
¡No me lo puedo creer,
ay, señor don Diego Márquez,
que le hayan robado a usted,
siendo usted quien es, quien es!
Que le roben a Ramírez
que sólo sabe poesías…
mas que le roben a usted,
jefe de la policía,
¡No me lo puedo creer!
Si a usted, que es comisario,
dos veces los ladronzuelos
le han sirlado el domicilio,
desde aquí le pido auxilio.
¿Dónde guardo yo los libros,
el tabaco, la petaca,
mi maleta, el neceser,
y cuatro placas de alpaca?
¡No me lo puedo creer!
Cuando era Presidente
del Coso de Los Califas,
aplaudí su dimisión:
las orejas no se rifan.
¡Demostró ser un señor!
Mas si a usted, don Diego Márquez,
jefe de la Policía,
le han robado dos veces:
disculpe usted que me ría.
¿Más agentes? ¡Pídalos!
¡Pero pídalos urgentes,
no vayan a ser que tarde
cual la Ronda de Poniente!
Su declaración me deja
medio atontado, alelado,
si dos veces le han robado
a usted transmito mi queja.
Cinco años que aquí habito
cinco radios se han llevado
del aparcamiento mío,
donde hay un guarda jurado.
Y seis veces le han sirlado
a mis hijos las carteras
para llevarse mil duros
que les da su gran abuela.
Por eso, don Diego Márquez,
yo me preocupo de veras,
y no se queje de agentes,
no me vale su defensa,
me valen sus dos cojones
si usted se los echa al tema
y nos quita tanta escoria
que nos rodea y nos cerca.
Pero si un comisario dice
que le han robado dos veces
en su propio domicilio:
al Rey, a Aznar, al que sea
gritando les pido auxilio.
ay, señor don Diego Márquez,
que le hayan robado a usted,
siendo usted quien es, quien es!
Que le roben a Ramírez
que sólo sabe poesías…
mas que le roben a usted,
jefe de la policía,
¡No me lo puedo creer!
Si a usted, que es comisario,
dos veces los ladronzuelos
le han sirlado el domicilio,
desde aquí le pido auxilio.
¿Dónde guardo yo los libros,
el tabaco, la petaca,
mi maleta, el neceser,
y cuatro placas de alpaca?
¡No me lo puedo creer!
Cuando era Presidente
del Coso de Los Califas,
aplaudí su dimisión:
las orejas no se rifan.
¡Demostró ser un señor!
Mas si a usted, don Diego Márquez,
jefe de la Policía,
le han robado dos veces:
disculpe usted que me ría.
¿Más agentes? ¡Pídalos!
¡Pero pídalos urgentes,
no vayan a ser que tarde
cual la Ronda de Poniente!
Su declaración me deja
medio atontado, alelado,
si dos veces le han robado
a usted transmito mi queja.
Cinco años que aquí habito
cinco radios se han llevado
del aparcamiento mío,
donde hay un guarda jurado.
Y seis veces le han sirlado
a mis hijos las carteras
para llevarse mil duros
que les da su gran abuela.
Por eso, don Diego Márquez,
yo me preocupo de veras,
y no se queje de agentes,
no me vale su defensa,
me valen sus dos cojones
si usted se los echa al tema
y nos quita tanta escoria
que nos rodea y nos cerca.
Pero si un comisario dice
que le han robado dos veces
en su propio domicilio:
al Rey, a Aznar, al que sea
gritando les pido auxilio.
Imagino la risa de los cordobeses leyendo al ciudadano Ramírez sorprendido y asustado ante el peligro de los cacos...
ResponderEliminarPues la verdad es que sí, Ángel. Lo que no comprendí fue cómo este señor se lo contó a la prensa. Que a un comisario jefe le roben varias veces en su propio domicilio, tiene guasa. ¡Cosas!
ResponderEliminar