Bien que lo siento, lectores, pero hemos vuelto al siglo XIX. La lacra del bandolerismo, para la que se necesitó nombrar a Julián Antero de Zugasti como gobernador de Córdoba, con poderes en los términos de las sierras sevillanas y malagueñas, ha vuelto. Pero, curiosamente, los bandoleros, aunque tienen nombres propios que salen cada día en la prensa, en la radio y la televisión, no tienen esos apodos de leyenda de "El Tempranillo", "El Garibaldino", "El Pernales" o los "Siete niños de Écija". Los bandoleros de esta primera década del XXI ya no son andarríos de trabuco y caballo por los lugares de Montoro, Cardeña o Villaviciosa en Sierra Morena, o por los de Lucena, Priego, Cabra o Rute por la Subbética. Estos no se esconden en la acogedora campiña sevillana como rezaba la leyenda: -¡Mátalo y vete a Utrera!. No, no, ¡qué va, hombre! Estos no se esconden, ni le temen a Zugasti, ni a los picoletos, ni a los jueces. Estos van en "audis" de alta gama acompañados de chóferes bien pagados. Los caballos de la remonta de Jerez, Córdoba o Écija los cambiaron por otros de alta cilindrada, y los trabucos, de los que no se desprenden nunca, ya no son aquellos de postas que había que cargar continuamente y con sumo cuidado. Estas armas las han cambiado por otras más persuasivas: por decretos leyes de medidas fiscales. Es decir, roban por la cara con la mayor impunidad para mantener sus prebendas. Y lo malo es que a aquellos a quienes roban con el nuevo trabuco no pueden defenderse.
Las arcas de sus alforjas están tan vacías de tantas mariscadas, de tantos portátiles de nueva generación, de tantos móviles para llamar a sus queridas, de tantos viajes en clase club, que de nuevo saltan al camino a atracar, pero con el trabuco del BOJA (Bandoleros Observadores de la Junta de Andalucía) en la mano. Y para "que no nos farte de ná, que no, que no" -a ellos, claro está- se inventan ahora una tasa sobre las bolsas de plástico que utilizamos en los supermercados para ir metiendo en ellas lo poquito que podemos comprar. Estos nuevos bandoleros se inventan un nuevo tipo impositivo de cinco céntimos por cada bolsa (ocho pesetas de las antiguas a partir del próximo enero) y diez para el ejercicio del 2012, y se lo inventan con la excusa de "tasa ecológica" para robar en un año 45,4 millones de euros. Si en verdad fuesen gobernantes y ecologistas prohibirían las bolsitas de marras y obligarían a utilizar las de papel, que sí que son reciclables. ¿Pero de dónde sacan entonces esos cuarenta y pico millones de euros para seguir viviendo como virreyes?
Las arcas de sus alforjas están tan vacías de tantas mariscadas, de tantos portátiles de nueva generación, de tantos móviles para llamar a sus queridas, de tantos viajes en clase club, que de nuevo saltan al camino a atracar, pero con el trabuco del BOJA (Bandoleros Observadores de la Junta de Andalucía) en la mano. Y para "que no nos farte de ná, que no, que no" -a ellos, claro está- se inventan ahora una tasa sobre las bolsas de plástico que utilizamos en los supermercados para ir metiendo en ellas lo poquito que podemos comprar. Estos nuevos bandoleros se inventan un nuevo tipo impositivo de cinco céntimos por cada bolsa (ocho pesetas de las antiguas a partir del próximo enero) y diez para el ejercicio del 2012, y se lo inventan con la excusa de "tasa ecológica" para robar en un año 45,4 millones de euros. Si en verdad fuesen gobernantes y ecologistas prohibirían las bolsitas de marras y obligarían a utilizar las de papel, que sí que son reciclables. ¿Pero de dónde sacan entonces esos cuarenta y pico millones de euros para seguir viviendo como virreyes?
Cuando vas a pagar el "chope" y las cuatro cositas que compramos, porque nos han dejado tiesos, ya tienes el trabuco en la espalda: La bolsa o la vida. Y claro, la vida, aunque muy achuchá, vale más que una bolsa..., y paganini.
El mito romántico del bandolero andaluz no se ha perdido. Lo tenemos de nuevo ante nuestras narices, mejor dicho, ante nuestras escuálidas carteras. Mañana, a uno de estos vividores se le ocurrirá que cuando andamos por las calles gastamos las losetas de granito que todo lo invaden, y qué menos que pagar diez euros al año si utilizamos zapatos de goma y quince si las suelas son de material. Y como el trabuco te lo sacan por un decreto ley de medidas fiscales, a pagar se ha dicho.
