martes, 22 de junio de 2010

CANCIONES POR NUESTRAS VIDAS: 1936-1950 (36)


El magisterio de doña Juan Reina con una copla en los labios es tan indiscutible que insistir en él constituiría un tópico. También lo sería recordar que en la voz señera y en la augusta belleza de esta hija de Sevilla respiró durante años toda la magia, todo el fervor de su ciudad única. Esto decía de ella Terenci Moix en su libro "Suspiros de España". Antonio Burgos, le dedicó una preciosa elegía a su muerte, en el diario El Mundo del 20 de marzo de 1999, diciendo entre otras cosas: Juanita Reina fue como una Monserrat Caballé de la copla. Había empezado de Juanita y ha muerto de Doña Juana, en el supremo trono de la última de las grandes estrellas de la canción andaluza, que en la época de sus grandes triunfos, de sus grandes películas, de sus grandes giras, era todavía el cuple. Y Manuel Francisco Reina, en su reciente libro "Un siglo de copla", nos dice lo siguiente: Su nombre está escrito con letras de oro en la historia del género de la copla, al que le fue absoluta y radicalmente fiel, y al que se entregó por entero, aunque por sus capacidades, podría haber hecho zarzuela, ópera o cualquier otro género que se hubiera propuesto.

Estas tres opiniones -en las que se mezclan lo augusto, el trono y el oro- nos van a dar pie para ir presentando poco a poco, a través de su obra, a quien fue durante más de medio siglo la reina de la copla. Nacida en la calle Parras, Juana Reina Castrillo estaba signada desde su nacimiento al mundo de los escenarios. Cuentan sus biógrafos que desde pequeña le encantaban las grandes artistas que tenía como referente: Estrellita Castro e Imperio Argentina, y que cuando contaba con tan sólo 11 años de edad ya cantaba en bautizos, bodas y fiestas familiares. Al parecer, la primera vez que actuó ante el público, sin saberlo la familia, fue en el Teatro Cervantes de Sevilla con 13 años en una función matinal organizada por Educación y Descanso, donde formó parte del coro de la zarzuela "La rosa del azafrán" del maestro Guerrero, logrando que el director le autorizara a interpretar una canción una vez finalizado el espectáculo, cantando la creación de Estrellita Castro "María Salomé". Puede decirse, pues, que fue esta canción la primera que interpretó la tonadillera de cuantas interpretaría a lo largo de su vida.

Su mismo padre, Miguel Reina, pescadero del mercado de la Feria, fue quien, no pudiéndose resistir a los deseos de su hija, le montó como pudo y supo su primer espectáculo, "Los Churumbeles" (1940). En este caso, fue su padre quien siempre acompañaba a su hija convirtiéndose además en empresario. Su primer espectáculo de variedades se estrenó en el Teatro San Fernando con las canciones de Naranjo: "La niña blanca", "El Cristo de los Faroles", "Los Churumbeles" y el pasodoble "La Lola". Tras una larga y exitosa gira por Andalucía, su siguiente paso fue trabajar en Barcelona en los finales de fiesta de los cines y en los mejores salones de espectáculos de la ciudad.

Estamos hablando, si la fecha de nacimiento en 1925 es la correcta, que Juanita Reina tenía tan sólo 15 años, los que me parecen pocos para que grabe su primer disco en "La Voz de su Amo" y protoganizase al año siguiente la película "La Blanca Paloma" (1941), basada en la novela del madrileño Alejandro Pérez Lugín "La Virgen del Rocío ya entró en Triana", producida por Florián Rey y dirigida por Claudio de la Torre. El estreno, con la presencia de la artista tuvo lugar el 3 de noviembre de 1942 en el Cine Callao de Madrid. O tuvo que ser una niña muy precoz para aquellos años o, verdaderamente, la fecha está equivocada en la voz de sus biógrafos. Todos sabemos que las mujeres, pero sobre todo las artistas, son muy dadas a introducir su nacimiento en las fechas que estiman conveniente. Recuerdo que mi madre era mayor que mi progenitor. Y mi padre, con esa guasa gorda que tenía, cada vez que salía el tema solía decir riéndose: ¡Nada, nada hijo, es que tu madre sólo cumple en los años bisiestos!

Dejando a un lado las bromas sobre el tema de las edades, porque en verdad es que no me cuadran las fechas con las realizaciones que llevó a cabo Juanita Reina, y dando siempre por ciertas las opioniones de sus estudiosos y más fervientes seguidores, lo cierto es que su padre habla con el trío de moda, Quintero, Rafael de León y Quiroga, para que a su hija le compongan canciones y le creen un espectáculo que habrá de llamarse "Tabaco y seda" (1942), que se estrenaría en el Teatro Reina Victoria de Madrid con un sensacional triunfo que corrió de boca en boca. En este estreno empieza ya a sonar una canción que se haría de las imprescindibles en el repertorio de la artista macarena: "Callejuela sin salía", que incluiría también más tarde en su montaje de "Solera de España" (1945) y en su película "Lola la Piconera" (1951), canción que habla, como en tantos temas más, de los amores que se consideraban ilícitos. De esta canción existen tres versiones muy diferentes: la que se grabó, la que la artista ofrecía en los escenarios y la que se arregló para la película. Intento escoger la versión original:

Había un anillo en tu mano/ cuando yo te conocí,/ por eso cerré los ojos/ al escucharte decir:/ Serrana, yo te lo juro/ por la gloria de mi madre/ si tú me quieres de veras/ no hay nadie que nos separe./ Y cuando tu mano, como una cadena/ fundida en la mía pa siempre quedó,/ sentí que tu anillo temblaba de pena/ pero pa ser buena no tuve valor.// Callejuela sin salida,/ donde yo vivo encerrá,/ con mi pena, mi alegría,/ mi mentira y mi verdad./ Me he perdido en la revuelta/ de una sortija dorá./ Ni estoy viva, ni estoy muerta,/ ni soltera, ni casá./ Y en mi calle sin salía,/ ya no puedo caminar,/ ni de noche, ni de día,/ ni p'alante, ni p'atrás.// El nombre que estaba escrito/ dentro del anillo aquel,/ vestido de negro luto/ se nos vino a aparecer./ Serrano, Dios te lo pague,/ así quería yo verte,/ ¡vivan los hombres cabales!/ Ya somos dos a quererte./ Y no hubo un reproche, ni un grito, ni un llanto,/ porque aquel anillo tenía razón,/ y yo que me muero de quererte tanto,/ te dije: anda y cumple con tu obligación.// Callejuela sin salía/ donde yo vivo encerrá,/ con mi pena, mi alegría,/ mi mentira y mi verdad./ Me he perdido en la revuelta/ de un sortija dorá./ Ni estoy viva, ni estoy muerta,/ ni soltera ni casá./ Y en mi calle sin salía,/ ya no puedo caminá,/ ni de noche, ni de día,/ ni p'alante, ni p'atrás./ La razón clavó mi puerta,/ no puedo entrar ni salir,/ ni estoy viva, ni estoy muerta,/ ni contigo, ni sin ti./ Y en mi calle sin salía,/ ya no puedo caminar,/ ni de noche, ni de día,/ ni p'alante, ni p'atrás.

Este espectáculo tuvo tal éxito que hubo de pasearse por toda España, adquiriendo otro notable en el Teatro Poliorama de Barcelona. Ya Juanita Reina, con unos compositores de lujo y con dos espectáculos en su currículum, y ayudada siempre por su padre, no era una promesa sino una artista muy consolidada a pesar de su juventud. En 1943, con un reparto de lujo en el que se encontraba Pastora Imperio, rueda la película "Canelita en rama" bajo la dirección de Eduardo García Maroto. Pero el cine, en el que se iría afianzando poco a poco, todavía no es su fuerte. Lo suyo son los espectáculos, y así lo demuestra, una vez más, con el estreno de "Solera de España" en el Teatro Fontalba de Madrid el 16 de enero de 1945. En él, entre otras canciones, interpretaba un pasodoble, lleno de alegría, de Quintero, León y Quiroga, que jamás dejó de llevarlo en su repertorio: "Francisco Alegre". Juanita Reina, con un empaque de gran actriz, recorría el escenario a golpes de abanico con una gracia inigualable, a la vez que no tenía igual su particular manera de manejar y arrastrar la bata de cola:

En los carteles han puesto un nombre/ que no lo quiero mirar./ Francisco Alegre ¡y olé!/ Francisco Alegre ¡y olá!/ La gente dice: ¡Vivan los hombres!/ cuando lo ven torear./ Yo estoy rezando por él/ con la boquita cerrá./ Desde la arena/ me dice: ¡Niña Morena!/ ¿Por qué me lloras,/ carita de emperadora?/ Dame tu risa mujer,/ que soy torero andaluz/ y llevo al cuello la cruz de Jesús/ que me diste tú...// Francisco Alegre, corazón mío,/ tiende tu capa sobre la arena del redondel./ Francisco Alegre tiene un vestío/ con un "Te quiero" que entre suspiros yo le bordé./ Torito bravo,/ no me lo mires de esta manera,/ deja que adorne/ tus rizos negros con su montera./ Torito noble, ten compasión,/ que entre bordao lleva encerrao/ Francisco Alegre, ¡y olé!, mi corazón.// En mi ventana tengo un letrero/ pa que lo venga a mirar,/ Francisco Alegre ¡y olé!/ Francisco Alegre ¡y olá!/ En el que dice: "Cuánto te quiero",/ Pero que pena me da.../ por culpa de otro querer/ no nos podemos casar./ Desde la arena/ me dice: ¡Niña morena!/ ¿Quién te enamora,/ carita de emperaora?/ Ya no te acuerdas, mujer,/ de este torero andaluz/ que lleva al cuello la cruz de Jesús/ que le diste tú.// (Refrán).

Mañana continuaremos con otro tema taurino, de los mismos autores, que jamás, por su belleza, pudo retirar Juanita Reina de su repertorio: "Capote de grana y oro", una de sus obras maestras.

(En la fotografía, Juanita Reina)

2 comentarios:

  1. En el barrio no cayó nada bien que el personaje de una trianera de pura cepa (Esperanza), de la novela de Pérez Lugín "La Virgen del Rocío ya entró en Triana" (primer verso de unas sevillanas famosas), lo interpretara una devota de la Macarena que -de manera insólita- hace gala de su militancia en una copla de las que canta en la película. Algún cristal del trianero cine Rocío saltó por los aires al segundo día de función. Y, desde luego, Juanita estaba entonces más cerca de los dieciocho que de los quince años de edad.

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  2. No fue, desde luego, el mejor papel que pudieron darle, y no me extraña, más en aquellos años, lo que pasó en el cine Rocío. Yo creo, como digo, que Juanita Reina tenía mucho más de 15 años.

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