
SIN SOL, SIN SAL, SIN SON, SIN MIRAMIENTO
El verdadero artista flamenco se distingue porque en cada actuación intenta ofrecer algo novedoso, sorpresivo, fruto de la inspiración del momento. Actúa siempre a pecho descubierto, viviendo momentos de auténtica pelea con el cante, buscando sin tregua ese instante mágico que cuando aparece, en comunión con el auditorio, hace que esta manifestación artística sea única y nos conmueva hasta en lo más profundo de nuestro ser. Hoy en día la gran mayoría ofrecen en sus recitales y actuaciones un producto elaborado en la trastienda, descafeinado, con mucha cocinilla, sin espontaneidad alguna, simples fotocopias que a fuerza de reproducciones mal elaboradas van perdiendo el brillo y la nitidez del original que intentan plagiar. Con ese método de trabajo se pierde la naturalidad y el misterio de una música que tan arraigada está a los sentimientos, que debe transmitir emoción a la hora de ejecutase. El “duende” hace ya tiempo que comenzó a distanciarse de esta forma de actuar tan alejada del verdadero cante jondo. La originalidad, salvo raras excepciones, es cada vez más escasa. Se escuchan siguiriyas que no suenan a siguiriya o guitarristas que ejecutan falsetas tan elaboradas y armonizadas que no recuerdan en absoluto el estilo que están intentando expresar, bailes tan alejados ya de la matriz flamenca que para entenderlos habría que realizar un curso intensivo de ballet ruso.
El verdadero artista flamenco se distingue porque en cada actuación intenta ofrecer algo novedoso, sorpresivo, fruto de la inspiración del momento. Actúa siempre a pecho descubierto, viviendo momentos de auténtica pelea con el cante, buscando sin tregua ese instante mágico que cuando aparece, en comunión con el auditorio, hace que esta manifestación artística sea única y nos conmueva hasta en lo más profundo de nuestro ser. Hoy en día la gran mayoría ofrecen en sus recitales y actuaciones un producto elaborado en la trastienda, descafeinado, con mucha cocinilla, sin espontaneidad alguna, simples fotocopias que a fuerza de reproducciones mal elaboradas van perdiendo el brillo y la nitidez del original que intentan plagiar. Con ese método de trabajo se pierde la naturalidad y el misterio de una música que tan arraigada está a los sentimientos, que debe transmitir emoción a la hora de ejecutase. El “duende” hace ya tiempo que comenzó a distanciarse de esta forma de actuar tan alejada del verdadero cante jondo. La originalidad, salvo raras excepciones, es cada vez más escasa. Se escuchan siguiriyas que no suenan a siguiriya o guitarristas que ejecutan falsetas tan elaboradas y armonizadas que no recuerdan en absoluto el estilo que están intentando expresar, bailes tan alejados ya de la matriz flamenca que para entenderlos habría que realizar un curso intensivo de ballet ruso.
Con la tan traída y llevada excusa de la evolución, se está aguando el vino desde hace mucho tiempo. Se está adulterando la solera del auténtico arte jondo. La evolución de cualquier disciplina artística está sometida siempre al genio y al ingenio creador del artista que, dotado del talento necesario, va dejando, por decantación, a lo largo de toda su obra la huella de su singular manera de sentir. Van Gogh, Cezanne, Picasso, etc., hicieron posible con su creatividad y talento la evolución del arte de la pintura. Lo mismo hicieron en el flamenco Manuel Torre, Chacón, La Niña de los Peines, Caracol, Mairena, Javier Molina, Montoya, Ricardo, Melchor,… Por desgracia, desde hace tiempo, estamos sufriendo la aparición de un ejército de gente de lo más normalita que se autoconsideran auténticos creadores y transformadores de un arte que desconocen, porque, o no lo han mamado, o despreciando la herencia de nuestros mayores, no se preocupan por aprender ahondando en sus raíces más auténticas, esas que sirvieron de sustento a tantos intérpretes ya desaparecidos, los mismos que a base de fatigas nos hicieron llegar el genuino tesoro de la mejor expresión musical del pueblo andaluz.
