
Lo primero que habría que decir es que, aunque a regañadientes, el PSOE ha aceptado unas primarias. Esto es democracia. No es el dedo de Aznar señalando directamente a Rajoy como su sucesor. Para que Rodríguez Zapatero, a quien nadie conocía, llegase a la Moncloa, se hizo un congreso en el que, sorprendentemente, cayó el gran barón de Bono. Principios quieren las cosas. Ahora bien, dentro de los pensamientos dictatoriales que se mueven en el seno de lo que algunos entienden como democracia, a Zapatero la victoria de Tomás Gómez le ha tenido que sentar como una patada en las partes por do más duele el zapatazo, allí donde todos sabemos, donde el dolor se acusa tanto que te hace perder el sentido de la razón.
Tomás Gómez no ha querido ser un miembro más de la comparsa que pobremente se dirige desde la Moncloa, y ha querido hacer oír la voz de las bases. Trinidad Jiménez es un Goliat de la política, y máxime si aúpan su cuerpo -que parece de mujer criada en un colegio de las Irlandesas-, el propio Presidente y dos ministros de tanto poder como Rubalcaba y Blanco, ese que, como buen gallego -también lo fue Franco-, puede llevarse hablando seis horas seguidas sin decir nada y contestando con otra pregunta. ¿Qué ha pasado para que un pobre David, amenazado por la cumbre de su partido haya acertado con la pequeña piedra de la sinceridad -piedra redonda de León Felipe- en el corazón de la Moncloa?
Todos los libros tienen muchas lecturas. Yo la hice nada más leerme el guión. Después volví a releer y a marcar al margen las dudas. Por fin, sabía de seguro que Tomás Gómez ganaba. Se lo ha jugado el todo por el todo, hasta que lo echasen de su propio partido. Pero el pueblo, siempre sabio, le animó cuando disparó certeramente.
Y es que hoy, como nos pasará en el mañana próximo de las municipales y autonómicas, el pueblo, cansado de tantas promesas, sólo quiere un cambio. Pena, o no pena, que entrase una derecha que sólo se está manteniendo con la debilidad del contrario. Pero es que Zapatero ya no tiene capacidad para engañar ni siquiera a los suyos, que han sido lo únicos en votar en estas elecciones.
Tomás Gómez no ha querido ser un miembro más de la comparsa que pobremente se dirige desde la Moncloa, y ha querido hacer oír la voz de las bases. Trinidad Jiménez es un Goliat de la política, y máxime si aúpan su cuerpo -que parece de mujer criada en un colegio de las Irlandesas-, el propio Presidente y dos ministros de tanto poder como Rubalcaba y Blanco, ese que, como buen gallego -también lo fue Franco-, puede llevarse hablando seis horas seguidas sin decir nada y contestando con otra pregunta. ¿Qué ha pasado para que un pobre David, amenazado por la cumbre de su partido haya acertado con la pequeña piedra de la sinceridad -piedra redonda de León Felipe- en el corazón de la Moncloa?
Todos los libros tienen muchas lecturas. Yo la hice nada más leerme el guión. Después volví a releer y a marcar al margen las dudas. Por fin, sabía de seguro que Tomás Gómez ganaba. Se lo ha jugado el todo por el todo, hasta que lo echasen de su propio partido. Pero el pueblo, siempre sabio, le animó cuando disparó certeramente.
Y es que hoy, como nos pasará en el mañana próximo de las municipales y autonómicas, el pueblo, cansado de tantas promesas, sólo quiere un cambio. Pena, o no pena, que entrase una derecha que sólo se está manteniendo con la debilidad del contrario. Pero es que Zapatero ya no tiene capacidad para engañar ni siquiera a los suyos, que han sido lo únicos en votar en estas elecciones.
Muy acertado tu comentario. Esa señora madrileña de la risa perenne y absurda, encantada de la vida (¿de qué -o de quiénes- se ríen hoy los políticos), es un rostro más de lo que hoy nos echa pa´trás. La seguridad de su felicidad está en el sobre mensual. Así ríe cualquiera, claro que ellos (y ellas, todas esas que van a la misma peluquería de lujo) deberían ser minimamente consecuentes con el panorama del país y el drama de infinidad de familias de lo que ellos tenen gran parte de culpa. ¿De qué se ríen los políticos; hay risas y sonrisas irresposables. Las de los políticos lo son.
ResponderEliminarLo que más coraje te da de esta gente -a cuya mayoría le cuadra mejor la terminación de "uza"-, es que cree que toda la sociedad que está a sus pies es tonta, mema e inculta, y que está en la obligación de creerse todas sus patrañas.
ResponderEliminarEs muy difícil que a estas alturas estos nuevos virreyes engañen hasta al "Bobo de Coria" velazqueño, aunque ellos en verdad sí que tienen una corte a su alrededor trincando tela del telón, que son bobos de nacimiento pero listos a la hora de oler el dinero. España, sin más remedio, vuelve a sus antiguas historias. Hasta el Banco Mundial nos ha advertido hoy que podemos caer en el "corralito" argentino. ¿Cómo se come un socialismo con más de cuatro millones de parados y un futuro de quiebra económica?
A Tomás Gómez lo conocía en Madrid un 20% de la población. Ahora, gracias a las primarias, lo conoce el 90%.
ResponderEliminarLo cual que, como diría Umbral, al PSOE le viene de perlas.¿Qué es eso de que Gómez está "contra" Zapatero?
¿No será más bien que está a favor de Gómez?
¿Qué es eso de que el pueblo "siempre sabio" lo animó? No era el pueblo, eran los afiliados al partido que, como es normal, votan en clave de partido, cada cual con sus intereses.
Estos del PSOE son superlistos. Con eso de las primarias y de la supuesta lucha dan la impresión de que son la democracia misma y que van a cambiar las cosas. Hasta parece que han ganado el gobierno de la Comunidad.
Markéting del bueno, qué pedazo de cerebros...