Me he leído de un tirón el libro de Pérez-Reverte que recopila los artículos que ha escrito, hasta ahora, en la revista XLSemanal. Serán muchos los lectores que no gusten de los libros de este escritor cartagenero, y muchísimos más, como yo, los que hayan disfrutado con La tabla de Flandes, El Club Dumas, La piel del tambor, El maestro de esgrima o El asedio, amén de su serie sobre las aventuras de El capitán Alatriste. Se puede estar de acuerdo o no con sus novelas, pero lo que nadie me negará es la suma valentía que demuestra cada domingo en sus artículos.
En cada opinión dominical el autor se la juega, ya que España es un país que no gusta de las verdades a la cara, máxime cuando estas verdades sin retórica van dirigidas a aquellos que intentan gobernarnos sin saber, o como diría el autor: sin tener ni puta idea.
Un total de 196 artículos, que van desde los años 2005 a 2009, no nos dejan indiferentes porque son una auténtica lección de historia sin tapujos de lo que está pasando en nuestro país. Siempre es bueno encontrar una lengua que no esté comprada por el Poder y que diga las verdades del barquero denunciando los desmanes que se están cometiendo en nombre del progreso (?) y la idiotez de la llamada Alianza de Civilizaciones (?). Llamar hoy pan al pan, y vino al vino, cuesta muchísimo a nuestros más renombrados autores. Por eso se agradece que Pérez-Reverte lo haga sin tragarse una coma y sin escamotear ningún adjetivo duro.
Todos estos artículos nos van dejando profundas huellas y nos van consolidando como género humano inteligente y no como una panda de analfabetos, que es lo que el gobierno cree que somos todos sus súbditos. No me gustaría recomendar ninguno de ellos porque todos suelen marcarte, al menos para pensar que hay gente que opina como nosotros. Pero sí voy a señalar algunos que deben ser leídos cuanto antes: La osadía de la ignorancia; Ejercicio de memoria histórica; Nuestros nuevos amos; Aquí no se suicida nadie; Subvenciones, maestros y psicopedagilipollas; 900 euros al mes; Los fascistas llevan corbatas o Tontos (y tontas) de pata negra..., eso para empezar.
En nuestros días, uno se maravilla que un miembro de la Real Academia Española utilice las expresiones que media España está deseando utilizar contra este gobierno tan lleno de mediocres y arribistas. Arturo Pérez-Reverte, con una valentía tremenda en estos tiempos de tanto silencio, no duda en utilizar todos los vocablos que se recogen en el diccionario de nuestra lengua, que para eso él es uno de sus valedores, y le echa los cojones necesarios para utilizarlo en toda su extención cuando el asunto lo requiere.
Llamar al pan, pan y al vino, vino cuando uno tiene una posición privilegiada y sin problemas, no es demasiado difícil. Pérez-Reverte puede decir lo que quiera, sin que nadie le tosa y tiene una ambivalente posición, por un lado, contra el sistema y, por otro lado, plenamente integrado en el mismo. Es un "enfant terrible" que suelta toda clase de opiniones (por supuesto que, muchas de ellas, con razón) porque sabe que está ya por encima del bien y del mal. Como escritor no me convence y tiene alrededor suyo un tejido tan espeso que quizá se ha alejado ya del contacto con el mundo real. Supongo que no estaréis de acuerdo conmigo, pero es lo que pienso.
ResponderEliminarCreo que las situaciones privilegiadas sólo se ganan a pulso. Yo no tengo ninguna y, como él, tampoco tengo pelos en la lengua. Lo cierto es que me quedo con la valentía de Reverte antes que con el silencio de sus compañeros de Academia..., y de los escritores que no están en ella.
