TÚ Y LA LUZ
La lluvia luego agonizó de antes
con perfil de después y siempre nunca.
La rosa nardo equivocó su aroma;
su aroma y su color y, el jardinero,
puso en duda al jardín,
¡y a la jardinería!
En la raíz del nardo lloraba la azucena.
El sol después agonizó en el luego,
con mirada de antes nunca siempre,
y se enredó en su sombra.
El lirio margarita deshojaba espejismos
y las adolescentes salían de la escuela
con calcetines rojos y blanquísimas faldas.
Las amapolas encendían el alma
del trigal verde niño embelesado
y el rubio trigo apenas si era un sueño
y así la harina como el pan crujiente.
La lluvia luego, el sol después, el día, la noche,
y aquella estrella, amarilla de amor,
en el fondo del fondo del corazón del cielo,
hablándome de ti, deletreando tu nombre de dos sílabas,
recordándome que tú y la luz, oh, amor, amor, amor,
siempre vendréis conmigo,
¡como siempre!
México D. F. 2011
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