Si don Julián de Zugasti no vuelve de nuevo, estos bandoleros socialistas (?) nos dejan en pelotas sin bajarnos de la diligencia. Por la madre que me parió.
El mito romántico del bandolero andaluz no se ha perdido. Lo tenemos de nuevo ante nuestras narices, mejor dicho, ante nuestras escuálidas carteras. Mañana, a uno de estos vividores se le ocurrirá que cuando andamos por las calles gastamos las losetas de granito que todo lo invaden, y qué menos que pagar diez euros al año si utilizamos zapatos de goma y quince si las suelas son de material. Y como el trabuco te lo sacan por un decreto ley de medidas fiscales, a pagar se ha dicho.
Si don Julián de Zugasti no vuelve de nuevo, estos bandoleros socialistas (?) nos dejan en pelotas sin bajarnos de la diligencia. Por la madre que me parió.
Muy buena la traducción de la siglas de BOJA Emilio.
ResponderEliminarMi respuesta particular a la interrogación de socialistas? la tengo clara. El socialismo desapareció del escenario político que tenemos frente a nosotros, yo diría que desapareció toda la izquierda. Acabarán dando la razón a aquellos que dicen "son todos iguales". Esta es una expresión que jamás me gustó porque conocí a algún político honesto, que los hay aunque no lo parezca, pero como son "bichos raros" se encargan de mantenerlos al margen, cuando se dan cuenta de que no pueden comprarlos, porque por supuesto esa es la primera opción...
En fin, el próximo día que vaya a la compra llevaré mi propia bolsa y compraré un "canasto" de aquellos de mimbre que nunca debieron perderse, y con él iré a hacer la compra a la Plaza de abastos o al supermercado.
Y espero que muchas personas opten por la misma práctica a ver si en lugar de 45 millones nos roban unos cuantos menos.
Si usaran el ingenio que usan para robar en intentar paliar el paro, tal vez, otro gallo nos cantaría en éste país.
No sé qué tenemos que hacer para frenar a éstos ladrones de guante blanco disfrazados de políticos, pero si nuestro país sigue en sus manos terminaremos todos al son que marcaba Cecilia:
De las aras quietas
De las vendas negras
Sobre carne abierta
¿Quién pasó tu hambre?
¿Quién bebió tu sangre
Cuando estabas seca?
Mi querida España
Esta España mía,
Esta España nuestra
Está claro que yo no voy a pagar una bolsa. Ahora, que soy yo quien hago la intendencia, me llevaré unas bolsas de tela, de las de toda la vida. Me roban mucho con el IRPF, y ya no estoy dispuesto a pasar por el fielato para pagar a esta gentuza sus locuras.
ResponderEliminar¡Ya está bien!
Y eso de mi querida España lo cantó Cecilia maravillosamente y lo dices tú. Yo tengo vergüenza suma de haber nacido español.
Como decía George Bernard Shaw: "Los políticos y los pañales se han de cambiar a menudo... y por los mismos motivos"
ResponderEliminarAlgo tendremos que hacer para parar esto.
No digas eso Emilio. España va mucho más allá de los políticos.
ResponderEliminarEn todos los paises se cuecen las mismas habas, en Irlanda han bajado los sueldos, ha aumentado el paro y el iva lo han subido al 23%.
Yo soy tan patriota como creyente, osea nada, pero tengo mis raices. En Sevilla soy loreña, en Granada, sevillana, en Madrid andaluza y fuera de los límites de éste país siempre seré española.
Me da pena que pasen las cosas que están pasando, y rabia que parezca que a la mayoría de la gente le da como igual. Me avergüenza el pasotismo de la ciudadanía y me exaspera la impotencia que siento frente a algunos atropellos que se están cometiendo, por eso me pregunto cuál será el destino de nuestro país.
Este país que solemos llamar "de pandereta" y que ha regalado al mundo pintores de la talla de Murillo, Dalí, Picasso o Velázquez, grandes poetas como Lorca, Juan Ramón Jiménez, Miguel Hernández o Antonio Machado, insignes escritores como Cervantes o Unamuno y filósofos como Séneca, al que nuestros políticos deberían leer en aquello que dijo de " lo que las leyes no prohíben, debería prohibirlo la honestidad" y un largo etcétera...
No puede ser muy mala esta tierra que dió vida a y raices a tan ilustres personalidades, será que estamos en malas manos pero, sigo pensando que la esencia de un país va más allá de sus políticos, afortunadamente.
Gracias a Dios, como decís los creyentes.