En estos días se están emitiendo en Canal Sur una serie de programas dedicados a celebrar el reconocimiento del Arte Flamenco por parte de la Unesco como PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL DE LA HUMANIDAD, titulados: “El Sol, La Sal, El Son”. Dichos programas están presentados por Jesús Quintero y el torero Francisco Rivera y pagados con el dinero de todos los andaluces. Es de juzgado de guardia el contenido que en su mayor parte se ofrece a la audiencia. Los verdaderos valores de este arte brillan por su ausencia. Ahí se está dando gato por liebre. Eso es un insulto a la afición flamenca. Es un espacio deshabitado de toda razón, vacío, como las innumerables sillas que decoran su escenario. Ya es hora de plantarle cara a tanto desaprensivo que pisotea, sin compasión, el caudal sonoro más preciado de Andalucía dándole cancha a una plebe de impostores dispuestos a pescar a sus anchas en el río revuelto de euros en que han convertido a nuestro patrimonio artístico los políticos de turno, que son los que, por desgracia, tienen hoy el poder necesario para hacer de la rica capa del flamenco su sayo particular. Al frente de tanta inquisición, la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco, que prima con su complacencia económica a muchos pseudo artistas que dócilmente apesebrados se alimentan con ricas subvenciones en sus dadivosas manos, dejando abandonados la mayor de las veces a verdaderos portadores del arte gitano/andaluz que se las ven y se las desean tratando de sobrevivir a duras penas frente a la corriente destructora del nuevo “flamenquito” que nos quieren imponer con calzador y sin anestesia.
Ahora que tan de moda está la inclusión del flamenco en las aulas, son estos nuevos barandas los que deberían matricularse hasta aprobar tan flamenca asignatura, y así evitar que se nos siga insultando con espectáculos tan bochornosos y degradantes como los que está emitiendo la televisión pública andaluza, que provocan la vergüenza y la indignación en las auténticas almas flamencas.
En contadas ocasiones el aficionado tiene la suerte de liberarse de tanta morralla y encontrar el antídoto idóneo en una reunión de auténticos cabales. Esa suerte la tuvimos hace unos días en la veterana Peña Flamenca Los Cernícalos. Desde Madrid se desplazó para estar con nosotros el guitarrista Juan Antonio Muñoz y presentar el magnífico libro que ha publicado relatando sus recuerdos de Antonio Mairena, con el que le unió una estrecha y fructífera amistad que se vio enriquecida con innumerable correspondencia y multitud de documentos sonoros grabados en la intimidad que dan testimonio de la obra tan importante que nos ha legado el maestro de los Alcores.
Tras finalizar la presentación del libro y el debate que se produjo a continuación, la guitarra de Juan Antonio propició que poco a poco la reunión fuera entrando en situación. El sabor flamenquísimo del toque inolvidable de Melchor de Marchena ejecutado a la perfección por Juan Antonio, fiel seguidor de su escuela, abrió de par en par las puertas del sentimiento a los allí presentes. El eco plazuelero de Manuel Moneo le contestó a la guitarra con una gama de cantes por soleares y siguirillas de una justeza y de un sabor tan gitano que hizo brotar más de una lágrima de emoción a los que tuvimos la suerte de vivir dicha velada. No encuentro palabras para expresar con exactitud lo que esa noche compartimos con la familia Moneo. Barullo y su hijo Manuel a la guitarra pusieron el contrapunto a tanto derroche de autenticidad cantaora, por derecho, como mandan los cánones. Dichosa la rama que al tronco sale. Gracias, Manuel Moneo, por recordarnos que todavía no se ha secado el manantial tan fecundo que hizo que el nombre de Jerez se escribiera con letras de oro en la historia del Arte Flamenco.
Desde las peñas flamencas tenemos mucho que decir a la hora de poner los medios necesarios que eviten la contaminación tan dañina que está sufriendo nuestro arte, debemos intentar entre todos que el son, la sal y el sol no pierdan el brillo que ha estado iluminando el talento y la creatividad de los auténticos transmisores del espíritu gitano/andaluz y flamenco de nuestro pueblo.
Pedro Carabante Medina
Al autor de éste escrito lo debemos elevar de inmediato a la categoría de quinto evangelista,porque lo que escribe es ni más ni menos, que un capítulo del evangelio flamenco,ese al que los mangantes de turno tienen secuestrado,escondido y olvidado, como al otro, al de los cristianos, y que quieren sustituir por los apócrifos, que parecen ser más divertidos,más ligeros y de mas fácil cumplimiento.
ResponderEliminarEse acoso y derribo al que están sometidas tantas cosas fundamentales para sustituirlas por sus sucedáneos, como ocurre en las épocas de indigencia en éste caso ética y moral, también lo está sufriendo el flamenco y lo más indignante ,lo que te remueve las tripas, es que lo estén perpetrando gentes que viven de él y que dicen defenderlo, porque han conseguido que alguien, que posiblemente no sepa ni de qué se trata, lo haya elevado al limbo etéreo de no se qué de la humanidad,debidamente jaleados por los que medran a su costa para "conseguir todos sus objetivos personales"frase de la que probablemente desconozcan su precedente y que en éste caso hay que acabar diciendo "la guerra (contra el flamenco) ha empezado".
