
Se presentía desde que nos llegaban los últimos nubarrones de las noticias de la clínica madrileña. Pero todo mal presentimiento siempre tiene una puerta abierta a la esperanza. Y creíamos en ella, nos aferrábamos a ella, pero esta virtud se nos ha convertido en desgracia, en la terrible pérdida de un andaluz universal y una extraordinaria persona. En estos momentos, a todos aquellos que tuvimos la suerte de conocerlo se nos agolpan los recuerdos: las veces que tuvimos la suerte de almozar con él en su Granada, o tomar unas cervezas en Triana, o alegrarnos cuando recogió su distinción "Compás del Cante" en el salón real del Alfonso XIII el año 1996, que le había otorgado el jurado de la ilustración de esta página.
La esperanza no quiso echarnos una mano en esta ocasión tan sorprendente por inesperada, y sólo sabemos llorar esta desgracia, desgracia para su familia y para la gran familia del mundo flamenco en el que estamos inmersos.
Recuerdo que, el año 1994, la Peña La Platería hizo un libro en su homenaje para el que se me pidió mi colaboración, a la que titulé Morente "El Maldito" y del que entresaco algunos párrafos:
"Enrique, tal vez imitando el silencio de las aguas ocultas de Granada, es hombre que sabe callar con glorioso estoicismo sus triunfos y sus fracasos, los aplausos y las puñaladas hirientes. Ni quiere aparentar triunfalismos con alharacas ni heridas con cicatrices. Por él resbala la crónica del tiempo como por las hojas de un sauce la lluvia recién caida. Ni le empalagan los halagos ni le abofetean las críticas, como si hubiese un lema grabado en su frente con un "Y Dios dirá mañana". Dicen los puristas que Enrique está matando lo que otros hicieron con honestidad y tremenda pureza. ¿Sería el cante cómo es en la actualidad si se hubiese respetado milimétricamente el legado de los predecesores, si ni una pauta o un matiz se hubiese añadido o pulido a lo ya hecho? ¿Hubiese dejado Antonio Mairena herencia tan grande si él mismo no hubiera roto moldes, recompuesto cantes, añadiendo personalidades? ¿Quizás no era Caracol para los puristas de su época el gran heterodoxo y, a la vez, el cantaor más genial y racial de su tiempo? ¿Tal vez Morente no ha sido el más exquisito recreador de la obra inmensa chaconiana? ¿No ofrece Morente con una voz limpia, fresca y natural una lección de armonía y belleza refrescando el mundo de las granaínas y malagueñas, de la hermosa parcela minera y del firmamento de la soleá y la seguiriya? ¿Tal vez fue un azar el poner al día un estilo de soleá apolá que ha levantado millones de palabras a favor y en contra de él y de Mairena?
Cuando el cante se levanta sobre los andamiajes de la pureza, entendida como libertad para la verdadera creación, la estructura es firme y no habrá de sucumbir ante el hacha de los mediocres. Sólo aquellos que se acercan al gozo con los ojos vírgenes, y limpios los oídos de las palabras de falsos profetas, podrán entusiasmarse con el nuevo génesis que este granaíno arrastra desde el alma para ofrecerla, con poder, entusiasmo y emoción, a un pueblo que, desde siempre, ha sentido el aluvión y acarreo de otros pueblos en su carne.
¡Ojalá y en esta verde y blanca Andalucía nacieran muchos "malditos" como este Enrique cantaor, y otros muchos "malditos" como yo para respetarles y aplaudirles sin temor a una inquisición tan indigna como innecesaria."
Hoy, Dios ha querido llevárselo a otros espacios dejándonos huérfanos de una voz irrepetible, de un saber ser y estar que sólo poseen las personas de gran corazón, huérfanos de un amigo al que siempre echaremos mucho de menos, y al que siempre recordaremos en su bondad y en el inmenso legado de su obra artística.
¡Descanse en paz quien nos ofreció tantos momentos de vida!
La esperanza no quiso echarnos una mano en esta ocasión tan sorprendente por inesperada, y sólo sabemos llorar esta desgracia, desgracia para su familia y para la gran familia del mundo flamenco en el que estamos inmersos.
