sábado, 16 de octubre de 2010

DESDE MI TORRE: HACIA UNA NUEVA ESCLAVITUD


Evidentemente yo no soy economista, ni entiendo de los telares de la política, ni soy un experto en esa cosa que los poderosos se inventaron y a la que pusieron el nombre de globalización. Por lo tanto, fácil es que se me vea el pelo de la dehesa en el desconocimiento de muchas cosas sobre el mismo tema. Pero esa ignorancia sobre términos precisos no anula, para nada, mi capacidad de inteligencia para acercarme a lo que entiendo como injusticia, esa sí que global.

Sería muy fácil basarme en los trabajos de investigación periodística de Daniel Stulin sobre el llamado "Club Bilderberg", nombre con el que, desde 1954, se nombra a un grupo conjuntado en contra del comunismo y que se reunieron en este hotel de Holanda, que le dio nombre, para defenderse de los claros ataques contra el capitalismo.

Hoy, el comunismo, como se entendía en los tiempos de la llamada guerra fría, ha desaparecido. Detrás del "telón de acero" sólo quedan millones de muertos y una gran desesperanza para los que creyeron en él. Detrás de ese telón sólo estaban los tramoyistas, preparados para bajar el decorado adecuado a cada una de las épocas. No había nada. Tan nada era la nada que hoy en las principales capitales soviéticas sólo reina el capitalismo y las firmas de mayor poder en el mundo están instaladas en sus principales calles. Algo impensable hace treinta años.

El capitalismo es lo que triunfa hoy. El nuevo becerro de oro corre por todas partes. El mundo, más claramente que nunca, se divide en dos: en pobres y en ricos. Ya los pobres no son sólo los del continente africano, del que tanto y tanto, con guerras y más guerras entre etnias por ellos propiciadas, hablan en su contra los propios propulsores. Pero aún hay más: el mundo se divide por día entre míseros esclavos y riquísimos. ¿Qué sacan de ésto los que ya acumulan tanto poder y dinero que nunca podrán gastar?

Ellos marcan las crisis. Sólo a ellos les interesan. Digamos que el mundo está tan mal que se van a cerrar miles de empresas, que hay que trabajar bastante más y por menos dinero, que los precios de los alimentos no tienen más remedio que subir, y el de las viviendas, que un pobre con sólo pan y agua sabe hacer su camino, dicen, que lo suyo lo administramos mejor nosotros.

Este es el mundo que han fabricado estos señores que comenzaron con un proceso de timo que todos tuvimos que soportar: LA GLOBALIZACIÓN. Empezaron en Europa por subirnos un 66% nuestro gasto diario con la modernidad del euro. Nadie protestó. Nadie protesta. Nadie protestará. Y si lo hacen están puestas las medidas a emplear. Antes, cuando la clase trabajadora creaba sus propias empresas, talleres familiares, sus mínimos negocios, la economía subía y daba trabajo a mucha gente, subía el PIB, se provocaba un efecto inmediato de movimiento monetario y, lo más importante, la gente era feliz y acudía a sus trabajos respectivos con una generosidad sin límites en favor de la empresa que sabía remunerar bien su trabajo.

Hoy quieren hacernos esclavos. ¿Dónde está el dinero que debería circular por el mundo? ¿Se ha quemado, ha desaparecido? No. Está ahí, guardado en las arcas de los hoy día cuatro dueños del mundo, los que han conformado un trust -suena a truco ¿verdad?- para unir los capitales e imponer sus reglas monopolistas. Esto da mucho que pensar. Y no hay que ser demasiado listo para llegar a conclusiones que estamos padeciendo. ¿Por qué nadie lo dice? Porque el miedo vence la mayoría de las veces al pensamiento y la razón..., y hasta al hambre.