Hace muchos años ofrecí en Córdoba, en la Semana Cultural dedicada a Blanca del Rey, una conferencia que se publicó en un suelto especial de la revista "Sevilla Flamenca" con el título "¿Innovación? No, gracias". Y me querían matar por decir las verdades que hoy denuncia Carabante. Ya hablaba de este tema. Lo que me preocupa es que todo el flamenco tenga que pasar por la Junta de Andalucía, cuando es un patrimonio del pueblo.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con la última frase de Emilio. Quizá sea momento de que, también en el flamenco, la sociedad civil haga valer sus derechos y nos dejemos de tanto patrocinio. Pero, claro, también los artistas tienen que tener en cuenta que si dejamos de lado al poder político, éste se llevará las subvenciones, con lo que habrá que bajar el caché y cobrarán más los que arriesguen y gusten al público, que volverá a ser el que dicte el criterio de quién es mejor artista.
ResponderEliminarCon respecto al comentario de Carabante (que no sé quién es ni cuál es su relación con el flamenco), habría mucho que hablar, porque mezcla cosas que no tienen mucha relación. Por sus palabras veo que es un seguidor de Mairena y no quiero ni pensar que volvamos de nuevo a repartir carnés de flamencos según la teología de Mundo y Formas, el cante gitano-andaluz, etc.,etc. A ver si por quejarnos de la Junta y de Canal Sur volvemos otra vez a la ortodoxia según Molina y Mairena. Y, no olvidemos que Mairena estuvo muy pero que muy cerca del poder y la Junta lo ha tomado como estandarte.
Tampoco se debería mezclar innovación con mamarrachada. En fin, un tema arduo y espero que no haya quien a río revuelto quiera obtener ganancia de pescadores.
Amigo "CLB", soy Pedro Carabante, para su información le comento lo siguiente: Nací en en Jerez hace 65 años y tuve la suerte de hacerlo en uno de los barrios más flamencos de Andalucía, el barrio de San Miguel y La Plazuela, cuna de Manuel Torre, Don Antonio Chacón, La Paquera, Lola Flores, Parrilla de Jerez, y en fin tan larga nómina de auténticos artistas de lo jondo que sería imposible mostrársela en esta reducida epístola. Le comento también para su conocimiento que actualmente soy presidente de la Peña Flamenca "Los Cernícalos", tercera de España y primera de la provincia de Cádiz. En mi currículo como aficionado anoto ya más de cincuenta años de relación estrecha con este arte, algo habré aprendido, digo yo. Mis preferencias siempre han estado sujetas a la búsqueda de lo auténtico, y en ese tiempo, efectivamente, me han gustado las maneras de Antonio Mairena, y sobre todo la gran herencia que nos ha dejado, fruto de su trabajo y preocupación durante toda una vida profesional. Pero también le digo, que en la misma medida, soy forofo de Terremoto, Talega, Manolito de María, Agujeta, Chocolate, La Paquera, Perrate, Las Niñas de Utrera, Merlchor, Paco de Lucía, Camarón, Caracol, Morao, Manolo Sanlúcar, en fin para que seguir, sería interminable. Soy seguidor y admirador de toda persona, que en su faceta artística, camine por la vereda de la sinceridad, de los que transitan por ella sin intención de dar coba al novato. Innovación, SI, pero de la mano y de la inteligencia de los que están dotados para ese cometito. Los verdaderos innovadores nunca son un ejército.
ResponderEliminarAh, pues le agradezco su amabilidad al informarme tan exhaustivamente de su persona. Todo ese bagaje es totalmente respetable y comparto con usted su gusto por Don Antonio Chacón, Paco de Lucía,Camarón, Caracol, Manolo Sanlúcar, la Paquera, Chocolate y Mairena, además de, seguramente, muchos otros que no ha habido ocasión de mencionar. Todos ellos grandes artistas del flamenco. Tengo que reconocer, no obstante, que no me considero con la suficiente capacidad para discernir hasta dónde debe llegar la innovación de un artista, ni si es o no sincero en su arte. Creo que un artista, si lo es de verdad, tiene su propia forma de expresión con la que yo estaré más o menos de acuerdo, pero que debo respetar como muestra de lo variado que es el arte. Lo que sí tengo bastante claro es que no me gustan que me tracen el camino por el que tienen que ir mis gustos, ni tampoco que haya quien me señale qué es flamenco, qué no es flamenco, quién lo hace bien o quién mal. Entiendo su disgusto con Canal Sur, cuya programación flamenca es más que mejorable (y así ha sido siempre, por otra parte). Pero, vuelvo a repetir que no quiero que,con el pretexto de "salvarnos" de una supuesta mixtificación del flamenco, nos impongan "ideologías" de ningún tipo. El arte, o es libre, o no es nada.
