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LA BELLA CHELITO |
En los benditos tiempos del cuplé, cuajado de vedettes el panorama, la graciosa picardía estaba a la orden del día, y había que agudizar la imaginación para competir con las rivales. Letristas y compositores se afanaban para dar en el clavo con alguna composición que se hiciese popular, lo que redundaría en excelentes dividendos. Uno de los cuples que se hicieron más famosos en aquellos años, inspirado en una polka italiana, fue el titulado "La pulga sabia", que al final fue conocido tan sólo como "La pulga", con letra de Álvaro Retana y música del maestro Monreal.
Hay una pulga maligna / que ya me está molestando / porque me pica y se esconde / y no la puedo echar mano. / Salta que salta va por mi traje / haciendo burla de mi pudor, / su impertinencia me da coraje / y como logre cogerla viva / para esta infame que estoy buscando, / para esta infame / no hay salvación, / no hay salvación, / no hay salvación, / no. / Yo descansaba leyendo / una novela preciosa / cuando esa pulga insolente / vino a ponerme nerviosa. / Ya cuatro veces se me ha escapado / cuando he creido cazarla yo / y por lo mucho que me ha picado / para esta pulga tan indiscreta / como la pille / entre mis manos, / como la pille / no habrá perdón, / no habrá perdón, / no habra perdón. / Aunque perdí mi sosiego / por una pulga imprudente, / voy a quedarme tranquila / pues conseguí darla muerte. / Ya más no corre, / ya más no pica, / entre mis manos / por fin murió. / A su reposo / vuelve esta chica / y por lo tanto, señores mios, / ha terminado / completamente, / ha terminado / esta canción.
La Bella Chelito, además, se dirigía al público, con soberana picardía, e incitaba a que entrase en su juego: -Mire usted detenidamente, caballero, ¿la ha visto usted? ¿por aquí?... y le señalaba sus ingles. ¿Por aquí?... y le enseñaba sus pechos. Imaginémonos la que se armaba en el teatro.
Otra "bella", La Bella Dorita, pero sobre todo la genial Julita Fons, hacía la delicia de todos los varones en el "Vals de la regadera", perteneciente a la zarzuela "La alegre trompetería", estrenada el 14 de octubre de 1907 en el Teatro Eslava, con letra de Antonio Paso y música de Vicente Lleó. Fue un tema que ya incluímos en "Canciones por nuestras vidas" el 18 de mayo del pasado año, en nuestro capítulo número 7, pero que nos viene perfectamente al pelo en esta ocasión de las canciones pícaras:
Tengo un jardín en mi casa/ que es la mar de rebonito;/ pero no hay quien me lo riegue/ y lo tengo muy sequito./ Aunque no soy jardinera/ y me cansa el trabajar,/ por la noche, aunque no quiera,/ yo lo tengo que regar./ Al levantarme/ y al acostarme,/ lleno de agua/ la regadera/ y con las faldas/ muy recogidas/ lo voy regando/ de esta manera./ Ahora este macizo/ luego esta ladera/ y un par de chorritos/ en la enredadera./ Pero me fastidia/ tener que regar,/ pues acabo hacha una sopa/ y me tengo que mudar.// No encuentro ni un jardinero/ y es el caso extraordinario./ Entre tanto caballero/ no hay ninguno voluntario. ¿No?/ No se asuste si le invito/ a que venga a trabajar/ porque como es tan chiquito/ tiene poco que regar./ Y si hay alguno/ que al escucharme/ gustoso acepta mi regadera,/ yo te aseguro/ que en dos lecciones/ sale regando/ de esta manera./ Eche usté un chorrito/ en estos jazmines./ ¡Cuidadito, pollo/ con los calcetines!/ Pero me fastidia/ tener que regar/ porque acabo hecha una sopa/ y me tengo que mudar.
No todo ha sido zarzuelas y cuplés, también en el mundo del flamenco la picardía, las cancioncillas picantes, han tenido su sitio. Recordemos si no estos tanguillos gaditanos del gran cantaor Juan Martínez Vilches "Pericón de Cádiz":
No sé que le pasa / a mi prima Juana/ que cuando viene el novio / saca el atril. / El novio es un sinverguenza / que vive en Triana, / que toca la corneta / y el cornetín. / Se pone muy nerviosa / y muy zalamera / cuando mi prima Juana lo ve venir, / y es lo que dice ella con alegría: / toca, toca que toca / durante el día / y luego viene de noche y me toca a mí.
Entre tantas canciones melódicas con letras sentimentales, no podían faltar por nuestras vidas estas llenas de sabor picante que, en las salas de los teatros y de los muchos cabarets que existieron, hicieron felices a nuestros abuelos y padres en la más lozana juventud.
Entre tantas canciones melódicas con letras sentimentales, no podían faltar por nuestras vidas estas llenas de sabor picante que, en las salas de los teatros y de los muchos cabarets que existieron, hicieron felices a nuestros abuelos y padres en la más lozana juventud.
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