ResponderEliminarNo es verdad que sus compañeros de Academia estén en silencio. No están callados Rodríguez Adrados, Gregorio Salvador o Francisco Rico, que continuamente denuncian la mala situación de las Humanidades, por ejemplo. Tampoco está callado Antonio Muñoz Molina, cuya conciencia cívica y crítica se pone de manifiesto todas las semanas en su artículo de El País. No está callado José Luis Sampedro, que en sus conferencias deja clara la necesidad del compromiso ético de la sociedad en estos momentos; no está callado Luis Goytisolo siempre reinvidicando la urgencia de tender lazos con otros mundos que están llamando a nuestra puerta a través de la emigración; o Emilio Lledó, intelectual comprometido con la regeneración; o Carmen Iglesias y Margarita Salas que siempre intervienen en cuántos medios tienen para poner de relieve la necesidad de que la investigación en España tenga el sitio que merecen sus investigadores; y la misma voz crítica e independiente la veo en gente como Martín de Riquer, Luis Mateo Díez o Blecua... Esto es solamente una muestra, pero, salvo excepciones muy contadas, los académicos hacen una enorme tarea, sin remuneración, por la continuidad de las disciplinas, por el pensamiento, las ideas, la formación... Una tarea imprescindible. Y, además, expresan su compromiso con los problemas. Lo que pasa es que Pérez-Reverte lo hace de forma más llamativa, más espectacular, más mediática. Pero ¿quién puede negar la crítica que hay en el académico Mingote cuando publica a diario su chiste en ABC?
ResponderEliminarEn fin, querido Emilio, no estoy de acuerdo con tu apreciación y creo que Pérez-Reverte se beneficia de una corriente de simpatía por sus actuaciones llamativas. Y que conste que lo leo todas las semanas, aunque no puedo decir lo mismo de sus libros, aunque los compro no me enganchan.
Por supuesto que tú no tienes pelos en la lengua.
Me has dado toda una lección de conocimientos. Pero todo es según el color...
ResponderEliminar¡Bendita corriente de simpatía la que ha logrado llegar más al pueblo llano que cualquiera de las voces de sus compañeros!
No siempre todo lo que llega al pueblo llano es lo más valiente o lo mejor. Muchas veces llegan obviedades... y belenes-esteban, pero en fin, no quiero criticar más al pobre Pérez-Reverte, que, además, ha dedicado un libro al Cádiz asediado.
ResponderEliminarSin embargo, detrás de esos nombres vetustos de la Academia hay cada biografía y cada lucha que asombra...
Jamás ignoro el gran nivel intelectual y de compromiso de todos los miembros de la Academia, pero ignorar al pueblo llano, calificarlo como seguidores de belenes-esteban, a la que no conozco, es desconocer qué es y significa el pueblo llano. Yo lo soy, y me siento orgulloso de pertenecer a él. No olvides que tu tierra fijó para siempre, y por medio de un "mirabrás" toda la conciencia política de España: "Y a mí que me importa/ que un rey me culpe/ si el pueblo es grande y me abona,/ voz del pueblo..."
ResponderEliminarY Pérez-Reverte, querida Caty,aunque no te guste su obra, no es pobre. Ya quisiera yo tener el dinero que él se ha ganado con su intelijencia juanramoniana. Pero nadie me va a discutir que cojones son cojones y putas son putas. Y esas palabras del diccionario no suelen emplearse por los académicos para llamar a las cosas por su nombre.
Mi opinión sobre tan importante cuestión: Pérez-Reverte habla como nosotros, que somos pueblo, un pueblo preocupado, tan asustado como valiente, ante un feo panorama y que desconoce quiénes son la mayoría de sus compañeros porque, como buenos académicos, hablan para ellos mismos o para su audiencia más cercana, la que más le afecta. Leo, admirado, su artículo semanal que me produce, como a tantos, un alivio terapéutico. No sabría calibrar su magnitud como novelista, pero como escritor que sabe expresar sus ideas como quiere y llevarlas a donde quiere no tiene desperdicios. Poner en duda su calidad de escrito es tanto como decir que en la Academia ya entra cualquiera, y eso no les va a gustar nada a esos señores de la relación.