ResponderEliminarCon todo respeto...
Una pregunta, señor Carabante. Cuando dice "primera de la provincia de Cádiz" supongo se refiere a que es la peña más antigua. ¿Es así? ¿Podría decirme en qué año se fundó la peña?
ResponderEliminarCon papeles, la Peña Famenca "Los Cernicalos" ejerce su actividad desde el año 1969, aunque desde principio de los sesenta ya se reunian los cernicalos fundadores con el afán de promocionar y dignificar la música flamenca en sus tres vertientes: cante, guitarra y baile.
ResponderEliminarCreo que el arte es libre para ser arte.Para ser una mamarrachada debería de estar más constreñida esa libertad, que puede convertirse y en muchos casos se convierte, en un atropello chabacano al verdadero arte, que pese a ser libre, tiene sus normas , sus ataduras,su evolución y merece, cuando menos, el respeto de la pléyade de "innovadores" que nos amenazan contínuamente con su evolución;naturalmente que después de haber hecho pasar una brigada de derribos Pavón por el mismo .Creen, (de crear) los nuevos gurús, para que podamos creer en ellos.Lo demás suena a timo de la estampita.
ResponderEliminarYo creo que el arte necesita cierta perspectiva. Es verdad que, a la luz de los cánones que se reconocen como tales, es complejo y, a veces, casi imposible, poder entender y situar aquello que se ofrece como creación. Seguramente el paso del tiempo irá decantando esas muestras artísticas y solamente perdurará lo que tenga verdadera calidad. Sin embargo, cuando se trata de posturas contemporáneas es bastante difícil, pues la mayoría de las veces van unidos cambios en la obra de arte y también en las mentalidades. Sin embargo, podemos caer en errores. Hay un caso clarísimo en la Historia del Arte: cuando los pintores impresionistas intentan que sus cuadros figuren en los Salones oficiales, son rechazados, de forma que participan, a manera de protesta, en un Salón que se denominó Les Refussés, los rechazados. Lo que entonces fue una transgresión, por el uso difuminado de los contornos, los colores simbólicos, la pintura al aire libre, etc., es ahora un clásico. ¿Cómo podemos estar seguro de no equivocarnos en nuestros juicios del arte de ahora?
ResponderEliminarApasionante asunto, que necesitaría de muchas páginas para debatir y casi seguro,no llegar a conclusiones o acuerdos definitivos.
ResponderEliminarEs muy cierto que el arte admite y necesita innovación y que lo que hoy no se aprecia sí se valora pasado un tiempo.
Esto creo que es así, también, en un arte tan especial y delicado como el flamenco, que aún siendo musical no se le puede atrapar en una partitura.
Por mi parte quede aquí el tajo, que si hay ocasión de abrirlo de nuevo me encantará participar.
Lo que me hace recelar con relación a la evolución ¿necesaria? del flamenco, es la extensísima nómina de "genios" innovadores empeñados en "mejorar" a toda costa lo inmejorable,eso sí,abaratando su dificultad y relajando su pasión.
Extraña innovación en todo caso.
Estimado amigo, estoy de acuerdo que es un tema apasionante y quizá en este blog o en cualquier otro podamos discutirlo de forma reposada y respetuosa. Un pequeño detalle me gustaría resaltar, acerca de su comentario: no sé si la evolución en el flamenco es necesaria o no, lo que sí sé es que es inevitable. Y, por otro lado, coincido con usted en que, en ocasiones, se ofrece como innovación lo que es simplemente una variante propia o una forma particular de entender el modelo. Quizá podamos estar de acuerdo en que, para innovar, hay que tener, primero, muchísimo conocimiento y, segundo, muchísimo talento. Saludos.
ResponderEliminarquerido el flamenco como todo arte de expresion es un sentimiento libre y que a usted no le guste me parece muy bien ¿ pero quien dice que es flamenco y quien no ? y quien es usted pa decirlo ..usted ha nacido en unas sentrañas flamenca? ..el flamenco es una forma de vivir no es una forma de estudiar...
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