Sobre un tema de su tiempo, me quedo con la palabra sabia de Juan de Mairena sobre el difícil fracaso de una Sociedad de las Naciones. Decía Antonio Machado, el gran Machado:

"Algún día -habla Mairena en el café- se reunirán las grandes naciones para asegurar la paz en el mundo. ¿Lo conseguirán? Eso es otra cuestión. Lo indudable es que el prestigio de esa Sociedad no puede nunca menoscabarse. Si surge un conflicto entre dos pequeñas naciones, las grandes aconsejarán la paz paternalmente. Si las pequeñas se empeñan en pelear, allá ellas. Las grandes se dirán: no es cosa de que vayamos a enredarlas, convirtiendo una guerra insignificante entre pigmeos en otra guerra en que intervienen los titanes. Ya que no la paz absoluta, la Sociedad de las Naciones conseguirá un mínimum de guerra. Y su prestigio quedará a salvo. Si surge un conflicto entre grandes potencias, lo más probable es que la Sociedad de las Naciones deje de existir, y mal puede funcionar una Sociedad no existente".

Estos trusts de potentados ya han realizado lo que presumía el poeta, filósofo y profesor sevillano en 1936. Han acabado con los pigmeos y están acabando con todos los enanos que conformamos el pueblo, la masa trabajadora -aunque no me guste este término-, el potencial humano de sus riquezas. Ya todos somos esclavos, vivimos de la miseria, nos pagan con lo que quieren darnos, volvemos al mendrugo de pan y a un trozo de tocino añejo, a regalarles a cambio de casi nada nuestro pobre patrimonio, el derecho de pernada de nuestras mujeres e hijas -hoy, también hijos con tanto mariconeo circulante-, la posesión de nuestros huertos, el canto de nuestros canarios, las flores de nuestras macetas que no habrán de regar. ¿Y, ahora, qué? Ya lo tienen todo. Son los amos del mundo. ¿Y qué? ¿Inventarán una máquina para quitarnos el pensamiento, como quiso hacer Hitler? ¿Disfrutarán con poseer todo un mundo para ellos si todos nos habremos muerto o suicidado?

De tanta podredumbre y miseria, surgirán las ratas de todos los terrenos del mundo y habitarán sus palacios, y acabarán roídos por la propia ambición. Querían ser los dueños del mundo. Lo son, hoy día, porque la sociedad no quiere quitarse unos yugos que no merece. El capitalismo mal entendido tiene el mismo efecto que el comunismo de antaño. Uno y otro, por desgracia, se convierten en una dictadura que nadie entiende, ni soporta más de lo que un ser humano puede soportar.

El refrán siempre es sabio: "Ni mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista" Tanto y tanto poder: ¿para qué?

Está de manifiesto que, como carezco de los conocimientos que dije al principio, no puedo decir con la intelectualidad precisa para estos menesteres las cosas técnicas. Pero creo que no hay que ser demasido listo para entenderme bien.

7 comentarios:

  1. Mientras haya Belenes Esteban, Grandes Hermanos, y la people se deje consumir el cerebro, no seremos consecuentes de la realidad. Mientras el tal Diaz Ferrán se permita lanzar al viento una frase que bordea la estupidez supina y los medios de comunicación le den eco como si nada, seguiremos mirando hacia otro lado ( ¿ a la derecha, izquierda o centro...? ). Cuando llegue la hecatombe será tarde, y está aquí al laíto. Con ver como andan los comedores sociales, albergues, Hermanas que reparten comida y enseres...¡ Para qué continuar !

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  2. Me permito desde su blog, recordar, hoy que es el décimo aniversario de su asesinato, a Antonio Muñoz Cariñanos.

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  3. Es una pena que esto ocurra cuando todos sabemos que hay muchísimos grandes capitales por todo el mundo y que además los ricos, ahora también los políticos -de izquierda, derecha y centro- alardean de su gran estado de bienestar.
    No me extraña que para muchas personas la muerte sea una liberación.
    Gracias por recordarnos a todos el aniversario del asesinato de tan querido doctor. Ahí si supo Sevilla demostrar su vergüenza persiguiendo y acorralando al asesino.