Recuerdo que, el año 1994, la Peña La Platería hizo un libro en su homenaje para el que se me pidió mi colaboración, a la que titulé Morente "El Maldito" y del que entresaco algunos párrafos:
"Enrique, tal vez imitando el silencio de las aguas ocultas de Granada, es hombre que sabe callar con glorioso estoicismo sus triunfos y sus fracasos, los aplausos y las puñaladas hirientes. Ni quiere aparentar triunfalismos con alharacas ni heridas con cicatrices. Por él resbala la crónica del tiempo como por las hojas de un sauce la lluvia recién caida. Ni le empalagan los halagos ni le abofetean las críticas, como si hubiese un lema grabado en su frente con un "Y Dios dirá mañana". Dicen los puristas que Enrique está matando lo que otros hicieron con honestidad y tremenda pureza. ¿Sería el cante cómo es en la actualidad si se hubiese respetado milimétricamente el legado de los predecesores, si ni una pauta o un matiz se hubiese añadido o pulido a lo ya hecho? ¿Hubiese dejado Antonio Mairena herencia tan grande si él mismo no hubiera roto moldes, recompuesto cantes, añadiendo personalidades? ¿Quizás no era Caracol para los puristas de su época el gran heterodoxo y, a la vez, el cantaor más genial y racial de su tiempo? ¿Tal vez Morente no ha sido el más exquisito recreador de la obra inmensa chaconiana? ¿No ofrece Morente con una voz limpia, fresca y natural una lección de armonía y belleza refrescando el mundo de las granaínas y malagueñas, de la hermosa parcela minera y del firmamento de la soleá y la seguiriya? ¿Tal vez fue un azar el poner al día un estilo de soleá apolá que ha levantado millones de palabras a favor y en contra de él y de Mairena?
Cuando el cante se levanta sobre los andamiajes de la pureza, entendida como libertad para la verdadera creación, la estructura es firme y no habrá de sucumbir ante el hacha de los mediocres. Sólo aquellos que se acercan al gozo con los ojos vírgenes, y limpios los oídos de las palabras de falsos profetas, podrán entusiasmarse con el nuevo génesis que este granaíno arrastra desde el alma para ofrecerla, con poder, entusiasmo y emoción, a un pueblo que, desde siempre, ha sentido el aluvión y acarreo de otros pueblos en su carne.
¡Ojalá y en esta verde y blanca Andalucía nacieran muchos "malditos" como este Enrique cantaor, y otros muchos "malditos" como yo para respetarles y aplaudirles sin temor a una inquisición tan indigna como innecesaria."
Hoy, Dios ha querido llevárselo a otros espacios dejándonos huérfanos de una voz irrepetible, de un saber ser y estar que sólo poseen las personas de gran corazón, huérfanos de un amigo al que siempre echaremos mucho de menos, y al que siempre recordaremos en su bondad y en el inmenso legado de su obra artística.
¡Descanse en paz quien nos ofreció tantos momentos de vida!
Sí, es una pena, y además, una persona joven, que tenía mucho que hacer y crear. Descanse en paz.
ResponderEliminarAcabo de enbterarme de la noticia y al poner Canal Sur veo que tenemos el programa de Quintero como si tal cosa. No lo entiendo pero tal vez deberían haber puesto algo dedicado al maestro.
ResponderEliminarEl programa de Quintero no ha estado "como si tal cosa". Al inicio del programa han hecho una parte especial, dedicada a Morente y han anunciado que al terminar el programa de Quintero, que se lo han dedicado asimismo a Morente, iban a echar un documental especial sobre Morente. Ésta es la realidad.
ResponderEliminarNo he visto el inicio y, efectivamente, a esta hora están poniendo un documental especial sobre Morente. La antipatía que me produce el programa "flamenco" de Quintero me ha jugado una mala pasada. De cualquier manera y bajo mi punto de vista no es el programa adecuado para dedicar a todo un maestro del Flamenco; aunque sobre gustos...
ResponderEliminarPues me quedo con sentido y justo texto de Emilio, porque es tanta la inquina que le tengo al dichoso programa (cuidado el numerito de César Cadaval y el Pantoja de la semana pasada...) que esta noche no he visto ni el principio ni el final ni por medio. Esperaré a "Informe Semanal" o a cualquier programa de la 2 que, de seguro, dedicarán al llorado cantaor granaíno. Ya estará su maestro, Pepe el de la Matrona, contándole añejas historias y hablándole de viejos cantes...
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