EL DIOS DE LA ECONOMÍA
1
El Dios de la Economía
ahorró y ahorró y ahorró tanto
que murió en la carestía.
2
Para aumentar su fortuna
abrió una casa de bolsa
que se le quebró en las manos
igual que un globo de goma.
3
El Dios de la Economía
sabía tanto de finanzas
que usaba cheques de hule
para taparse la cara.
4
Le hicieron su templo al Dios
sus creyentes más sinceros
con medias de prostitutas
y corbatas de banqueros.
5
El Dios de la Economía
por mostrar su diente de oro
se reía y se reía
y se reía de todo.
6
Del hambre, de la miseria
y de los desamparados
se reía y se reía,
mostrando su diente oro,
el Dios de la Economía.
7
Pero así era Él, y un Dios,
como el de la Economía
no tenía porqué que creer
en lo que el hombre creía.
8
No creía, pues, en Él
el Dios de la Economía,
por eso se divertía
viendo a los demás creer
en su absurda fantasía.
9
El Dios de la Economía
era un viejo cavicornio
que le temía a los espejos
y rendía culto al Demonio.
10
Cuentan que un día se murió
contando monedas falsas
como un méndigo cabrón
y al morir hicieron fiesta
en la Tierra y en el Sol.
En el poema de Juan el Dios de la Economía muere, pero en la realidad está vivo y bien vivo; es el que manda, y cuando muera -no lo veremos nosotros- harán fiesta los héroes y mártires que habrán sido capaces de aniquilarlo.
ResponderEliminar¿No veremos algún día la caida de los dioses?
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