al aire ardiente / la negra seda de sus cabellos. / ¡Ay, Ba!..., ¡Ay, Ba!... ¡Ay, Ba!... ¡Ay, vámonos allá!

Otra de estas obras que formaron furor en su tiempo fue la revista, o pasatiempo cómico-lírico en dos actos, como así se le denominó, titulado "Las Leandras" (1931), con texto de Emilio González del Castillo y José Muñoz Román, y libreto musical del maestro Francisco Alonso. El estreno se realizó en el Teatro Pavón de Madrid el 12 de noviembre de 1931, teniendo como estrella a Celia Gámez, acompañada por las vicetiples Amparito Sara, Cora Gámez, Conchita Ballesta, Pepita Arroyo, Pepe Alba, Enrique Parra, José Bárcenas, Manuel Rubio y Julio Lorente. De esta revista, que alcanzó 1800 representaciones consecutivas, destacamos su "Canción de las viudas", muy pareja con la que hemos presentado de "La Corte del faraón", e igual que la anterior con idéntico juego de palabras. Es una gozada.  

¡Ay, qué triste ser la viuda / que a un marido llora! / ¡Llora! / Al quedarse sin la ayuda / que le falta ahora. / ¡Hora! / No hago más que suspirar... / No me puedo consolar... / Y es que pienso con tristeza / que ya la cabeza / no va a levantar. / ¡Ay! / ¡Ay, qué triste es el vacío que ha dejado en una! / ¡Una! / Aunque él me dejó lo mío / que es una fortuna. / ¡Tuna! / Una finca de labor, / Explosivos y Exterior. / Y por eso busco a un hombre / a quien luego nombre / mi administrador. / Adminístreme usted / lo que el pobrecito dejó. / Hágalo para que / su vacío no sienta yo. / Acabó mi luna de miel / y se fue mi dicha con él. / Adminístreme usted / lo que el pobrecito dejó. / Hágalo para que / su vacío no sienta yo. / Enviudé / y estoy sin amor. / ¡Ay! / Adminístreme usted / lo que él me dejó.

¡Ay, digo yo, qué tiempos más maravillosos, y qué letristas y qué músicos y qué imaginación! Hoy, por desgracia, sólo impera el mal gusto tanto en el cine como en la escena, donde hace falta por fuerza un "cameo" a falta de la inteligencia de los autores.

  

2 comentarios:

  1. Como siempre, una maravillosa aportación para todos los que amamos estos géneros.
    En agosto tendré la oportunidad de ver nuevamente La corte de Faraón en los Jardines de Sabatini. Y no olvide, si viene por Madrid, contactar con esta "especie en peligro de extinción", cupletista y "cupletóloga"

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  2. No tardaré en pasar por Madrid. Cuando vaya, le enviaré un correo por si podemos encontrarnos aunque sea un rato.

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