ResponderEliminarJamás puedo dudar de tu acertado comentario. Es más, me lo esperaba. A nuestra querida Caty lo que le pasa es que es universitaria renombrada. Ni tú ni yo hemos tenido la suerte, o la desgracia, creo que la inmensa suerte, de pasar por ese trago, donde se ahogan en tantos datos y superficialidad los que se erigen en salvadores de la Cultura: El pueblo a mí me ha enseñado/ más que trescientos ministros/ y doscientos abogaos.
ResponderEliminarNo hay mejor Universidad que la vida. Rinconete y Cortadillo, por ejemplo, fueron maestros en su "hacer". Me empalagan, como los dulces con miel, tanta sabiduría de los que creen llevar la razón en "razón" de sus doctorados. Y pido perdón a Caty por esta ironía que defiendo.
No he querido hablar de Pérez-Reverte como persona, sino manifestarme en favor de la valentía que tiene en cada artículo, posiblemente no escrito para la intelectualidad de Caty, pero sí para que el pueblo -al que sigo diciendo que pertenezco- nos indique las puertas de la libertad.
Quizás por un atisbo de complejo, siempre creí que el no pasar por la Universidad era una especie de espectro sombrío que puede hacerse notar en cualquier momento, que es un "cojeo" intelectual difícil de disimular. Lo digo por mi.
ResponderEliminarLo idóneo, está claro, es la conjunción, el cruce de las dos vías de conocimientos y escoger de ellas lo mejor en cada momento. Luego está la forma de pensar de cada cual.
Mi comentario no tiene nada que ver con la intelectualidad ni la universidad. He aludido a Mingote y no ha ido a ninguna universidad. Lo que yo quería decir es que, a veces, lo que más se conoce no siempre es lo mejor. Pasa con la música. Julio Iglesias es mil veces más conocido que Chano Lobato, pero ¿canta mejor? ¿es mejor artista?
ResponderEliminarTodo ello, por supuesto, sin quitarle mérito a Pérez-Reverte.
En cuanto a ese dilema universidad de la vida/universidad académica, creo que no debéis darle tanta importante. Hay universitarios a los que le ha "resbalado" el conocimiento como el agua sobre un impermeable. Y hay gente que no ha ido a la universidad que tiene un bagaje encomiable. Este último tipo de personas suele ser gente que ha leído mucho y que ha reflexionado mucho. En ese grupo estáis vosotros. Así que, no es un problema no ser universitario, pero tampoco debéis considerar que es un hándicap. Mi padre, que era una persona de gran inteligencia, elegancia y de formación autodidacta, como vosotros, tuvo una de las mayores alegrías de su vida cuando su hija mayor, en este caso yo, llegó a la universidad y logró sus títulos. Porque, siendo autodidacta, entendía lo importante que es el saber.
Así que, Emilio, no soy una intelectual (qué más quisiera) solamente una persona que cree que el conocimiento y el saber son la mejor patria que uno puede tener. Pero eso no indica que no admire, aprecie, quiera y considere a aquellos que, como vosotros o como mi padre, lograron formarse una personalidad reflexiva y plena de saberes, incluso sin ir a la universidad. Aunque cuando hablo, pienso o escribo, no puedo dejar atrás el bagaje que he ido adquiriendo con los años...pero espero por eso no ser tenida por una cursi, repipi, empollona...
Cualquier persona, al gozar de intelecto, es un intelectual: llámese mecánico de tractores o de coches, arreglamotos, industriales, hosteleros... Pero todos sabemos distinguir, "istinguí", como diría Manuel Torre. Yo no pisé la Universidad para estudiar y, sin embargo, he dado varias lecciones en ella (Córdoba y Sevilla) de flamenco. Ahora bien, me hubiese encantado estudiar una carrera.
ResponderEliminarY a mi, creo que ha quedado claro. Y me encanta tener amigos universitarios, porque han bebido en fuentes de donde me han transmitido conocimientos distintos.
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