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  4. Esa es la lucha, Emilio, David contra Goliat. Las televisiones privadas han servido para atontarnos; la prensa y la radio son la misma cosa porque están en las mismas manos: hay que descerebrar al personal. Se inventa y alimenta "la botellona", lo único que hoy une a la juventud, salvo cuando tienen que defender sus intereses, su derecho a un menor esfuerzo. Los políticos, sean del color que sean, son unos mandaos. Y como la sociedad no reacciona, salvo pequeños grupos, pues ya estamos como la ilustración que incluyes.
    El Comunismo no era la panacea para los problemas sociales del ser humano, aunque no hay que olvidar que la cultura, la sanidad, el deporte nunca estuvo mejor tratado. Pero, amigo, esto, que acaba de demostrar su gran fracaso (el neoliberalismo, la filosofía del Capital, la gran engañifa), no va a desaparecer como lo hizo el Comunismo; aquí la condena es perpetua. ¿O no?

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  5. Esto va para largo, para siempre, desgraciadamente. Ni la propia Iglesia hace ni dice nada por combatirlo: todo se queda en palabras, es otro Estado político más.
    Con la generación que nos siguió (la de José Luis, por ejemplo) se acabaron los ideales. Ahora esa juventud, una gran mayoría, sólo piensa en lo que tú bien dices. La otra, como está colocada en la gran secta del capitalismo, no quiere problemas.
    ¿Medios de comunicación, dices? ¿Existen? No hay mejor nombre para todos ellos que la eligió la antigua discográfica: "La Voz de su Amo". Antes las radios eran cercanas y cada provincia tenía sus propios espacios. Ahora es global, para que el mensaje de idiotez llegue a todos por igual. Da lo mismo ahora que escuches "Onda Cero", o cualquiera otra emisora, en Sevilla o en Gijón. Siempre saldrá el Carlos Herrera de turno, o la Otero, o la Gemio..., para contarte más o menos las mismas tonterías. Da igual que compres el ABC, o cualquier otro diario, en Córdoba o en La Coruña. Sólo cambian las mortuorias y dos paginitas locales...
    Cuando un país crea a una princesa popular como a la tal Belén Estéban, ponte en lo peor.
    Ninguna ideología es ya válida, al menos para mí, que tantas veces me han engañado con el truco del amendruco. Yo ya he vivido bastante, pero ¿qué futuro les espera a mis hijos y a mis nietos y a todos los hijos y nietos del mundo?

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  6. ¿ Futuro ? El presente camina con más pena que gloria. Si tomamos como ejemplo la Calle Pagés del Corro: Las hermanitas de la Caridad no dan abasto, incluso se colocó a un empleado de seguridad por una agresión recibida, la tienda de segunda mano compra-venta "Trueque" se está poniendo las botas y y diferentes negocios cierran de un día para otro( y no por jubilación).

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  7. Emilio Jiménez Díaz17 de octubre de 2010, 14:32

    Sé cómo está el comedor de las hermanas de la Caridad, y cómo están todos los comedores sociales de Cáritas y conventos en la Córdoba donde habito temporalmente. ¿Es éste el triunfo del socialismo?
    Aquí, cerca de casa, hay también una tienda dedicada a la compraventa de objetos. La gente está vendiendo todo porque no tienen para comer, empeñando sus alhajas, aceptando lo que le quieran dar, como cuando el célebre Monte de Piedad de Sevilla en la calle San José.
    De los comercios no hablemos. Sólo hay que darse una vuelta por las calles de la ciudad. Uno de mis ejercicios es fotografíar los locales que veo cerrados por mi zona y que eran prósperos hasta hace unos meses.
    ¿Arreglará alguien esta historia? Mucho me temo que no, desgraciadamente.

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